El Real Madrid perdió sobre el final, festejó el Aleti y se cruzarán el próximo sábado

En
una
noche
que
dejó
más
interrogantes
que
respuestas,

el

Real
Madrid
cayó
por
1-0
ante
el

Espanyol
en
Cornella
en
un
partido
donde
los

errores
propios
y
una
controvertida
actuación
arbitral
se
combinaron
para
firmar

una
de
las
derrotas
más
frustrantes
de
la
temporada.
La
Casa
Blanca,
ante
un
mes
de
locos:
mientras
el

Atlético
de
Madrid
se
le
arrima
en

La
Liga,
el
destino
lo
puso
nuevamente
cara
a
cara
con
el

Manchester
City
en
la

Champions
League.

Si
bien
el
equipo
de
Ancelotti
llegó
al
encuentro
con
la
intención
de
afianzar
su
liderato,

el
desarrollo
del
juego
evidenció
un
cúmulo
de
problemas
tácticos
y
físicos
que
ponen
en
entredicho
la
capacidad
del
conjunto
blanco
para
sostener
el
pulso
en
un
calendario
exigente.

La
lesión
de
Antonio
Rüdiger,
el
último
bastión
defensivo
sano,
no
hizo
más
que
agravar
el
panorama.

El
Madrid,
fiel
a
la
filosofía
de
su
entrenador,
salió
con
toda
su
artillería,
sin
dejar
nada
en
el
banco
de
suplentes.

Ancelotti
dispuso
en
el
campo
a
sus
cuatro
figuras
ofensivas:
Bellingham,
Rodrygo,
Mbappé
y
Vinicius,
una
alineación
que
prometía
una
noche
de
goles.
Sin
embargo,
lo
que
se
vio
sobre
el
césped
fue
un
equipo
sin
profundidad
ni
claridad
en
el
último
tercio.

El
Espanyol,
consciente
de
sus
limitaciones,
planteó
una
defensa
férrea
y
bien
organizada,
liderada
por
su
arquero
Joan
García,
quien
acabaría
siendo
la
figura
del
encuentro.

La
primera
parte
dejó
pocos
momentos
de
lucidez
para
los
de
Ancelotti.
Con
el
75%
de
la
posesión,
el
Madrid
dominaba
el
balón,
pero
sin
traducir
esa
superioridad
en
oportunidades
claras.

Mbappé,
impreciso,
y
Vinicius,
desaparecido,
no
lograron
conectar.
Bellingham,
habitualmente
influyente,
no
encontró
espacios
para
desplegar
su
juego.
Solo
Rodrygo
mostró
destellos
de
su
calidad,
pero
sus
intentos
fueron
neutralizados
por
la
defensa
perica.

Uno
de
los
episodios
más
polémicos
del
partido
llegó
cuando
Vinicius
logró
marcar
para
la
Casa
Blanca.
Sin
embargo,

el
árbitro
Muñiz
Ruiz
anuló
el
tanto
por
una
supuesta
falta
previa
de
Mbappé
sobre
Pol
Lozano.
La
decisión
generó
controversia,
ya
que
el
francés
parecía
responder
a
un
claro
agarrón
del
defensor.
Este
episodio
marcó
un
punto
de
inflexión
en
el
encuentro,
elevando
la
tensión
en
ambos
equipos.

La
polémica
arbitral
no
quedó
ahí.

Poco
después,
Romero,
delantero
del
Espanyol,
protagonizó
una
falta
durísima
sobre
Mbappé,
con
los
tapones
de
frente
y
sin
la
intención
de
jugar
la
pelota.
Una
infracción
que
merecía
la
roja
directa,
pero
que
Muñiz
Ruiz
sancionó
solo
con
amarilla.
El
VAR
tampoco
intervino,
lo
que
generó
una
oleada
de
protestas
desde
el
banco
madridista. «Era
una
tarjeta
roja
clarísima,
no
entiendo
cómo
se
dejó
seguir»,
expresó
Ancelotti
al
cuarto.

El
segundo
tiempo
mostró
un
Madrid
más
decidido,
aunque
sin
la
fluidez
necesaria.

Joan
García
se
convirtió
en
el
héroe
del
Espanyol,
sacando
dos
disparos
consecutivos,
uno
de
Bellingham
y
otro
de
Mbappé,
que
bien
pudieron
cambiar
el
rumbo
del
partido.
El
asedio
blanco
se
intensificó,
pero
la
defensa
perica,
con
una
entrega
admirable,
resistió
cada
embestida.

Y
parecía
que
el
empate
era
el
desenlace
inevitable,
el
Espanyol
encontró
su
premio
en
una
jugada
de
contraataque.
Romero,
el
mismo
jugador
que
había
protagonizado
la
polémica
entrada,
culminó
la
acción
con
un
gol
que
sentenció
el
encuentro.
El
tanto
no
solo
castigó
al
Madrid,
sino
también
al
árbitro,
que
había
permitido
que
el
delantero
siguiera
en
el
campo.

La
derrota
deja
al
Madrid
en
una
posición
comprometida,
con
una
lista
de
lesionados
preocupante
y
una
evidente
falta
de
contundencia
ofensiva.
Como
si
fuera
poco,

su
derrota
en
Cataluña
le
dio
la
oportunidad
al
Atlético
de
Madrid
de
quedar
a
solo
un
punto
de
diferencia
del
Merengue,
en
la
cima
de
la
Liga.
Y
el
próximo
fin
de
semana
se
verán
las
caras
en
el
Santiago
Bernabéu.
¡Qué
semanita
se
viene!