En
un
viaje
a
Sicilia
nunca
falta
una
visita
a
Siracusa,
Taormina
y,
claro
está,
su
caótica
capital:
Palermo.
Pero
no
todo
el
mundo
se
desvía
a
ver
una
de
las
zonas
más
bellas
de
la
isla:
los
montes
Madonia.
Este
enclave
montañoso,
a
unos
70
kilómetros
de
Palermo
y
muy
cerca
de
la
costa
del
Tirreno,
es
uno
de
los
espacios
más
salvajes
y
sobrecogedores
de
Sicilia.
Se
trata
de
un
verdadero
paraíso
natural,
que
forma
parte
de
la
Red
Mundial
de
Geoparques
de
la
Unesco
debido
a
su
peculiar
configuración
geológica
de
piedra
caliza,
arenisca
y
marga.
La
zona
está
llena
de
desfiladeros
y
sumideros,
como
el
Abismo
del
Viento
y
las
Gargantas
de
Tiberio,
y
algunos
de
los
mayores
árboles
de
la
isla,
como
los
acebos
gigantes
de
Piano
Pomo
o
el
roble
milenario
de
la
Macchia
dell’Inferno.
Pero,
aunque
su
naturaleza
impresiona,
también
merece
la
pena
visitar
sus
encantadores
pueblos.
Quizás
los
más
conocidos
son
Cefalú,
Castelbuono
y
Pollina
–donde,
además,
se
come
especialmente
bien–,
pero
no
puedes
acudir
a
la
zona
sin
visitar
uno
de
los
pueblos
más
bonitos
no
solo
de
Sicilia,
si
no
de
toda
Italia:
Petralia
Soprana.

Los
montes
Madonia,
en
italiano
Madonie.
Un
encantador
pueblo,
con
increíbles
vistas
Petralia
Soprana
fue
elegido,
en
2018,
Borgo
dei
Borghi,
literalmente
“pueblo
de
pueblos”,
el
título
de
un
famoso
concurso
de
Italia
en
el
que,
cada
año,
se
elige
el
pueblo
más
bonito
del
país.
Explorando
el
pueblo,
el
visitante
queda
maravillado
con
su
parte
más
alta,
una
antigua
fortificación,
y
con
varios
edificios
de
gran
belleza,
como
la
Iglesia
de
Santa
María
de
Loreto,
el
Palacio
Municipal,
los
dos
«Palazzi
Pottino»
de
los
Marqueses
de
Eschifaldo
y
la
Iglesia
del
Salvador.
Pero,
además
de
los
monumentos,
Petralia
Soprana
sorprende
por
su
ubicación,
en
uno
de
los
enclaves
más
fascinantes
de
La
Madonie.
Hay
tres
miradores
en
el
pueblo:
el
mirador
de
Loreto,
desde
el
que
se
puede
ver
el
Etna,
Enna,
Caltanissetta
y
el
valle
del
río
Imera;
el
mirador
del
Carmine,
desde
el
que
se
puede
ver
el
oeste
de
Sicilia
en
dirección
a
Palermi;
y
el
mirador
de
la
Piazza
Duomo,
desde
el
que
la
mirada
se
desplaza
hacia
Gangi
y
el
Etna.
Imágenes
|
Rimbalzino/Davide
Mauro