Introduce el cerdo, cortado en trozos grandes para guisar, en un bol grande. Sazónalo generosamente con sal y pimienta. Añade los tres dientes de ajo rallados o picados muy fino, la rama de romero (o un poco de romero seco) y la salvia.
En una sartén pequeña, tuesta ligaramente las semillas de cilantro durante uno o dos minutos, para que suelten todo el aroma. Machácalas en un mortero o con un cuchillo, y añádelas al bol con la carne. Cubre el cerdo con vino, tapa con film, y deja que la carne se marine durante media hora o de un día para otro.
Enciende la olla en función de salteado a potencia alta. Añade una cucharada de aceite de oliva, deja que se caliente y, con ayuda de una espumadera, introduce la carne (dejando el líquido de la marinada en el bol). Sofríe bien el cerdo durante dos o tres minutos. Pasado este tiempo, cuando la carne esté bien dorada, sácala de la olla y reservala. Sin cambiar de función, añade el vino de la marinada, y deja que se reduzca durante unos dos minutos. Añade entonces el tomate en lata troceado o, si es entero, trocéalo tú. Devuelve la carne a la olla y añade las zanahorias peladas y cortadas en rodajas.
Cierra la olla y prográmala a presión alta durante 45 minutos. Pasado este tiempo, deja que la presión se escape de forma natural, sin abrir la válvula.
Abre la olla, retira la carne y las verduras a un plato y vuelve a activar la función de salteado para que la salsa, que tendrá mucha agua, se reduzca. Cuando esté a tu gusto, mézclala con la carne.
Sirve en una fuente con las olivas verdes que más te gusten sin hueso y cortadas en rodajas y albahaca o perejil fresco picado. A disfrutar.
