El turismo de sol y playa tiene un problema y no solo es provocado por la pandemia

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Hace años que se habla de desestacionalizar el modelo turístico. Esto implica que los hoteles, establecimientos y servicios asociados concentran el 80% de su facturación en apenas un par de meses o tres. Especialmente aquellos que están más enfocados a un turismo internacional. Y esto es el gran problema del turismo de sol y playa y no solo está provocado por la pandemia.

Lo que ha ocurrido es que llegado el momento de buscar a sus clientes en otras fechas, cuando se quiere alargar la temporada turística en un momento donde el verano no se han cumplido las expectativas que permiten mantener el negocio el resto del año, no se logra atraer clientes. Y acaban por cerrar y demandar más ayudas.

El beneficio fuera de temporada alta

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La realidad es que no es que no tengan demanda en otros meses del año, es que la rentabilidad no es tan alta. Su modelo de negocio depende en gran medida de un margen de beneficio muy alto. Y cuando estamos en temporada baja o media, tienen un beneficio mucho menor. Muchos prefieren cerrar, especialmente los más pequeños.

¿Cuál es el problema? Hay muchos empleados que se van al paro, que cobran subsidio en condiciones ventajosas sobre otros sectores como fijos discontinuos. Y un sector complementario que podría seguir abierto acaba por cerrar.

Con los beneficios de temporada baja muchos hoteles prefieren cerrar

¿Hasta que punto tenemos que seguir impulsando este modelo? Es cierto que tiene importantes beneficios para nuestra economía, pero también es un lastre importante, para el mercado laboral, para el desempleo, que vemos como año tras año se dispara al llegar noviembre cuando todos estos hoteles cierran.

Hay que buscar una estrategia para lograr que estén abiertos el mayor tiempo posible, no se si penalizando a los que cierren más tiempo sin acceso a subvenciones, promocionando los destinos turísticos fuera de temporada o haciendo que la gestión sea más eficiente para que los beneficios en temporada baja hagan rentable también la apertura.

Las cadenas hoteleras con diferentes establecimientos operan de manera más flexible. Adaptan la apertura o cierre de los diferentes hoteles en función de la demanda. Se va concentrando a los turistas en los que permanecen abiertos.

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Y lo peor es que esto choca con un turismo de invierno cada vez pujante, en destinos también de costa. Es un  turista que busca descansar unos días, hacer un viaje en el que disfrutar de cultura, gastronomía y paseos al aire libre. Suelen ser más cortos, tres o cuatro días y se concentran en zonas más cercanas a los aeropuertos internacionales.