Aunque no queda mucho verano, septiembre es uno de los mejores meses para comprar pimientos, berenjenas, tomates o calabacines: están en su mejor momento y, al ser final de temporada, mejor de precio que nunca.
Esta noche, os animo a recuperar una receta clásica, que es también una de mis favoritas: la tortilla de calabacín.
Empezad por sofreír el calabacín, que habréis laminado previamente, junto con un poquito de cebolla. Una vez esté dorado, mezcladlo con huevos batidos, y salpimentar la mezcla. Ahora solo tenéis que cocinar todo como si de una tortilla de patatas se tratara, cocinándola menos de un minuto por lado para que quede bien jugosa.
Más allá de que es exquisita, esta receta es la mar de saludable. El calabacín es una fuente natural de vitaminas y minerales, y su contenido de agua lo hace ligero y digestivo. Además, al prepararlo así, conservamos buena parte de sus nutrientes.
Si buscáis darle un twist a esta receta, hay mil y una maneras. Podéis añadir un poco de queso feta y aceitunas negras deshuesadas, para darle un toque mediterráneo o incluir un toque picante añadiendo al sofrito un pelín de guindilla.
Para despedirnos con buen sabor de boca, si queréis elevar esa tortilla a categoría de manjar, acompañadla con una ensalada fresca y un buen vino blanco bien frío. A veces, la vida es tan sencilla como disfrutar de los pequeños placeres, y esta tortilla es, sin duda, uno de ellos.
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