El formato procedimental es uno de los más idiosincráticos de la televisión como medio, y ha pasado de ser el estándar a algo refrescante cuando una serie actual decide optar por esa manera de desarrollarse. En tiempos donde se impone la historia prolongada como si de una película extendida se tratase, a veces nada funciona tan bien como enfrentarse a un monstruo cada semana y que los personajes evolucionen paulatinamente durante las aventuras.
Es por ello que pocas series resultan más aptas para ese rato donde decides dejarte llevar, o simplemente quieres un episodio que ver durante el rato de comer, que un procedimental (realmente las mejores son las comedias de media hora, pero eso es tema para otro día). Y una de las mejores acompañantes para esos momentos que he tenido recientemente fue ‘Expediente X‘.
La verdad está ahí fuera
Muchos sin duda recuerdan seguir fervientemente la emisión original de esta modélica serie de ciencia ficción y terror sobrenatural. Pero cuando se subió a Disney+ para mí fue no sólo la excusa perfecta para recuperarla, sino que fue el mejor salvavidas para cuando no tenía claro qué ver. Porque era refrescante comprobar como, especialmente en sus primeras temporadas, la serie de Chris Carter seguía funcionando como un tiro.
No sólo fue su buen uso de las reglas del procedimental y cómo solidificó el formato del «monstruo de la semana», tirando de grandes referentes del fantástico en televisión para darle un carácter especial en cada episodio. Habría capítulos mejores o peores, pero nunca dejaba de resultar entretenidísima. La sensación de la aventura en un nuevo lugar y con carácter autoconclusivo hacen que cada entrega sean como dosis perfectamente administradas.
El sentido de la maravilla y el cinismo se daban perfectamente de la mano en la serie, algo que se plasmaba en la impecable dinámica entre los Mulder y Scully a los que daban vida David Duchovny y Gillian Anderson. Sus perspectivas encontradas con respecto a su trabajo proporcionaban una tensión perfecta (y eso sin entrar en la tensión sexual y romántica que también daba motor al conjunto), al mismo tiempo que sustentaban su mirada crítica con las organizaciones gubernamentales y se permitía fantasear con fuerzas más allá de nuestra comprensión (y nuestra atmósfera).
‘Expediente X’: modélica y entretenidísima
Justo cuanto más se trastocó la dinámica entre los protagonistas más flaqueaba la serie. Es el reto más duro al que se va a tener que enfrentar Ryan Coogler en su ansiado reboot de la serie con nuevo reparto. No sólo porque Mulder y Scully son personajes que son historia de la televisión y, por tanto, insustituibles, sino porque esa dinámica es rara en momentos de «PeakTV».
Aunque hay casos que sí han sabido entender el poder de esa relación entre protagonistas en medio de aventuras sobrenaturales, como es la fenomenal ‘Evil‘ de los King. Y hasta sagas cinematográficas como la de ‘Expediente Warren‘ han moldeado a sus personajes para acercarlos a Mulder y Scully (pero sin tensión sexual). Es sólo una de las muestras de cómo ‘Expediente X’ ha tenido un inmenso impacto en los creadores de fantástico actuales y por qué su recorrido inicial sigue siendo algo totalmente imprescindible para cualquier fan de la televisión.
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