El
pasado
viernes,
noticia
inesperada
y
totalmente
sorpresa.
La
startup
xAI,
de
Elon
Musk,
adquiría
a
X,
también
de
Elon
Musk.
El
magnate
anunciaba
la
operación
destacando
cómo
eso
hacía
que
xAI
tuviera
una
valoración
estimada
(según
él)
de
80.000
millones
de
dólares,
mientras
que
la
de
X
era
de
33.000
millones
de
dólares
(45.000
millones
menos
12.000
millones
de
deuda).
La
pregunta,
por
supuesto,
es
a
qué
se
debe
este
movimiento
y
qué
podemos
esperar
a
partir
de
ahora.
Por
qué.
Según
Musk
el
futuro
de
xAI
y
de
X
está
entrelazado,
y
esta
fusión
permite «combinar
los
datos,
modelos,
computación,
distribución
y
talento»
de
ambas
compañías.
Lo
que
sin
duda
permite
es
lograr
que
las
cuentas
de
X
queden
integradas
en
las
de
xAI,
con
mucha
más
proyección
económica.
Es
cierto
que
X
es
una
empresa
que
parece
recuperar
terreno,
pero
lo
ha
pasado
mal
desde
que
Musk
la
comprara.
Una
fusión
natural.
Como
indican
en
The
New
York
Times,
ambas
empresas
son
privadas
y
ya
compartían
numerosos
recursos,
como
sus
ingenieros.
Grok,
el
chatbot
de
xAI,
se
entrena
con
datos
publicados
por
X
y
que
son
públicos
en
esta
red
social.
Andrew
Verstein,
profesor
en
la
Escuela
de
Derecho
de
U.C.L.A.
comentaban
e
ndicho
diario
cómo
lo
que
nos
parece
decir
Musk
con
este
movimiento
es «Tengo
una
empresa
que
quizá
no
esté
en
quiebra,
pero
no
es
la
joya
de
mi
corona.
La
compraré
de
forma
que
parezca
un
éxito
utilizando
una
de
mis
otras
empresas».
Acciones
que
cambian
de
manos.
Según
The
Wall
Street
Journal,
las
acciones
de
X
y
de
xAI
serán
reemplazadas
por
nuevas
acciones
de
un
holding
llamado
xAI
Holdings
Corp.
Hay
otra
potencial
ventaja
derivada
de
esta
fusión,
según
los
analistas:
será
más
fácil
levantar
nuevas
rondas
de
inversión
para
ese
entidad
combinada.
Ya
pasó
antes.
En
2016
utilizó
acciones
de
su
empresa
de
coches
eléctricos,
Tesla,
para
comprar
SolarCity,
una
empresa
dedicada
a
energías
renovables
en
la
que
Musk
era
el
máximo
accionista
y
en
la
que
su
primo
Lyndon
Rive
era
el
CEO.
Muchos
recursos
compartidos
(y
opacos)
entre
sus
empresas.
Las
empresas
creadas
o
gestionadas
por
Elon
Musk
siempre
han
hecho
uso
de
recursos
de
forma
compartida.
Al
ser
en
muchos
casos
privadas,
varios
de
esos
movimientos
son
opacos,
y
por
ejemplo
en
agosto
de
2024
se
reveló
el
movimiento
de
empleados
desde
Tesla
a
xAI
y
también
de
GPUs
que
antes
usaba
en
Tesla
para
usarlas
en
X
o
xAI.
Todo
con
un
objetivo:
acelerar
en
su
plan
de
convertir
a
xAI
en
referente
en
el
segmento
de
la
inteligencia
artificial.
La
relación
entre
Trump
y
Musk
facilita
todo.
Los
meses
siguientes
a
la
inauguración
del
nuevo
ciclo
presidencial
de
Donald
Trump
han
sido
beneficiosos
para
Musk.
La
valoración
de
X
ha
subido,
en
gran
medida
porque
la
plataforma
es
ahora
más
influyente.
El
magnate
indicaba
en
el
anuncio
de
la
operación
como
X
cuenta
con
más
de
600
millones
de
usuarios
activos.
Grok,
de
xAI
mostró
el
camino
al
integrarse
en
X.
Durante
buena
parte
de
su
existencia
los
modelos
de
IA
de
xAI
estuvieron
limitados
a
suscriptores
de
pago
de
X,
pero
desde
hace
meses
el
chatbot
Grok
3
está
disponible
para
todos
los
usuarios
de
X,
incluidos
los
que
usan
la
versión
gratuita.
xAI
se
aprovecha
de
la
actividad
en
X
para
entrenar
sus
modelos,
y
eso
hace
que
esa
integración
sea
aún
más
natural
ahora
que
ambas
empresas
se
han
fusionado.
Qué
podemos
esperar.
La
adquisición
no
debería
influir
demasiado
en
el
funcionamiento
de
ambas
empresas
de
cara
a
los
usuarios,
pero
una
cosa
está
clara:
si
antes
compartían
recursos
de
forma
algo
más
opaca,
ahora
lo
harán
de
forma
integral.
Los
modelos
de
IA
de
xAI
se
nutrirán
de
los
datos
publicados
en
X
más
que
nunca,
y
a
su
vez
X
se
beneficiará
de
las
mejoras
que
se
implementen
en
modelos
como
Grok
3
y
que
están
disponibles
desde
la
plataforma.
La
superapp
siempre
en
el
horizonte.
Hace
mucho
que
venimos
hablando
de
una
potencial
superapp
de
X,
y
esa
fusión
de
xAI
con
X
hace
que
ahora
este
proyecto
esté
algo
más
cerca.
Ya
tiene
cubierta
tanto
la
creación
de
contenidos
como
la
red
social,
pero
faltan
muchos
ámbitos,
y
uno
por
encima
de
todos:
el
de
poder
usar
X
como
plataforma
de
pagos,
algo
a
lo
que
ha
apuntado
en
más
de
una
ocasión.