Este bocadillo valenciano es mi favorito para hacer una cena de sobaquillo en cualquier noche de verano

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Valencia,
como
cantaba
el
tema
que
compuso
Agustín
Lara,
es
la

tierra
de
las
flores,
de
la
luz
y
del
amor
.
También,
de
manera
apócrifa,
podríamos
decir
que
es
la
tierra
del
arroz
y,
si
nos
ponemos
panarras,
de
los
bocadillos
más
extravagantes
y
tentadores
de
España.

Hoy,
como
cena
de
verano,
me
atrevo
a
romper
dos
lanzas
al
mismo
tiempo.
Por
un
lado,
a
la
de

dignificar
a
la
cena
de
sobaquillo,

esa
que
nos
cabe
debajo
del
brazo
y,
por
el
otro,
a
llevar
un
clásico
del
esmorzaret
más
allá
de
la
mañana.
Ejemplo
paradigmático
de
la

cocina
valenciana
.

Fielmente
anclado
a
las
mañanas,
aquellas
en
las
que
hacía
falta
contundencia
tras
salir
al
campo,
el
esmorzaret
ha
ido
evolucionando
en
una
cultura
gastronómica
más
allá
del
hortelano
hasta
ahora
verse
en

prácticamente
cualquier
bar
de
Valencia
.

Eso
no
quita
que
haya
bocadillos
míticos
como
la

brascada
,
que
es
la
versión
prémium
de
un

pepito
de
ternera
,
o
iconos
más
valencianos
que
la
propia
fallera
como
es
el
blanco
y
negro,
al
que
se
suelen

añadir
habas
y
algún
chorizo
,
con
el
que
rematar
los
tres
colores
a
costa
del
rojo.

Sin
embargo,
mi
bocadillo
favorito
de
la
cultura
del
esmorzaret
valenciano
bien
podría
pasar
por
un

bocadillo
de
alta
cocina
.
Por
fortuna,
nada
más
lejos
de
la
realidad,
pero
eso
no
quita
que
si
de
repente
un
chef
se
pusiera
artístico,
seguro
que
pergeñaría
algo
parecido.

Hablamos,
ni
más
ni
menos,
que
del

bocadillo
Almussafes
,
que
hace
honor
a
esta

localidad
de
la
Ribera
Baja

y
a
la
que
generalmente
conocemos
por
ser
el
hogar
de
la
fábrica
que
la
empresa
estadounidense
de
automóviles
Ford
tiene
allí
desde
mediados
de
los
años
setenta.

Nada
tiene
de
yanki
el
bocata
en
cuestión.
Quizás
tampoco
de
valenciano,
o
poco,
pues
el

ingrediente
fundamental
es
la
sobrasada
.
A
partir
de
ella
construimos
una
cena
de
sobaquillo
que
agradece
el
calor
estival,
pues
el
trío
ganador
del
bocadillo
almusafes
es
sobrasada,
queso
y
cebolla
frita.

No
hace
falta
que
nos
pasemos
de
fritura.
No
hay
que
llegar
al
extremo
de
la
cebolla
caramelizada,
basta
con
que
cocinemos
un
poco
la
cebolla
para
que
quede

tierna,
traslúcida
y
jugosa
,
pero
que
no
se
cocine
demasiado.

Luego
solo
hay
que
montar
el
tótem,
poniendo
una
generosa
cantidad
de
sobrasada,

untada
por
ambos
lados
del
pan
,
y
colocando
entre
medias
el
queso
y
la
cebolla.
El
queso,
al
gusto,
pero
os
recomendamos
algún
queso
que
tenga
sabor
y
que
funda
bien,
sin
ser
demasiado
acuoso.

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equipo
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Insistimos
en
que
irá
al
gusto,
pero
mi
recomendación
es
que

busquéis
un
buen
queso
semicurado

o,
siguiendo
con
la
estela
balear,
por
el
típico
queso
de
Mahón,
pues
los
quesos
de
leche
de
vaca
funden
mejor
y
dan
un
gran
resultado.

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