Ha venido desde Argentina con muchas papeletas para convertirse en la serie de Netflix de este verano. O al menos en cuanto a ficción hispanohablante se refiere. Estrenada el pasado 13 de agosto, ‘El Reino‘ (titulada en España como ‘El Reino vacío’ imagino que para no confundir con la película de Sorogoyen) es un thriller con una adictiva mezcla de religión y política.
Cocreada por Marcelo Piñeyro (‘El método‘) y la dramaturga Claudia Piñeiro, el primer capítulo de los ocho que componen la serie nos meten en situación. En un acto de campaña asesinan a Badajoz, el candidato presidencial. Su muerte repentina causa que Emilio Vázquez Pena (Diego Peretti) su número 2 y un influyente pastor evangélico, se piense el postularse como próximo presidente de la nación.
A partir de aquí todas las miradas se centrarán en los entresijos de la Iglesia de Jesucristo. Por un lado tenemos la difícil investigación policial, con la fiscal al frente creyendo que puede haber sido algo más orquestado que la actuación de un chiflado; por otro, nos adentramos en la cúpula de dicha iglesia, en sus corruptelas y las ambiciones de cada uno de los Vázquez Pena.
Una pequeña panorámica de Argentina
Piñeyro y Piñeiro trazan con esta premisa un lienzo en el que pretenden realizar una panorámica de la Argentina actual (o de las últimas décadas) y su paralelismo con la situación global con el auge de la extrema derecha y del conservadurismo religioso (en este caso evangélico) como temática principal.
De esta manera, religión y estado, política y corrupción se introducen de lleno en el ADN de ‘El Reino vacío’ procurando un cóctel notable y propicio para mantenernos pegados en el sofá con los tejemanejes de los protagonistas. Unos con muchas mejores intenciones que otros y con intereses que terminan chocando.
Es encomiable la labor del diseño de los personajes y su construcción por parte del reparto. Diego Peretti, por ejemplo, encuentra en todo momento el punto adecuado entre lo que es un «Hombre de Dios» en el sentido genuino de la palabra y los modales y pensamientos de un telepredicador con ambiciones.
No es el único que está bastante bien en la serie ya que el reparto por lo general es suficientemente sólido y carismático como para levantar los puntos más flojos del guion (que alguno tiene) y personajes más arquetípicos de lo que debería —quizás el de Mercedes Morán es demasiado de brocha gorda a pesar de que ella lo borda—.
Adictiva, pero también poco pulida
Tengo bastantes peros con cómo lleva a veces los guionistas el equilibrio entre las diferentes subtramas. Pero más por los altibajos de interés que eso supone que por el nivel de relleno que podamos detectar. Un ejemplo lo podemos tener en cierto aspecto místico/sobrenatural que va pululando desde muy temprano en la serie que, sobre todo en esas alturas, queda algo descolgado respecto al resto.
Son detalles como esos lo que hace que en esa panorámica general que pretende hacer ‘El Reino’ a través de esta historia de misterio nos encontremos con pequeños tropiezos en un desarrollo realizado a algo de brocha gorda.
Contras que, reconozco, son fáciles de perdonar porque, en líneas generales, ‘El Reino vacío’ se muestra como una sólida propuesta en Netflix. Un thriller con todas las papeletas de convertirse en una de nuestras adicciones de este verano.