Los recién nacidos y lactantes pequeños lloran con frecuencia. Interpretar este llanto puede ser muy difícil. ¿Será hambre? ¿Será sueño? ¿o serán los temidos cólicos? ¿Tendrá gases? Los cólicos y los gases se consideran culpables muchas veces pero, ¿es eso cierto? Y, ¿es lo mismo tener gases que cólicos?
¿Qué son los gases?
Cuando hay un exceso de aire en el intestino hablamos de flatulencia, que popularmente se conoce como «tener gases». Este acúmulo de aire en el intestino pueden generar dolor por distensión de las asas intestinales, si no se mueve bien o queda atrapados. Pero, ¿de dónde viene este gas? El aire en el intestino proviene principalmente de dos vías: lo que tragamos y lo que se genera en el propio intestino.
Respecto a la primera, los bebés pueden tragar aire mientras comen (muy raro si toman lactancia materna exclusiva pues en el pecho no hay aire) o mientras lloran, por ejemplo. En niños más mayores, el aire puede provenir también de bebidas gaseosas, si comen con mucha ansia o si mascan chicle.
Respecto a la segunda vía, determinadas bacterias intestinales generan gas al descomponer la comida. Hay determinados alimentos más susceptibles de generar gases:
- Los que contienen rafinosa: principalmente las legumbres, pero también contienen rafinosa las coles de Bruselas, el repollo, los espárragos y algunos cereales.
- Los que contienen lactosa: leche, queso, yogures
- Los que contienen sorbitol. El sorbitol está presente de manera natural en algunas frutas (pera, manzana, ciruelas) y de manera artificial en numerosos «productos sin azúcar».
- Los alimentos ricos en fibra soluble: como las legumbres y los cereales integrales.
En los bebés que toman lactancia materna exclusiva, el aire no pasa a través del pecho. No hay ningún alimento que tome la la madre que pueda generar gases en el bebé. Las madres lactantes pueden realizar una dieta normal y variada.
También puede suceder, aunque de manera menos frecuente, que aparezca exceso de aire si sufrimos alguna enfermedad que dificulte la absorción de determinados nutrientes; es el caso de la intolerancia a la lactosa o la enfermedad inflamatoria intestinal. También aparecerá flatulencia si existe una dificultad para absorber el aire generado en el intestino, como una obstrucción intestinal o cuando haya una alteración en la motilidad del intestino, como en la esclerodermia o tras la toma de algunos medicamentos.
Hablamos de cólico del lactante cuando hay llanto de más de tres horas al día, más de tres días a la semana y durante más de tres semanas.
¿Qué entendemos por cólico del lactante?
La definición del cólico del lactante es llanto de más de tres horas al día, más de tres días a la semana y durante más de tres semanas. Es típico que el llanto aparezca a última hora del día (tarde-noche). Habitualmente los cólicos del lactante se inician en torno a la tercera semana de vida y desaparecen hacia el cuarto mes.
Aunque muchos los achacan a inmadurez intestinal y/o dificultad para expulsar los gases, lo cierto es que no está claro. También hay hipótesis que apuntan a una alteración de la flora intestinal, un excesivo cansancio (relacionándolo con la melatonina) o un exceso de estimulación. En un porcentaje pequeño de casos, los cólicos podrían deberse a una alergia a la proteína de la leche de vaca.
Gases y cólico del lactante no es lo mismo. Los cólicos podrían deberse a gases pero no se sabe con certeza y puede haber otros mecanismos implicados. Además, los cólicos aparecen típicamente entre la segunda o tercera semana de vida y el cuarto mes y los gases podrían aparecer en cualquier momento.
¿Cuándo acudir al pediatra?
Sabemos que los cólicos son una entidad benigna que desaparecerá con el tiempo pero a veces resulta difícil distinguir, especialmente las primeras veces, si el llanto de nuestro bebé se debe a los cólicos del lactante o tiene alguna otra causa que deba ser tratada.
Los bebés con cólicos son bebés sanos, comen bien, engordan como les corresponde y hacen deposiciones normales. Salvo en los episodios de llanto, están contentos y duermen bien.
Si, por el contrario, nuestro bebé no gana peso con normalidad, rechaza el alimento, está irritable durante todo el día, el llanto no cede en 2 ó 3 horas y/o se acompaña de palidez, sudoración o decaimiento, asocia vómitos, deposiciones con sangre o fiebre, debemos consultar. La hoja para padres de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) puede ser de utilidad.
¿Qué hacemos para aliviar los cólicos del lactante?
Como no sabemos con exactitud la causa que los origina, no disponemos actualmente de un tratamiento que resulte eficaz.
Brazos y masajes. A la mayoría de los bebés les reconforta estar en brazos; algunos se calman si los cogemos boca abajo, con nuestra mano en su abdomen. También podemos darles un suave masaje. Aunque a veces resulta muy difícil, pues es duro oír llorar a nuestro bebé desconsoladamente, conviene que nosotros estemos calmados. En alguna ocasión necesitaremos pedir ayuda; también podemos turnarnos con nuestra pareja para tratar de descansar ambos.
Porteo y paseo. El porteo suele ser de ayuda en los bebés con cólicos. Otros prefieren un paseo en coche o que los mezan en la hamaca.
Correcto enganche al pecho. Respecto al exceso de aire, en los bebés que toman lactancia materna debemos asegurarnos que el enganche es bueno y que no escuchamos chasquido. Dentro del pecho no hay aire, por lo que si el enganche es bueno, el bebé no debería tragar aire.
Biberones anticólicos. En el caso del biberón, existen algunos biberones específicos para cólicos que podrían ayudan a reducir el aire que queda dentro. Tras la toma, podemos dejar al bebé semiincorporado unos minutos para que elimine los gases eructando.
Comer con calma. Los bebés que comen con mucha ansiedad tragan más aire. Es importante que sepamos interpretar las señales de hambre y le alimentemos cuanto antes. El llanto intenso es ya una señal tardía. También puede ser de utilidad calmarle antes de ofrecerle el alimento (en brazos, con chupete…).
¿Se pueden tratar los cólicos con medicamentos?
Siguiendo la hipótesis de la alteración de la flora intestinal, se ha tratado a los bebés con probióticos. Aunque tomar probióticos no ha demostrado prevenir la aparición de los cólicos, sí parece disminuir el tiempo de llanto (y eso, para unos padres, ya es mucho).
Existen además muchos otros productos comercializados, incluyendo homeopatía e infusiones, para tratar los cólicos pero no se ha demostrado su eficacia. Algunas plantas naturales, como el anís estrellado, pueden resultar muy peligrosas. Así que, si pensáis que vuestro bebé tiene cólicos, os recomiendo que consultéis con vuestro pediatra antes de empezar a darle ningún remedio.
En los casos (son pocos) en los que el pediatra diagnostique a nuestro bebé de una alergia a las proteínas de la leche de vaca, los síntomas mejorarán al cambiar de fórmula (a leche hidrolizada) o, en el caso de lactancia materna, cuando la madre realice una dieta exenta de leche de vaca y derivados.
Por último recordar que, aunque resulte desesperante y agotador tener un bebé con cólicos, es algo benigno que desaparece con el tiempo (en la inmensa mayoría antes de los cuatro meses), así que debemos tener paciencia.
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