El gol agónico de Matías Suárez en el clásico contra Independiente de alguna manera le puso paños fríos a lo que pudo haber sido una semana colérica en Núñez, después de otro fallo arbitral que perjudicó al equipo de Marcelo Gallardo. Uno más. Cuerpo técnico, jugadores, dirigentes e hinchas aún no entienden qué es lo que observó el árbitro Fernando Rapallini, llamado por el VAR para volver a ver la acción, quien terminó cobrando tiro de esquina.
Las primeras imágenes que se vieron en la televisión no parecían dejar demasiadas dudas: Miguel Ángel Borja fue a buscar la posición adentro del área con el brazo en alto y Sergio Barreto contestó con un golpe en la cara del colombiano, que terminó tendido en el piso y sangrando. Sus compañeros reclamaron penal.
El VAR hizo su trabajo y lo invitó al juez a acercarse al monitor para que repasara la acción, pero Rapallini no modificó el fallo. ¿Consideró que no hubo infracción? ¿El manotazo previo del colombiano invalidó la reacción del defensor? Nada de eso: el árbitro se acercó a Borja y le explicó que había sido un choque entre ambos jugadores.
El argumento del referí ya estaba flojito de papeles porque las imágenes mostraban que era penal para River o, en su defecto, foul en favor de Independiente y expulsión por el posterior golpe de Barreto. Sin embargo, ahora apareció una cámara que expone clarito que no sólo hay un gancho izquierdo del defensor de Independiente sobre el delantero, sino que Borja no comete falta en la previa: chocan en una acción típica de juego.