La embajadora de Finlandia en la Argentina, Nicola Lindertz, aseguró que su país «está más seguro adentro de la OTAN que afuera», tras obtener esta semana la luz verde por parte de todos los miembros para su ingreso, impulsado por la guerra en Ucrania, y afirmó que la alianza «no es una amenaza para Rusia», nación con la que comparte más de 1.300 kilómetros de frontera terrestre.
Pese al endurecimiento del discurso del Kremlin contra la expansión de la organización militar, la diplomática indicó en una entrevista con Télam que «no ve una amenaza inmediata», aunque aclaró que las autoridades «seguirán atentas», tras recibir el jueves pasado el apoyo de Turquía y completar de esta forma el proceso para sumarse a la OTAN.
Resaltó además que «hay un consenso muy fuerte» en la sociedad y la política finlandesa sobre la adhesión a la alianza atlántica, al punto tal que este tema «no formó parte de la campaña» de cara a las elecciones legislativas de este domingo, en las que la primera ministra socialdemócrata Sanna Marin busca un segundo mandato frente a dos partidos de derecha que aspiran a desbancarla.
Télam: ¿El apoyo de Finlandia a Ucrania, la relación con Rusia y el pedido para ingresar a la OTAN formaron parte de la campaña electoral? ¿Existe consenso entre los partidos políticos?
Nicola Lindertz: Se presentan nueve partidos y las encuestas muestran que hay tres que tienen más o menos un 20%, así que va a ser muy interesante. Pero el tema de la invasión de Rusia a Ucrania y el ingreso a la OTAN no formaron parte de la campaña. Los efectos de la invasión fueron bastante fuertes e inmediatos en Finlandia. Primero, con la solidaridad y el apoyo hacia Ucrania, tanto por parte de la población como de los políticos. También generó un cambio muy rápido en las opiniones hacia la OTAN: antes del 24 de febrero del año pasado, entre un 20% y 25% se declaraba pro-OTAN, y después de la invasión ese número subió hasta un 75%. El proceso de adhesión fue bastante rápido, encabezado por la Presidencia y el Gobierno de forma muy abierta, con consultas con el Parlamento. La ley se aprobó con 184 votos a favor contra siete, lo que muestra que hay un consenso muy fuerte en este asunto.
T: Finlandia tiene más de 1.300 kilómetros de frontera con Rusia y existen vínculos sociales y comerciales históricos con su vecino, ¿cómo está la relación hoy?
NL: Tenemos una larga historia con Rusia, es nuestro vecino. Finlandia fue parte del imperio ruso durante 100 años hasta lograr la independencia y no hay que olvidar que en la Segunda Guerra Mundial tuvimos dos guerras contra Rusia. Estas experiencias están grabadas en los finlandeses, todos tienen historias en sus familias y pienso que esto también explica en parte esta solidaridad con Ucrania. Vemos que Ucrania está muy solo, al igual que estaba Finlandia en esa época. Y por eso sentimos que hay que apoyar a Ucrania y lo hemos hecho de muchas formas, en temas de defensa, humanitario y político.
T: ¿Pero esto no generó cambios en la zona fronteriza?
NL: Durante la época de la Guerra Fría no hubo tantas relaciones en la frontera, era como una frontera cerrada. Una vez caída la Unión Soviética empezó a abrirse un poco. Y para nosotros era algo bueno tener una relación normal con el vecino. Hay gente de origen ruso en Finlandia, pero es bastante reciente, de hace 20 o 30 años. Hubo además mucho turismo e intercambios comerciales y ahora eso se cortó. Hay empresas que regresaron desde Rusia, turismo ya no hay y la frontera está cerrada, ya no otorgamos visas, excepto en casos especiales de familiares o humanitarios, en lo que es una política conjunta de la Unión Europea (UE).
T: Ahora que Finlandia tiene el camino allanado para formalizar su ingreso a la OTAN, ¿cree que se van a exacerbar las tensiones con Rusia?
NL: La seguridad de nuestro país es fundamental. Estamos más seguros adentro de la OTAN que afuera. Y pensamos también que este ingreso va a aportar más seguridad en el área, en la región del Mar Báltico y en el norte de Europa. Pero hay que destacar que la OTAN es una alianza de defensa, su vocación es defender a sus miembros y no es una amenaza para Rusia ni para otros países. Los rusos dicen muchas cosas, pero de momento no vemos que haya una amenaza inmediata. Seguimos atentos, pero por ahora no hay nada más que lo verbal.
T: Esta embajada representa a Finlandia en la Argentina, Uruguay y Paraguay ¿Cómo evalúa la política de estos países frente a la guerra?
NL: Agradecemos mucho porque han sido un gran apoyo, votaron claramente condenando a Rusia en varias resoluciones en la ONU. Esto es muy positivo y muestra que estamos del mismo lado.
T: La guerra en Ucrania agravó la crisis mundial en alimentos y energía, dos cuestiones sobre las que América Latina tiene mucho potencial. ¿Cómo piensa que será el papel de la región? ¿Cree que todavía hay mucho para trabajar en aceitar la relación con la UE?
NL: Ante todo, es lamentable que Rusia use los alimentos y la energía como armas de guerra porque las consecuencias de esto son muy graves. Es claro que América Latina tiene mucho para aportar en alimentos y energía. Se necesitan cambios en las cadenas de suministro e inversiones en infraestructura para que lleguen a la UE, lo que no se hace de un día al otro. Pero hablamos mucho, por ejemplo, sobre la producción de hidrógeno verde en los tres países que cubrimos. Pienso que ahora tenemos una mayor mirada en América Latina, es una región importante y somos socios naturales con muchos vínculos. En ese sentido, desde el lado finlandés participamos de la reunión Celac-UE que se desarrolló en Buenos Aires en octubre y estuvimos recientemente en una nueva reunión anual del BID en Panamá hablando sobre todo de proyectos para luchar contra el cambio climático. Personalmente, creo que el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur sería clave para fomentar las relaciones. Lo vemos muy positivo y trabajamos para que se pueda concretar.
T: Argentina fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Finlandia fuera de Europa, ¿cómo califica estas históricas relaciones bilaterales?
NL: Eso fue en 1918. Argentina sigue siendo el socio más antiguo de Finlandia en América Latina. Y nosotros abrimos la primera misión diplomática en Buenos Aires en 1929. Existe un libro que escribió el primer embajador o encargado en este tiempo, un señor Gripenberg, que es muy interesante por cómo describe la situación cuando llegó, sus caminatas por las calles de Buenos Aires y el intercambio con el Presidente y la Cancillería de la época. La primera colonia finlandesa llegó en 1906, aunque no tenemos tantas comunidades aquí como tienen otros países.
T: ¿Cuáles son los principales puntos de cooperación e intercambio bilateral en la actualidad?
NL: Estamos trabajando en muchos temas. Finlandia tiene muchísimo interés en la transición verde, la digitalización y esos son puntos que podríamos desarrollar más. Tenemos también una colaboración en temas puntuales que son muy interesantes, como por ejemplo en la Antártida. Hay cooperación entre los servicios meteorológicos de Finlandia y Argentina desde hace mucho tiempo en la Antártida y a principios de junio habrá una reunión anual de los miembros del Tratado Antártico en Finlandia. El actual buque polar que tiene la Argentina, el Almirante Irízar, fue construido en Finlandia. Hay un proyecto también de desarrollo de satélites, así que nuestra relación va desde la Antártida hasta el espacio. Siempre tenemos cuestiones vinculadas a la educación, con convenios de intercambio entre universidades, no sólo de estudiantes, sino también científico. Y claro, a los finlandeses nos gustan los vinos argentinos que se pueden conseguir en Finlandia.
Finlandia se prepara para unas reñidas elecciones centradas más en la economía que en la OTAN
Los finlandeses acudirán este domingo a las urnas en lo que se prevé sean unos reñidos comicios parlamentarios tras una campaña que, pese a la reciente ratificación para ingresar a la OTAN en el marco de la guerra en Ucrania, estuvo centrada principalmente en temas de economía y políticas sociales.
Los últimos sondeos sitúan muy cerca en la intención de voto al Partido Social Demócrata (SDP) de la primera ministra Sanna Marin, el Partido de los Finlandeses nacionalista y antiinmigración, y la centroderechista Coalición Nacional.
Tradicionalmente, la formación con más apoyos entre los ocho principales partidos en el Parlamento suele reclamar el puesto de primer ministro y trata de formar gobierno, recordó la agencia de noticias AFP.
Marin llegó al cargo en 2019, convirtiéndose en la primera ministra más joven del mundo con 34 años, al frente de una amplia coalición de centroizquierda y se convirtió en la dirigente más popular del país en este siglo, según las encuestas.
Algunos la ven como una líder fuerte que gestionó con maestría la pandemia de Covid-19 y el proceso de entrada a la OTAN, pero desde la Coalición Nacional conservadora, el dirigente Petteri Orpo le reprochó al gobierno haber incrementado irresponsablemente la deuda.
Esta creció del 64% al 73% del PBI desde 2019 y la formación opositora propone resolverlo con un recorte presupuestario de 6.000 millones de euros.
Marin, en tanto, defendió su gestión y acusó a la Coalición Nacional de querer «quitar (dinero) a los pobres para dárselo a los ricos».
En la pugna se sitúa también el Partido de los Finlandeses, cuyo respaldo se disparó desde el pasado verano boreal ante el encarecimiento de la energía y el costo de vida vinculado a la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia, país con el que Finlandia comparte más de 1.300 kilómetros de frontera.
La formación previsiblemente superará su récord de 19% de los votos de 2011. Incluso puede ganar los comicios, algo que nunca consiguió la extrema derecha en Finlandia.
El partido euroescéptico promueve una política dura contra la inmigración, se fija a largo plazo salir de la Unión Europea y quiere aplazar el objetivo de neutralidad de carbono del país fijado en 2035.
Tan importante como los comicios serán las negociaciones posteriores para construir una coalición de gobierno, que se auguran complicadas por la fragmentación del voto.
El actual gobierno está compuesto por una alianza de cinco partidos, lo que generó conflictos internos, sobre todo por la postura del Partido de Centro, socio mayoritario del SDP y que según los sondeos sacaría menos del 11% de los sufragios en lo que sería el peor resultado de su historia.