Los amantes de la radio echamos de menos desde este fin de semana el programa del conocido periodista, Juan Luis Cano que tras tres años, ha dicho adiós a las ondas
Las piernas no son del cuerpo, título del programa, era un formato donde se reunían temáticas diferentes: deporte, naturaleza, música, personajes válidos en sectores que no suelen ser mediáticos, actores y actrices, personas anónimas detrás de causas de índole social, en definitiva: cuatro horas de entretenimiento, aprendizaje y buenas sensaciones. ¿No es ése un trabajo esencial?
Sin profesionales dentro de la comunicación, ¿Cómo se difunden los problemas y los éxitos de un país?
Las ayudas a los medios de comunicación en función de su difusión están en revisión. Al menos, en Francia. El gobierno francés está sondeando la posibilidad de que, para acceder a ayudas, deban cumplirse una serie de criterios de calidad periodística, y reclama, sobre todo, que en las redacciones haya profesionales del periodismo para que lo que se produzca sea periodismo.
Este gesto del país vecino, me trae a la cabeza a otro buen profesional, José Ángel Ponsoda, que con 50 años ‘no da el perfil’ según los directivos. ¿Y qué perfil es el que se busca en el ámbito de la comunicación? ¿El buen periodismo que se limita a informar, entretener y enseñar, o el que más ruido hace y pone el foco en temas intrascendentes? Necesitamos distracción pero no dejar de pensar.
A nivel psicológico, el trabajo de estas personas es además de válido, necesario
He mencionado dos nombres conocidos. Juan Luis Cano, junto a Guillermo Fesser son sinónimo de radio, de periodismo y de actualidad. Más que nunca, necesitamos información, poca crispación y ante todo: trabajo bien hecho.
Dentro de ese número abstracto de parados se encuentran profesionales como los que he nombrado y miles de hombres y mujeres anónimos. Ese hincapié que han hecho en Francia respecto a los que no cuentan con un título para ejercer como periodistas, resulta interesante. Pero, en realidad de lo que hablamos es de profesionalidad, de no generar contenido sin pies ni cabeza.
Sólo donde existe la vocación, hay un trabajo bien hecho. Por esta razón, resulta incomprensible que programas que cuentan con una audiencia notable, tengan que decir adiós. Que profesionales que sólo pueden aportar calidad y se rodean de gente de todas las edades, no puedan dar trabajo.
En resumen, en estos malos tiempos, andamos escasos de espacios donde no sólo olvidar la pandemia, sino de lugares donde crecer como seres humanos. Detrás de esos profesionales hay autónomos, personas que como tú y como yo tienen gastos. Escribir, locutar, diseñar…, no son sólo profesiones vocacionales, son profesiones que van de la mano de un sueldo digno por su labor.
Malos tiempos para el ocio que nos ayuda a pensar.
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