La
historia
de
nuestro
planeta
tal
y
como
lo
conocemos
podría
haber
comenzado
con
un
impacto
entre
dos
planetas
primigenios
en
nuestro
sistema
solar,
Gaia
y
Theia.
Es
gracias
a
este
impacto
que
tenemos
una
Luna
y
también
podríamos
tener
que
agradecer
a
este
impacto
otra
característica
fundamental
de
nuestroa
Tierra:
la
tectónica
de
placas.
Choque
y
movimiento.
A
través
de
modelos
geodinámicos,
un
grupo
de
investigadores
del
Instituto
Tecnológico
de
California
(CalTech)
ha
llegado
a
la
conclusión
de
que
el
choque
entre
Gaia
y
Theia
que
daría
lugar
a
la
Tierra
moderna
y
a
la
Luna
fue
determinante
en
que
nuestro
planeta
tenga
hoy
en
día
unas
placas
tectónicas
dinámicas.
Los
“continentes
sumergidos.”
El
estudio
parte
de
las
llamadas
Grandes
Provincias
de
Baja
Velocidad
(LLVP).
Se
trata
de
dos
grandes
masas
de
roca
situadas
en
el
fondo
del
manto
de
la
Tierra,
descubiertas
en
la
década
de
1980.
Estas
masas
tienen
características
geoquímicas
que
las
diferencian
del
resto
del
manto
terrestre.
Deben
su
nombre
a
este
hecho,
ya
que
las
ondas
sísmicas
se
ralentizan
cuando
las
atraviesan
en
comparación
con
el
resto
del
manto.
Un
estudio
publicado
hace
unos
meses
señalaba
que
estas
grandes
masas
eran
los
posibles
remanentes
de
Gaia,
el
planeta
que
chocó
contra
la
“prototierra”
(Theia
o
Tea).
Parte
de
la
materia
liberada
tras
el
impacto
habría
acabado
uniéndose
gravitacionalmente
y
dando
forma
a
la
Luna.
Los
restos
de
Gaia,
por
su
parte,
habrían
acabado
“devorados”
dentro
de
la
Tierra.
Geodinámica.
El
nuevo
estudio
parte
de
esta
hipótesis.
El
equipo
partió
de
este
evento
a
la
hora
de
formular
sus
modelos
geodinámicos
y
crear
una
simulación
de
lo
ocurrido.
El
equipo
utilizó
la
información
que
tenemos
sobre
la
composición
de
las
LLVP
para
también
comprender
cómo
estas
afectaban
a
la
circulación
térmica
en
el
manto
terrestre.
Concluyeron
que,
al
resquebrajar
la
superficie
del
planeta,
el
impacto
podría
haber
permitido
la
sucesión
de
movimientos
de
subducción
entre
las
distintas
placas
que
“flotan”
sobre
el
manto
terrestre.
El
cristal
de
circonio.
El
equipo
señala
que
esta
hipótesis
podría
explicar
los
minerales
más
antiguos
de
la
Tierra,
los
cristales
de
circonio.
Según
explican,
estas
formaciones
habrían
sido
formadas
por
estos
movimientos
de
subducción
hace
más
de
4.000
millones
de
años.
Los
detalles
del
estudio
fueron
publicados
recientemente
en
un
artículo
en
la
revista
Geophysical
Research
Letters.
Ciencia
aún
por
asentar.
El
hecho
de
que
este
trabajo
se
haya
articulado
partiendo
de
una
hipótesis
aún
por
demostrar
limita
nuestra
capacidad
para
dar
por
zanjado
el
asunto.
Adentrarnos
en
los
primeros
cientos
de
millones
de
años
de
nuestro
planeta
es
extremadamente
difícil.
El
registro
geológico
es
muy
limitado
en
estos
casos.
Si
excluimos
meteoritos,
rocas
que
no
se
formaron
en
nuestro
planeta,
las
muestras
más
antiguas
de
las
que
disponemos
rondan
los
4.000
millones
de
años.
Es
uno
de
los
motivos
por
los
que
muestras
extraídas
de
fuera
de
la
Tierra,
como
las
muestras
de
Bennu
o
el
regolito
lunar
que
traemos
de
nuestro
satélite
sean
de
tal
importancia.
Incluso
si
lo
que
queremos
comprender
es
nuestro
planeta.
En
Xataka
|
La
Luna
es
40
millones
de
años
más
antigua
de
lo
que
pensábamos.
Lo
sabemos
gracias
a
unas
antiguas
muestras
Imagen
|
Simulación
de
los
efectos
del
impacto.
NASA
Ames
Research
Center