Hay una única oportunidad en 11.000 años de llegar al planeta Sedna. Unos italianos quieren usar este motor nuclear

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Un
equipo
de
científicos
italianos
ha
trazado
un
plan
para
alcanzar
uno
de
los
objetos
más
lejanos
y
enigmáticos
de
nuestro
sistema
solar:
el
planeta
enano
Sedna.


Dos
opciones.

La
investigación,

prepublicada
en
arXiv
,
detalla
dos
conceptos
de
naves
espaciales
para
acortar
drásticamente
el
viaje
hasta
Sedna.
No
solo
con
el
objetivo
de
hacerlo
en
menos
tiempo,
sino
también
lo
suficientemente
rápido
como
para
llegar
antes
de
que
el
planeta
enano
vuelva
a
sumergirse
en
la
oscuridad
del
espacio
profundo
durante
miles
de
años.

Una
de
ellas
es
una
vela
solar
de
alta
tecnología
que,
según
los
investigadores,
podría
realizar
el
trayecto
en
apenas
siete
años.
La
otra
es
un

cohete
de
fusión
nuclear

que
lo
haría
en
unos
diez,
pero
con
una
gran
ventaja:
podría
entrar
en
órbita
una
vez
allí.


El
momento
es
clave.

El

planeta
Sedna
,
descubierto
en
2003,
tiene
una
órbita
extremadamente
excéntrica
que
dura
unos
11.000
años.
En
2076
alcanzará
su
perihelio,
el
punto
de
su
órbita
más
cercano
al
Sol,
aunque «cercano»
es
un
término
relativo:
estará
a
casi
11.000
millones
de
kilómetros,
unas
tres
veces
la
distancia
de
Neptuno
hasta
nuestra
estrella.

Es
una
oportunidad
única
en
milenios
para
enviar
una
sonda.
Con
la
tecnología
de
cohetes
actual,
un
viaje
así
requeriría
entre
20
y
30
años,
lo
que
obligaría
a
desarrollar
en
tiempo
récord
una
misión
increíblemente
compleja
y
de
alto
presupuesto.


La
alternativa
barata.

La
primera
opción
es

una
vela
solar
que
aproveche
el
empuje
de
los
fotones
del
Sol

para
propulsar
la
nave,
un
concepto
ya
probado
en
misiones
como

LightSail
2
de
la
Sociedad
Planetaria
.
Sin
embargo,
esta
vela
iría
un
paso
más
allá:
estaría
recubierta
de
un
material
que,
al
calentarse
con
la
luz
del
Sol,
liberase
moléculas
mediante
un
proceso
de
desorción
térmica
que
proporcionase
un
empuje
adicional.

Gracias
a
la
asistencia
gravitatoria
de
Júpiter,
esta
nave
ultraligera
podría
alcanzar
Sedna
en
apenas
siete
años.
La
gran
ventaja
es
que
no
necesitaría
cargar
con
el
peso
del
combustible.
La
desventaja
es
que
solo
podría
realizar
un
sobrevuelo,
pasando
rápidamente
por
Sedna,

como
hizo
la
sonda
New
Horizons
con
Plutón
.
Recogería
datos
valiosos,
pero
el
encuentro
sería
breve.


La
alternativa
ambiciosa.

La
segunda
propuesta
es
más
ambiciosa:
un
cohete
impulsado
por
el
motor
de
fusión
directa
que
ya
se
está
desarrollando
en
el
Laboratorio
de
Física
del
Plasma
de
la
Universidad
de
Princeton.
Este
motor
no
solo
generaría
empuje,
sino
también
energía
eléctrica
a
partir
de
una
reacción
de
fusión
nuclear
controlada,
ofreciendo
una
aceleración
continua
y
potente.

Un
viaje
con
el
motor
nuclear
llevaría
diez
años.
Aunque
es
más
lento
que
la
vela
solar,
tiene
un
premio
mayor:
la
capacidad
de
insertar
la
nave
en
la
órbita
de
Sedna,
haciendo
posible
un
estudio
a
largo
plazo
mucho
más
detallado
de
su
superficie,
su
composición
y
su
interacción
con
el
entorno
espacial
en
comparación
con
la
vela
solar.


¿Por
qué
Sedna?

No
solo
porque
es
un
objeto
transneptuniano,
un
cuerpo
helado
que
orbita
más
allá
de
Neptuno.
Su
superficie
rojiza
y
su
órbita
extrema
lo
convierten
en
una
reliquia
prístina
de
la
formación
del
sistema
solar.
Los
científicos
creen
que
Sedna
podría
contener
compuestos
orgánicos
y
hielo
de
agua,
los «ladrillos»
originales
de
los
planetas.

Dado
que
pasa
la
mayor
parte
de
su
tiempo
muy
lejos
del
Sol,
su
superficie
ha
estado
protegida
de
la
radiación
y
el
calor,
conservándose
casi
intacta.
Una
de
las
hipótesis
más
fascinantes
es
que
Sedna
podría
ser
un
exoplaneta
capturado
por
nuestro
sistema
solar
durante
un
encuentro
estelar
en
el
pasado.
Poder
analizar
su
composición
in
situ
sería,
literalmente,
estudiar
material
de
otro
sistema
estelar
sin
salir
del
nuestro.

Imagen
|
Cswancmu
(CC)

En
Xataka
|

La
propulsión
electronuclear
y
por
fusión
nuclear
son
las
opciones
de
la
ciencia
para
llevarnos
al
espacio
profundo