Ese momento en el que te miras al espejo y empiezas a reencontrarte con la que fuiste antes de tener hijos (aunque no seas la misma)

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Dicen que la cuarentena marca el punto de vuelta a la normalidad tras el parto, pero la realidad es completamente distinta. Sin embargo no interioricé que era un error incluso pensarlo, por miedo a que me tildaran de blanda o de «rara».

Muchas mamás dicen que hasta un año después no volvieron a la normalidad, pero reconozco que en mi caso no fue casi hasta los dos años. Mi hija mayor tenía muchos despertares nocturnos (alrededor de unos cinco o seis), y yo lo sufría noche tras noche. Si no descansas no puedes ser una persona «normal», porque estás irascible e incluso negativa. Pero como no serlo, si después de un día de teletrabajo, cuidar a tu hija, hacer cosas de casa y demás, sabes que te espera una noche construida a base de «retazos» de sueño. Pues eso, en mi caso, dos años: cuando las noches empezaron a ser noches de verdad, empecé a recuperarme de verdad.

La maternidad me hizo sentir que perdí mi identidad, pero también me reveló la persona que estaba destinada a ser

Y de repente, vuelves a ver a la mujer y no solo a la madre

Blonde Woman Wearing Hat With Her Hands Up

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Un buen día te levantas, y empiezas a ver en el espejo un semblante que hace mucho no identificabas. Parece que ya no te ves tan destruida y que al fin, una noche de sueño reparador verdaderamente tiene efectos. Después de ver tanto tiempo con tristeza ese reflejo que solo mostraba una mezcla de cansancio con dignidad, vuelve a mostrar la imagen de mujer, más que de madre.

En mi caso ese «clic» tuvo un efecto dominó que se manifestó en mi relación de pareja (a mejor), y en mis ganas de retomar proyectos que había dejado aparcados. Seguramente otras sientan la necesidad de volver a las aulas, otras a buscar la casa de sus sueños ¡y otras incluso a ir por otro bebé! El caso es que reencontrarte contigo misma surte un efecto similar que ver a una gran y vieja amiga después de años: quieres ponerte al día y recuperar ese tiempo en el que habéis estado separadas.

Reencontrarte contigo misma surte un efecto similar a ver a una gran y vieja amiga después de años: quieres ponerte al día y recuperar ese tiempo en el que habéis estado separadas.

Mi intención no es generalizar. Sé que hay casos de «bebés que duermen del tirón desde el primer mes y cuyas madres lucen estupendas desde que salen del paritorio, pero yo no fui una de ellas y me tardé bastante más de lo que está establecido como «normal» en sentirme bien conmigo misma. Seis años después, una hija más y muchas charlas con otras mamás, puedo afirmar que es más común de lo que pensamos, y que no somos «bichos raros» por sentir que volvemos a recuperar nuestra identidad a los 40 días, o al año, o a los dos. Realmente no somos las mismas y todas lo sabemos, pero da tranquilidad ver una cara amiga cuando nos paramos frente al espejo.

Cada caso es un mundo y por eso no puedes extrapolar «lo que dicen los expertos» a todos, -mucho menos en esto de la crianza-. Si alguien afirma de forma rotunda que a los «xx» meses todo está en su sitio y cualquier mujer está plenamente recuperada del embarazo y del parto, esa persona no ha pasado por un embarazo, ni por un parto y muchísimo menos por un postparto. Normalicemos que tener un hijo nos cambia para siempre, y que recuperar esa parte que se queda oculta tras la imagen de madre, se toma su tiempo. El que cada una necesite.

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Imagen | gpointstudio wirestock

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