En la España de 2024 los tomates no saben a nada, pero en Albacete viven en 2124: bienvenidos al «tomafrán»

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Parece
un
simple
tomate.
Uno
que
huele
y
sabe
a
azafrán,
sí;
pero
quiere
ser
mucho
más.
Porque
por
mucho
que
el
azafrán
sea
una
de
las
joyas
de
la
corona
de
La
Mancha,
uno
no
emplea
alguna
de
las
tecnologías
más
avanzadas
de
ingeniería
genética
para
hacer

un
tomate «curioso»

Parece
un
simple
tomate,
pero
quiere
ser
un
arma
contra
el
Alzheimer,
el
Parkingson
y
decenas
de
enfermedades
neurodegenerativas.
Y,
además,
parece
que
sabe
bien.


Lo
que
escondía
el
azafrán.

Porque
el
azafrán
no
solo
es
uno
de
los
productos
más
cotizados
del
planeta,
sino
que
es
un
producto
lleno

compuestos
con
propiedades
neuroprotectoras
.
Cosas
como
la

crocinas
,
que
tienen «efectos
beneficiosos
para
la
salud
en
la
prevención
y
el
tratamiento
de
numerosas
enfermedades»
como
las
disfunciones
cognitivas
o
los
problemas
de
memoria.


Lourdes
Gómez
,
la
catedrática
de
Genética
de
la
UCLM
que
está
detrás
de
todo
esto,

comentaba
hace
un
par
de
año
s
que
estas
propiedades
son
muy
conocidas
del
azafrán.
Y
no
sólo
para
tratar «diversos
tipos
de
enfermedades
asociadas
a
problemas
neurodegenerativos
como
el
Alzheimer,
el
Parkinson
o
la
demencia»,
sino
también
para «afrontar
la
cura
de
nuevas
enfermedades
[como]
el
desarrollo
de
tumores
como
el
de
cerebro».


El
problema
obvio
es
que
el
azafrán
es
caro.

Demasiado
caro.
Así
que
se
pusieron
a
pensar
ideas
para
producir
esos
compuestos
de
otra
manera
y,
con
el
paso
del
tiempo,

se
dieron
de
bruces
con
los
tomates
.
Descubrieron
que
se
podía
crear
una
nueva
planta «a
través
de
la
ruta
de
síntesis
de
los
pigmentos
que
dan
el
color
y
el
sabor
al
azafrán».

«Hemos
cogido
tres
genes
propios
del
azafrán,
más
un
gen
de
selección,
y
 hemos
puesto
un
promotor
que
simplemente
actúa
como
un
interruptor,
 diciéndole
a
los
genes
donde
se
tienen
que
expresar.
De
esta
forma,
los
genes
solo
se
expresan
en
el
fruto
del
tomate
y
no
molestan
a
la
planta,
lo
que
permite
que
crezca
de
forma
normal»,

explicaba
Oussama
Ahrazem
,
uno
de
los
investigadores
del
laboratorio
de
Gómez.


Una
fábrica
de
crocinas
y
muchas
cosas
más.

Porque
los
beneficios
no
se
quedaban
solo
en

un
tomate «resultón»

(y
menos
aún
en
sitios
como
la
Unión
Europea
en
los
que
conseguir

la
autorización
de
productos
transgénicos

es
muy
complicado),
sino
que
estas
tomateras
permiten
producir
de
forma
barata
todas
esas
cosas
que,
una
vez
procesadas,
podrían
usarse
como
suplementos.


La
nueva
normalidad.

Aunque,
como
digo,
en
Europa

es
más
difícil
que
nos
topemos
con
ellos
,
este
tipo
de
productos
(«enriquecidos
genéticamente»)
están
llamados
a
convirtirse
en
un
elemento
central
de
las
dietas
y
la
salud
de
medio
mundo.
Tanto
es
así
que,
cuando
algunos
de
estos
productos
se
prohíbe,

el
escándalo
se
vuelve
internacional
.

Pero
como
vemos,
esto
no
ha
hecho
más
que
empezar.

Imagen
|

Ayu
Anistiari



Vera
De

En
Xataka
 |

No
tienen
la
mejor
pinta
del
mundo,
pero
estos
 tomates
quieren
revolucionar
la
forma
en
la
que
combatimos
el
Parkinson
en
gran
parte
del
mundo