Desde que empezaron a aparecer en los supermercados las tortillas de trigo me aficioné a hacer todo tipo de quesadillas para cenar.
Este plato, de origen mexicano pero ya totalmente internacionalizado, se prepara en 10 min y siempre está buenísimo. A veces me da por hacerlas algo más historiadas, como estas quesadillas de beicon, espinacas y tomate, pero muchas veces me conformo con hacer unas sencillísimas quesadillas de jamón york y queso, que bien preparadas son una delicia.
La elaboración es tan simple como suena. Necesitáis unas tortillas de trigo, jamón cocido y queso. Yo suelo hacerlas sin doblar, simplemente poniendo queso, jamón y otra vez queso, para que funda por ambos lados. También le suelo añadir, antes de cocinarlas, un poco de salsa picante. Solo hay que dejar que todo se dore y el queso se funda, dando la vuelta a la quesadilla cuando ya esté lista por el primer lado. Y eso es todo. En diez minutos habréis creado un platillo digno de la más festiva de las cenas.
No vamos a engañarnos, las quesadillas de jamón y queso no ganarían un premio a la comida más saludable del año, pero, a veces, lo que necesitamos es algo que este rico y nos haga sentir bien. Estas quesadillas cumplen con creces esa tarea.
Si queréis darle un giro a la receta, existen infinitas posibilidades. ¿Qué tal unas quesadillas con pollo y queso cheddar? ¿O con champiñones y queso azul? Incluso podéis hacerlas dulces, con chocolate y fresas, por ejemplo.
Para acompañar las quesadillas de jamón y queso no hay nada como el pico de gallo, la crema agria o el guacamole, pero si no tienes nada de eso no te preocupes: van a estar igualmente jugosas sin ningún añadido. Para beber, nada mejor que una cerveza fría o una limonada casera. Y ¡a disfrutar!
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