Empresas y ciudadanos merecen una administración mejor, mucho mejor

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Es un desastre. La situación excepcional provocada por el coronavirus nos ha puesto a todos a prueba. También a la administración que se ha visto desbordada en muchas de sus áreas de atención a ciudadanos y empresas. Pero ya ha pasado el primer golpe, se ha vuelto a la normalidad y la realidad es que no está a la altura. Empresas y ciudadanos merecen una administración mejor, mucho mejor.

Y eso que hay que reconocer el esfuerzo realizado por muchas administraciones, con todos sus errores. No es fácil tramitar millones de expedientes de regulación de empleo, bajas en Seguridad Social, impuestos, etc. Y la mayor parte de todo este trabajo sujeto a cambios legislativos constantes y presentados de forma telemática.

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Pero no se han organizado bien los recursos. No se ha potenciado la atención telefónica de forma adecuada, sobre todo teniendo en cuenta que en muchos momentos era casi la única forma de contacto con la administración. Teléfonos colapsados ha sido una constate. Y lo peor es que si era algo difícil de tener previsto en los momentos iniciales, que se mantenga actualmente es intolerable.

Hay además una total falta de empatía entre administración y empresas o ciudadanos. Los problemas generados no se les da una solución, no se rectifica algo que muchas veces no depende del propio administrado y provoca indefensión en muchos casos. Y un enfado generalizado de todo el mundo con la administración.

Y lo que nos espera en otoño no es mucho mejor. Porque hay que tener en cuenta que los funcionarios no se han ido de vacaciones durante la primera parte del año. Ni han cogido días moscosos ni similares. Esto implica que les quedan una gran cantidad de vacaciones acumuladas para el segundo trimestre, justo cuando la segunda ola puede provocar medidas restrictivas de nuevo.

Es una cuestión de voluntad y mejoras organizativas. De trasvase de recursos de unas áreas a otras. Un ejemplo son las citas previas que deben espaciarse más para evitar aglomeraciones. Si hay picos de trabajo hay que poner más recursos, no se puede dar citas para resolver cuestiones urgentes para dentro de tres meses. Pero parece que nadie quiere poner de su parte para que la administración cumpla con su trabajo. Y mientras todo el mundo a bailar y sufrir al son que ellos dictan. Y sin quejarte mucho que si no es peor.