Con más de dos décadas de experiencia en el ámbito artístico, Emanuel Araya es uno de los referentes locales en el mundo de la danza. Profesor, bailarín y productor, combina la docencia, la creación y la organización de eventos desde San Francisco, ciudad en la que comenzó su recorrido cuando apenas era un niño.
“Empecé de muy chico bailando folclore, tambo, en la Municipalidad. Con el tiempo fui probando distintas disciplinas, hasta que encontré en la danza árabe un lenguaje que me apasionó. Me capacité en Buenos Aires con grandes maestros y eso marcó un antes y un después en mi carrera”, cuenta.
Actualmente, Araya dirige EDEA, Estudio de Danza, un espacio que lleva más de 15 años formando bailarines y ofreciendo una amplia variedad de propuestas: danzas urbanas, árabes, yoga, ritmos cachengues y latinos, tango, estilos femeninos y clases para adultos, entre otras. “El estudio es un lugar de encuentro para todas las edades. Lo que más disfruto de la danza es ese compartir constante: con los alumnos, los padres, en los eventos o en las clases. Cada momento deja una enseñanza o un recuerdo”, destaca.
Además, Emanuel es el creador de FICA Producciones, su productora de eventos, con la que impulsa espectáculos y encuentros artísticos desde hace unos seis años. “La producción surgió porque veíamos que los eventos eran espacios donde la familia podía compartir con el maestro y los alumnos. Esa conexión fue el motor inicial. Hoy seguimos trabajando con la misma energía y con el apoyo de mucha gente del ambiente artístico que confía en lo que hacemos”, explica.
Para él, la magia de la producción está en la emoción del público y la adrenalina de cada función. “Es hermoso ver colectivos que llegan llenos de grupos de danza, familias enteras que viajan para acompañar a sus hijos. Es un trabajo intenso, pero muy gratificante.”
Sin embargo, reconoce que también existen desafíos: “El aspecto más complicado tiene que ver con la inestabilidad, tanto económica como en la participación de academias. A veces se bajan bailarines de una coreografía o cambian las condiciones, y eso implica reorganizar todo. Pero lo tomamos con paciencia, entendiendo que son realidades que vivimos todos en este contexto.”
Más allá de lo artístico, Emanuel subraya la importancia del rol educativo que cumplen los profesores de danza. “Pasamos poco tiempo con los chicos, pero es un momento valioso. No solo enseñamos pasos, también compartimos experiencias, charlas, valores. Los padres confían en nosotros y eso implica una gran responsabilidad. Hoy los chicos pasan muchas horas en la escuela o en actividades, y creo que todos debemos aportar nuestro granito para acompañar a las familias.”
Entre la docencia, la producción y su pasión por el arte, Emanuel Araya sigue apostando por la danza como una herramienta de encuentro, crecimiento y comunidad. “La danza te enseña a compartir, a construir con otros y a disfrutar cada proceso. Esa es la verdadera recompensa”, concluye.





































