La
pandemia
por
la
Covid-19
nos
enseño
a
todos
nuevas
formas
de
vivir
y,
sobre
todo,
de
trabajar.
Sin
que
muchas
empresas
se
lo
hubiesen
planteado
nunca
antes,
la
gente
tuvo
que
pasar
a
teletrabajar
de
manera
masiva,
de
un
día
para
otro.
Y,
además,
demostraron
que
este
modelo
de
trabajo
en
remoto
y
con
más
flexibilidad
sí
que
funciona.
La
productividad
se
mantuvo.
Incluso
muchas
empresas
registraron
remarcables
crecimientos
en
la
temporada
de
confinamiento
y
distanciamiento
social.
De
todos
modos,
las
empresas
se
están
empeñando
en
meter
a
la
fuerza
a
la
gente
a
las
oficinas,
lo
que
está
causando
mucho
descontento.
Incluso
en
Francia
se
han
ido
sucediendo
huelgas
y
muchos
trabajadores
han
decidido
dejar
sus
empleos.
Ahora
que
ha
llegado
el
verano,
podemos
ver
que
muchas
son
las
empresas
que
prueban
horarios
alternativos
a
las
8
horas
diarias
de
lunes
a
viernes,
de
9
a
5…
y
que
además
les
funciona.
Aunque
nada
más
que
acabe
la
etapa
estival
vuelvan
a
los
horarios
de
siempre
e
incluso
muchas
se
niegan
a
implementar
en
España
la
jornada
laboral
de
37,5
horas
semanales.
solicitar
el
CERTIFICADO
DIGITAL
de
PERSONA
FÍSICA
de
la
FNMT
Hay
alternativas
para
la
flexibilidad
Los
jefes
que
no
se
atreven
a
probar
una
jornada
laboral
de
cuatro
días
o
una
reducción
de
jornada
de
sopetón,
pero
quieren
experimentar
con
una
mayor
flexibilidad,
siempre
pueden
mirar
diferentes
alternativas
que
se
hacen
muy
comunes
en
verano.
Por
un
lado,
los
viernes
de
verano
tradicionales,
pueden
ayudar
a
muchas
empresas
a
ver
si
este
nuevo
modelo
de
trabajo
puede
ayudar
a
largo
plazo
(muchos
experimentos
muestran
a
trabajadores
más
motivados
y,
por
tanto,
productivos).
Otra
alternativa
existente
que
parece
que
sí
tiene
o
puede
tener
más
popularidad
entre
las
empresas
españolas
es
usar
el
modelo
de
trabajo
híbrido
para
permitir
que
la
plantilla
se
quede
los
viernes
en
casa
y
realice
sus
tareas
sin
desplazarse
a
la
oficina.
Cabe
decir
que
hay
algunos
expertos
que
dicen
que
llevar
a
cabo
esta
jornada
solamente
unos
meses
resulta
contraproducente.
Más
que
nada
porque
es
en
verano
cuando
tenemos
más
horas
de
luz
y,
por
tanto,
más
tiempo
cada
día
para
acceder
a
nuestra
dosis
necesaria
de
vitamina
D,
algo
más
complicado
en
invierno
y
más
aún
si
pasamos
todas
las
horas
de
luz
encerrados
en
una
oficina.
Qué
es
la
jornada
de
verano
Hay
empresas
en
España,
como
puede
ser
Gamesa
que
pasan
de
tener
una
jornada
partida
de
8,5h
de
lunes
a
jueves
y
6
el
viernes
y
que
arranca
con
flexibilidad
entre
las
7:30
y
las
9
de
mañana.
Cuando
llega
el
verano
todo
cambia
para
tener
las
tardes
libres:
trabajan
siete
horas
en
horario
continuo,
como
muestra
el
convenio,
lo
que
deja
muchas
horas
para
disfrutar
del
odio
o
dedicarse
a
la
familia,
a
la
casa
o
a
uno
mismo.
Aunque
muchas
empresas
lo
hacen
en
España,
cabe
decir
que
la
empresa
no
tiene
la
obligación
de
implementar
la
jornada
intensiva
a
menos
que
esté
establecida
en
el
convenio.
El
artículo
34
del
Estatuto
de
los
Trabajadores
es
el
encargado
de
recoger
la
regulación
sobre
la
jornada
de
trabajo.
Pero
no
menciona
la
jornada
intensiva
en
verano.
Son
los
convenios
colectivos
los
 encargados
de
regular
esta
materia,
concretando
los
meses
de
aplicación
y
sus
particularidades.
La
duración
de
esta
dependerá
de
cada
caso:
algunos
establecen
que
será
de
1
de
junio
al
30
de
 septiembre,
otros
de
15
de
junio
al
15
de
septiembre,
otros
solo
los
meses
de
julio
y
agosto,
otros
solo
agosto,
etc.
Qué
beneficios
tiene
la
flexibilidad
laboral
de
verano
 «La
jornada
continua
es
muy
valorada
por
los
trabajadores
y
es
un
factor
diferencial
para
atraer
talento,
permitir
la
conciliación,
ahorrar
gastos,
mejorar
 la
productividad
y
ayudar
a
las
personas
a
que
crezcan
en
el
plano
personal,
cosa
que
en
una
jornada
extendida
es
más
improbable
por
falta
 de
tiempo
y
energía»,
explican
los
expertos
en
gestión
de
la
empresa
ErreEse,
conformada
por
consultores
que
asesoran
a
empresas
a
obtener
mejores
resultados
y
ser
más
sostenibles.
Sage
recuerda
que,
además,
con
las
temperaturas
actuales,
lograr
eficiencia
en
los
trabajadores
es
muy
complicado.
O
insostenible
por
el
aire
acondicionado
que
hay
que
meter
durante
largas
horas: «Imaginemos
el
panorama:
un
lunes
de
agosto,
rozando
o
sobrepasando
 los
40
grados
a
las
17:00
horas
y
sentado
en
la
oficina…
En
esta
 situación,
cualquiera
es
de
todo
menos
productivo»,
explican.
La
empresa
que
ofrece
soluciones
de
para
sistemas
integrados
de
contabilidad,
nóminas
y
pagos,
explica
que
la
jornada
intensiva
de
verano
ayuda
a
la
conciliación
de
la
vida
personal
y
laboral.
Al
tener
las
tardes
libres,
se
puede
disfrutar
haciendo
planes
con
los
 hijos
o
aprovechar
para
recargar
las
pilas.
Además,
produce
un
ahorro
para
ambas
partes: «os
trabajadores
dedicarán
un
menor
tiempo
de
desplazamiento
al
 diluirse
la
hora
punta
y
la
empresa
podrá
ahorrar
en
consumo
de
aire
 acondicionado,
luz,
etc».
Además
la
empresa
ha
observado,
como
ya
han
demostrado
muchos
estudios,
que
un
trabajador
que
dispone
de
más
tiempo
libre
está
más
descansado
y
la
 consecuencia
lógica
es
una
repercusión
positiva
sobre
su
salud,
por
lo
que
hay
menos
absentismo.
Y
esta
firma
también
corrobora
lo
que
muchos
estudios
han
demostrado:
trabajar
más
horas
no
es
sinónimo
de
obtención
de
mejores
resultados,
ya
que
una
jornada
excesivamente
larga
produce
estrés
y
saturación
para
el
equipo
lo
que
acaba
siendo
negativo
para
la
productividad.
Imagen
|
Foto
de
Raphaël
Biscaldi
en
Unsplash
 
            










































