La Fase 4 de Marvel arrancó hace unos meses con ‘Viuda Negra’, una película que tenía más de despedida que de cualquier otra cosa. Luego fue el turno de ‘Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos’, una aventura de presentación que destacaba más por el uso de elementos propios del cine de artes marciales que por cualquier otra cosa. No ha sido hasta ‘Eternals’ cuando la cosa realmente empezará a despegar a partir del próximo 5 de noviembre, o al menos en cierto sentido.
Es verdad que la nueva película de Chloé Zhao también tiene mucho de introducción, ya que no conocíamos de antemano a ninguno de sus protagonistas, pero aquí las ramificaciones son mayores y se opta por un enfoque diferente al habitual en el cine de Marvel. Sí que hay espectáculo visual, pero es una película que apuesta más por lo emocional sin terminar de dar de todo el paso necesario para llegar a brillar.
Singular dentro de Marvel
Seguro que recordáis que las primeras opiniones que salieron de ‘Eternals’ la comparaban con ‘La liga de la justicia de Zack Snyder’, algo que tiene su sentido, ya que aquí también existe cierta solemnidad asociada a unos personajes a su manera a caballo entre ser superhéroes y dioses. Por ello, el apartado mitológico tiene una presencia más fuerte de lo habitual en Marvel, lo cual se traduce a su vez en una narrativa más ambiciosa.
Ojo, no esperéis aquí grandes filigranas, pero sí más de un salto al pasado con el que Zhao busca dar más riqueza a lo que sucede en el presente. A veces lo consigue, otras no deja de ser otra forma de dar al espectador esa carga expositiva necesaria para evitar cualquier posibilidad de que se sienta perdido ante lo que sucede en pantalla.
Eso no quita que Zhao mantenga intacta en ese interés suyo hacia lo contemplativo, dejando respirar tanto a la historia como a la evolución de los personajes. Sí es que hasta la sensación de aprovechar más los escenarios para que la película tenga siempre los pies en la Tierra y no se convierta nunca en un aluvión de fuegos artificiales en el que todo lo demás pierde sentido.
Aquí ni siquiera en la batalla final se pierde vista la necesidad de mantener todo bien situado y que haya una lógica que guíe las acciones de los personajes. Zhao no está dispuesta a sacrificarlo todo en aras de una supuesta espectacularidad, pues puede que no pueda imprimir su sello por completo, pero sí que se percibe en todo momento quién está detrás de las cámaras, principalmente por esa querencia hacia el naturalismo hasta ahora inédita en Marvel.
¿Estamos entonces ante un triunfo indiscutible, ante la película que Marvel necesitaba lograr ese prestigio que se le resiste? Ahí la respuesta me temo que es no. Hay dos elementos principales que juegan en contra de ‘Eternals’ para poder conseguirlo. El primero es que la mitología que expone no siempre casa bien con esa tendencia a potenciar lo reflexivo de Zhao, provocando cierto bajón de interés en el segundo acto.
Algo no termina de encajar
Sospecho que es algo de que ella misma era consciente, pues también es entonces cuando el humor aparece más a menudo, ya que la comedia queda reducida a la mínima expresión tanto en el primer como en el tercer acto. Consecuencia directa de la apuesta decidida de Zhao por lo emocional, presentando al grupo protagonista como una especie de familia desestructurada que ya veremos si logra resolver sus diferencias para resolver el problema al que se ven obligados a hacer frente.
La otra pega importante es que ninguno de los personajes tiene el gancho suficiente para conquistar al público. Ahí es verdad que no puedo decir que ninguno desentone, ya que todos y cada uno de ellos aportan lo que Zhao quiere de ellos. De hecho, lo hacen tan bien que quizá por eso lo que debería ser una sorpresa acaba siendo algo que al menos a mí se me pasó por la cabeza ya al de poco de arrancar la película.
Puede que sea una cuestión de que Zhao parece no tener el menor interés en que los actores llenen a sus personajes a través del carisma, algo habitual en el cine de Marvel, pero al mismo tiempo parece querer igualarlos a todos, quizá con la excepción de Kumail Nanjiani, que en ocasiones asume sin pudor el rol de alivio cómico.
Es como si quisiera que los actores transmitieran las emociones de los personajes desde dentro, dejando de lado tics efectistas para resaltar su estado de ánimo. Vamos, echando mano de esa solemnidad que mencionaba antes, algo que puede tener su sentido en aquellos personajes que no han terminado de conectar con la forma de ser de la humanidad, pero la distinción entre unos y otros es demasiado pequeña por ese lado.
Al final lo que falta es esa chispa que ayude a que el público conecte con sus protagonistas. Uno los ve, entiende que reaccionen así y es consciente de que ‘Eternals’ es una estación de paso muy importante de cara al futuro de Marvel, pero también el impacto que busca la película no termina de dar del todo en la diana. Es cierto que nunca llegué a aburrirme, pero da la sensación de quedarse a medias o que simplemente la mezcla propuesta no encaja del todo bien.
En resumidas cuentas
Me encanta que Marvel haya optado por dar tanto margen a la directora de ‘Nomadland’ para esta película, pero el resultado final no fluye como debería. Lo que queda es una buena película que nunca toca el cielo pero tampoco se hunde nunca en el infierno. Que cada cual decida si eso es suficiente o no, pero para mí ha sido una pequeña decepción.