En 1995, Microsoft creía haber encontrado la forma de humanizar Windows: lo llamó Bob y acabó siendo un fracaso estrepitoso

0
120

Microsoft
cumple
medio
siglo.
La
compañía
de
Redmond
ha
superado
crisis,
reinvenciones
y
momentos
complicados,
pero
ha
logrado
mantenerse
en
la
carrera.
Podría
haberse
quedado
como
un
recuerdo
lejano
de
sus
años
dorados,
algo
similar
a
lo
que
hoy
nos
viene
a
la
cabeza
cuando
pensamos
en
marcas
como

Kodak

o

BlackBerry
.
Pero
no
fue
así.

Microsoft
no
solo
ha
sobrevivido
,
sino
que
está
en
uno
de
sus
mejores
momentos.
No
es
solo
una
de
las
empresas
más
valiosas
del
planeta
(en
el
momento
de
escribir
estas
líneas
ocupa
el
segundo
puesto
en
capitalización
bursátil
),
sino
que
también
lidera
áreas
tan
estratégicas
como
la
computación
en
la
nube,
la
inteligencia
artificial
o
el
mundo
de
los
videojuegos.


Ya
lo
comentábamos
hace
unos
días
:
una
de
las
claves
de
su
éxito
ha
sido
su
capacidad
para
adaptarse.
La
lista
anterior
tiene
una
ausencia
notable:
Windows.
Y
no
es
un
descuido.
Aunque
sigue
siendo
una
pieza
importante
dentro
del
ecosistema
Microsoft,

hace
tiempo
que
dejó
de
ocupar
el
papel
protagonista
en
el
negocio
.

Hoy
está
instalado
en
más
del
70
%
de
los
ordenadores
del
mundo

y
es
difícil
encontrar
a
alguien
que
no
sepa
lo
que
es.
Pero
hace
unas
décadas,
la
informática
personal
era
cosa
de
unos
pocos.

La
solución
para
humanizar
Windows

A
mediados
de
los
noventa,
la
presencia
de
ordenadores
en
los
hogares
seguía
siendo
limitada.
Muchos
usuarios
se
apuntaban
a
cursos
para
aprender
a
manejar
un
sistema
operativo,
y
sentarse
por
primera
vez
frente
a
un
PC
podía
ser
una
experiencia
desconcertante.
Microsoft
entendió
que,
si
quería
ampliar
su
base
de
usuarios,
debía
hacer
Windows
más
accesible.
Y
su
forma
de
intentarlo
fue
un
software
curioso
llamado

“Microsoft
Bob”
.

Bob Door

El
programa,
que
internamente

se
desarrolló
bajo
el
nombre
en
clave
“Utopia”
,
llegó
a
las
tiendas
el
31
de
marzo
de
1995,
unos
meses
antes
del
lanzamiento
de
Windows
95.
Era
compatible
con
Windows
3.1
y
versiones
posteriores,
y
su
planteamiento
era
claro:
convertir
la
interfaz
del
PC
en
una
especie
de
casa
virtual,
con
habitaciones,
muebles
y
personajes
animados
que
sirvieran
como
guías.
Al
iniciar
el
programa,
el
usuario
se
encontraba
con
una
puerta.
Tras
tocar
e
introducir
las
credenciales,
accedía
a
un
entorno
doméstico
donde
podía
elegir
entre
distintas
estancias,
como
un
estudio,
una
sala
de
estar
o
un
despacho.

Aeijj35xht451

Cada
habitación
ofrecía
accesos
a
herramientas
del
sistema:
un
calendario,
una
libreta
de
direcciones,
un
reloj
o
aplicaciones
educativas.
Todo
se
presentaba
con
una

estética
de
dibujos
animados

que,
aunque
buscaba
resultar
simpática,
fue
percibida
como
excesivamente
infantil.
Cada
espacio
contaba,
además,
con
un
personaje
digital
que
guiaba
al
usuario.
El
más
recordado
fue
Rover,
un
perro
animado
que
ejercía
de
asistente,
aunque
también
aparecían
una
tortuga,
un
elefante
y
otros
personajes.

Bob

El
objetivo
de
Microsoft
era
que
la
experiencia
fuese
más
amena
que
con
el
Windows
tradicional.
Pero
Bob
no
terminó
de
cuajar.
No
solo
por
su
diseño,
que
despertó
todo
tipo
de
críticas,
sino
también
por
sus
exigencias
técnicas:

requería
un
ordenador
con
al
menos
8
MB
de
RAM
,
una
cifra
considerable
para
muchos
hogares
en
1995.
El
resultado
fue
el
previsible:
pocos
lo
adoptaron
y
el
programa
fue
retirado
del
mercado
menos
de
un
año
después
de
su
lanzamiento.
Para
entonces,
Windows
95
ya
estaba
disponible
y
ofrecía
una
experiencia
mucho
más
intuitiva,
sin
necesidad
de
decorarla
con
mascotas
digitales.

Cuando
Bob
volvió
sin
avisar

Pero
su
historia
tiene
un
giro
inesperado.
Cuando
Microsoft
preparaba
el
CD
de
instalación
de
Windows
XP,
el
equipo
se
dio
cuenta
de
que
quedaban
unos
30
MB
de
espacio
libre.
¿Qué
hacer
con
ellos?
Para
no
desaprovecharlos
y,
de
paso,
dificultar
un
poco
las
descargas
ilegales,
decidieron
rellenarlos
con
datos
ficticios.

Mascota Microsoft Bob

En
lugar
de
generar
archivos
aleatorios,
un
desarrollador
rebuscó
en
los
archivos
históricos
de
la
compañía,
recuperó
las
imágenes
de
los
disquetes
originales
de
Bob,
las
combinó,

las
cifró
con
una
clave
escrita
al
azar…


y
las
usó
como
relleno
digital
.
El
resultado
fue
tan
irónico
como
inesperado:
Microsoft
Bob
acabó
escondido
dentro
de
millones
de
copias
legales
de
Windows
XP,
sin
que
nadie
lo
supiera.

Aun
así,
Microsoft
Bob
dejó
cierto
legado.
Rover
regresó
años
más
tarde
como
asistente
de
búsqueda
en
Windows
XP.
Y
aunque

Clippy
,
el
célebre
clip
de
Office,
no
nació
dentro
de
este
programa,
la
idea
de
acompañar
al
usuario
con
personajes
animados
que
ofrecían
ayuda
en
pantalla
ya
estaba
ahí.

Para
muchos
fue
un
desastre.
Para
unos
pocos,
un
descubrimiento.
Microsoft
Bob
no
triunfó,
pero
para
algunos
fue
su
primer
contacto
con
la
informática

vivido
como
un
juego
.

Algunos
recuerdan
horas
diseñando
habitaciones
.
Otros,
partes
de
su
casa
virtual
con
vistas
a
la
ciudad.

No
todos
los
intentos
de
Microsoft
han
salido
bien.
Y
Bob
forma
parte
de
esa
lista
de
experimentos
que
no
funcionaron,
junto
a
productos
como

Zune
,
Windows
Vista
o
Windows
Phone.
Pero
también
demuestra
la
capacidad
de
la
compañía
para
probar,
equivocarse
y
seguir
adelante.

Imágenes
|
Microsoft
|
Wikimedia
Commons
|

Sweetcoffeemug

(Reddit)

En
Xataka
|
«En
un
año
o
dos
los
editores
de
código
no
van
a
existir»:
cuatro
programadores
nos
explican
la
revolución
del
vibe
coding