Hay un fascinante documental sobre la vida secreta de Prince de más de 9 horas. Puede que nunca vea la luz pública

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60

Prince
es

uno
de
los
mayores
artistas
que
ha
dado
la
música
pop
.
Su
éxito
trascendió
fronteras,
y
sus
excentricidades
absorbieron
su
personalidad
hasta
convertirle
en
un
recluso
de
su
propio
talento,
perfeccionista
hasta
la
neurosis.
Hasta
la
fecha
solo
un
documentalista
galardonado
con
el
Oscar

ha
rascado
las
múltiples
capas
del
ídolo
del
pop
para
dar
como
fruto
un
mastodonte

audiovisual
de
nueve
horas.
El
problema:
puede
que
no
lleguemos
a
verlo
nunca.

Detrás
del
proyecto
de
este
documental
definitivo
sobre
Prince
estaba
Netflix:
en
2019,
Lisa
Nishimura,
vicepresidenta
de
películas
y
documentales
independientes
de
la
plataforma,
contactó
con
Ezra
Edelman.
Era
el
flamante
ganador
de
un
Oscar
con
una
producción
que
se
adentraba
durante
cinco
meticulosas
horas
en
otra
figura
clave
(aunque
por
razones
muy
distintas)
para
la
comunidad
negra
estadounidense:

el
título
de
su
documental
era ‘OJ
Simpson:
Made
in
America
‘.
Para
este
nuevo
encargo,
contaría
con
un
material
nunca
antes
visto:
el
sinfín
de
grabaciones
inéditas
y
material
de
todo
tipo
que
se
ocultaba
en
el
sótano
de
la
casa
de
Prince,
y
que
los
expertos
conocen
como «La
bóveda».

Tal
y
como
cuenta
The
New
York
Times
en
su
artículo
‘El
Prince
que
nunca
conocimos’
,
Netflix
llegó
a
pagar,
según
gente
familiarizada
con
las
negociaciones,

decenas
de
millones
de
dólares
a
los
herederos
del
artista
para
acceder
al
archivo
.
Eso
les
proporcionaba
el
compromiso
de
los
herederos
de
que
director
y
plataforma
tendrían
derecho
a
un
montaje
final
del
documental,
producción
que
solo
sería
revisada
por
los
dueños
de
los
derechos
para
asegurarse
de
que
no
incluía
ninguna
incorrección
o
falsedad.
Las
posibilidades
eran
demasiado
tentadoras:
Prince
había
sido
un
artista
excepcionalmente
celoso
de
su
intimidad
y
sus
procesos
creativos,
y
aún
hay
multitud
de
interrogantes
en
torno
a
su
persona.

Quién
era
Prince

El
documental
pretendía
responder
a
todos
los
enigmas
que
siempre
le
han
rodeado.
Entre
otros:
¿qué
fue
aquello
de

cambiarse
el
nombre
legal
por
un
símbolo
?
¿Han
sido
explicados
todos
los
innumerables

choques
de
Prince
con
Warner
Bros.

para
recuperar
la
propiedad
de
su
material
sonoro?
¿Valieron
la
pena
todos
aquellos
excéntricos

stunts

como
salir
a
tocar
con
un
llamativo «Slave»
(esclavo)
pintado
en
la
frente?
La
carrera
de
Prince
a
menudo
ha
sido
tachada
de
irregular,
donde
se
daban
cita
indiscutibles
obras
maestras
con
discos
complicados
de
abordar,
que
rozaban
lo
experimental.
¿Cómo
funcionaba
su
proceso
creativo?
Y
sobre
todo…
¿por
qué
parecía
haber
dos
Prince,
estando
uno
de
ellos
solo
a
la
vista
cuando
el
artista
desaparecía
de
la
luz
pública,
un
Prince
que
muy
pocos
conocían?

Edelman
confiaba
en
que
podría
poner
en
pie
el
documental
con
todo
ese
material,
pero
después
de
revisarlo
se
llevó
una
desagradable
sorpresa:

toda
esa
infinidad
de
música,
imágenes
y
grabaciones
no
era
tan
buena
como
esperaba
.
Sí,
había
miles
de
horas
de
grabaciones
inéditas
de
conciertos,
de
tomas
alternativas
de
las
canciones
que
habían
dado
la
fama
a
Prince,
muchísimo
material
fotográfico
y

making
ofs

de
los
discos
y
los
conciertos.

Había
también
material
impagable,
como
la
grabación
en
16
mm.
de
los
conciertos
de
su
disco
de
1981 ‘Controversy
y
uno
de

sus
últimos
directos

acompañado
solo
de
un
piano
en
2016.
Pero
lo
que
no
había
era
demasiado
material
personal:
era
un
excelente
archivo
del
Prince
artista,
pero
como
dice
uno
de
los
editores
del
documental
en ‘The
New
York
Times’, «no
era
muy
diferente
de
una
cuenta
de
Instagram
o
una
página
de
Facebook».
Necesitaban
averigurar
más
sobre
la
persona,
porque
material
sobre
el
personaje
tenían
de
sobra.

La
solución,
obviamente,
era
hacer
entrevistas
a
todo
tipo
de
personas
vinculadas
personalmente
a
Prince.
Y
no
fue
fácil,
porque
no
recibían
más
que
negativas,
lo
que

llevó
a
Edelman
a
pensar
que
había
un
secreto
oscuro
en
la
vida
privada
de
Prince

que
la
gente
más
cercana
a
él
quería
ocultar.
Tras
meses
de
duro
trabajo,
todo
tipo
de
profesionales
vinculados
a
Prince
(miembros
de
su
banda,
técnicos
de
sonido,
guardaespaldas,
novias,
amigos,
ejecutivos
de
discográficas
e
incluso
su
propia
hermana)
accedieron
a
grabar
un
total
de
más
de
70
entrevistas.

Contrariamente
a
lo
que
Edelman
pensaba
en
un
principio,
no
había
grandes
secretos
ni
personalidades
ocultas
que
los
entrevistados
estaban
intentado
esconder.
Cada
uno
de
ellos
habló
entre
10
y
12
horas
y
el
director
llegó
a
la
conclusión
de
que
todos
se
encontraban
en
un
punto
de
insólita
dependencia
del
artista,
al
que
temían
tanto
como
querían
proteger.
El
proyecto
se
fue
alargando
en
el
tiempo,
hasta
que
en
su
cuarto
año
de
desarrollo,
tal
y
como
cuenta
el
artículo
de ‘The
New
York
Times’,
el
director
dio
con
la
clave
al
entrevistar
a
Wendy
Melvoin
y
Lisa
Coleman,
guitarrista
y
teclista
de
la
banda
de
Prince,
Revolution,
en
su
momento
de
mayor
brillantez
creativa,
cuando
grabó
discos
como ‘1999’
o ‘Purple
Rain’.

Qué
se
ve
en
el
documental

El
documental,
descrito
a
fondo
en
el
completo
artículo,

ofrece
un
retrato
poliédrico
y
complejo
del
cantante
y
compositor
:
tenía
un
lado
femenino
muy
acusado
(a
veces
cantaba
desde
la
personalidad
de
un
alter
ego
que
difuminaba
géneros),
pero
a
la
vez
era
controlador
y
manipulador.
Inició
una
relación
con
la
gemela
de
Melvoin
(la
guitarrista
era
lesbiana
y
pareja
de
Coleman),
y
durante
un
tiempo
prohibió
que
las
hermanas
se
vieran,
controló
sus
llamadas
y
le
prohibió
salir
de
casa.
Y
sin
embargo,
todos
los
que
aparecen
en
el
documental
hablan
de
una
fragilidad
extrema,
una
falta
de
confianza
en

mismo
derivada
de
maltratos
infantiles
y
de
haber
sido
expulsado
de
su
hogar
a
muy
temprana
edad.

El
documental
también
profundiza
en
un
hecho
traumático
en
la
vida
de
Prince,
la
muerte
de
su
hijo
poco
después
de
que
su
mujer
diera
a
luz.
El
documental
lo
usa
(con
las
declaraciones
de
la
madre,
que
ahora
ronda
los
cincuenta
años)
como
símbolo
de
la
eterna
contradicción
de
Prince
entre
su
reclusiva
y
secreta
vida
privada
y
su
brillante
faceta
pública.
Por
ejemplo,
el
matrimonio
dio
una
entrevista
a
Oprah
para
promocionar
su
nuevo
disco,
apenas
horas
después
de
que
la
madre
perdiera
al
bebé,
y
cuando
aún
no
se
había
hecho
pública
la
tragedia.

El
equipo
del
documental
aún
se
enfrentaría
a

otro
obstáculo,
más
allá
de
la
compleja
personalidad
de
Prince
,
después
de
llegar
a
un
montaje
provisional
de
nueve
horas
en
primavera
de
2023.

Su
legado
y
la
administración
de
éste

siempre
ha
estado
sumido
en
el
caos,
ya
que
implica
guerras
fraticidas
entre
su
hermana
Tyka
y
cinco
hermanastros.
El
documental
tardó
tanto
en
realizarse
que
quien
negoció
los
derechos
con
Netflix,
un
fondo
controlado
por
un
banco,
no
era
quien
los
poseía
cuando
el
documental
estuvo
acabado
(ahí
ya
pertenecían
a

Primary
Wave
,
una
compañía
compuesta
por
varios
herederos,
un
productor
y
un
abogado
que
habían
trabajado
ocasionalmente
con
el
artista).

A
Edelman
se
le
vetó
el
uso
de
los
archivos
sin
demasiadas
explicaciones,
más
allá
de
que
los
herederos
no
estaban
contentos
con «el
contenido
ni
el
tono».
En
marzo
de
2023,
la
principal
valedora
del
director
en
Netflix,
Lisa
Nishimura,
fue

despedida
tras
reestructuraciones
y
despidos
en
la
compañía
,
movimientos
internos
que
fueron
entendidos
por
muchos
expertos
como «la
señal
de
un
cambio
en
la
estrategia»
de
la
plataforma.
Edelman
recibió
17
páginas
de
notas
con
cambios
que
los
herederos
querían
que
se
llevaran
a
cabo.

El
abogado
en
representación
de
los
herederos
acabó
dando
carpetazo
al
asunto,
en
una

renuncia
a
desvelar
las
múltiples
facetas
de
Prince
que
tiene
algo
de
reivindicación
racial

(según
algunas
voces
críticas
de
las
que
se
hace
eco
Janina
Edwards,
autora
del
artículo
de ‘The
New
York
Times’,
que

ha
visto
las
nueve
horas
de
documental,
este
tipo
de
análisis
detallados
y
algo
destructivos
de
los
iconos
nunca
se
hace
con
personalidades
del
pop
de
raza
blanca;
es
inevitable
pensar
en
el
caso
de
Michael
Jackson).
Hay
una
explicación
más
prosaica,
que
también
explica
Edwards:
el
abogado
teme
que
el
contenido
del
documental
pueda
llevar
a
una
cancelación
de
Prince
que
devalúe
su
legado.
Al
final,
se
agarran
a
legalismos:
por
contrato,
los
herederos
pueden
paralizar
el
lanzamiento
del
documental
si
dura
más
de
seis
horas,
y
eso
han
hecho.
Edelman
se
niega
a
recortarlo.

Una
vez
más,
los
perjudicados
son
los
aficionados,
porque
los
misterios
de
la
personalidad
de
Prince,
misterios
que
nos
darían
un
retrato
del
genial
músico
ajeno
a
misticismos
y
secretos,

seguirán
ocultos
.
Si
es
por
proteger
su
legado
o
por
cuestiones
meramente
pecuniarias
es
algo
que
quizás
nunca
lleguemos
a
saber
del
todo,
pero
está
claro
que
esas
nueve
horas
merecerían
salir
a
la
luz.
Y
es
que
no
podemos
tener
nada
bonito.
Incluso
lo
menos
bonito
(pero
necesario)
también
se
nos
arrebata.

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