En julio de 2022, Elon Musk publicaba un tuit en el que se vanagloriaba de estar haciendo todo lo posible para ayudar a la crisis demográfica después de «tener dos hijos más» con Shivon Zillis, la ejecutiva de Neuralink. Musk recurrió, como de costumbre, a sus redes sociales, su altavoz personal, para mencionar cómo está trabajando arduamente para ayudar con la «crisis de la falta de población».
En documentos judiciales filtrados, se reveló que el multimillonario y los hijos de Zillis nacieron en noviembre de 2021. Esto fue semanas antes de que el ahora padre de nueve hijos y su pareja intermitente Grimes dieran la bienvenida a su segunda hija. Musk también es padre de los gemelos Griffin y Vivian, los trillizos Kai, Saxon y Damian con su ex esposa, la autora Justine Musk. Su hijo mayor, Nevada, murió a las 10 semanas de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) en 2002.
Entre otras publicaciones y comentarios, el magnate también ha dicho recientemente que «el colapso de la tasa de natalidad es el mayor peligro al que se enfrenta la civilización» y ha elogiado a las familias numerosas: «¡Espero que tengan familias grandes y felicidades a los que ya las tienen!». Pero no es la primera vez que Musk menciona el tema y se ha hecho evidente su obsesión con las tasas de natalidad mundiales. Sí, el CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk, quiere que la gente tenga más bebés.
«No hay suficientes personas, decía en un evento del Wall Street Journal. «No puedo enfatizar esto lo suficiente, no hay suficientes personas», el multimillonario señalaba que las tasas de natalidad bajas y en rápido descenso son «uno de los mayores riesgos para la civilización». «Si la gente no tiene más hijos, la civilización se derrumbará», afirmaba.
Hace poco, un reportaje de Business Insider sacaba a colación un fenómeno que lleva años cultivándose en las altas esferas de millonarios del mundo de la tecnología y el capital de riesgo, un círculo selecto de personas que quieren salvar la civilización teniendo muchos niños genéticamente superiores para tomar el «control de la evolución humana». Estos «pronatalistas», como se definen algunos, son parte de un movimiento creciente que teme que la caída de las tasas de natalidad en países desarrollados como Estados Unidos y gran parte de Europa lleve a la extinción de culturas, al colapso de las economías y, en última instancia, al colapso de la civilización.
También es una teoría defendida por Elon Musk y otras personalidad como Ross Dou, quien ha hablado de ella artículos de opinión en The New York Times, o Joe Rogan y el multimillonario capitalista de riesgo Marc Andreessen. El cofundador de OpenAI, Sam Altman, ha sido uno de los primeros inversores de Genomic Prediction. Abiertamente homosexual, también invierte en una empresa llamada Conception, una startup que planea cultivar óvulos humanos viables a partir de células madre y permitir que dos machos biológicos se reproduzcan.
Genomic Prediction, por su parte, es una de las primeras empresas en ofrecer PGT-P, un nuevo y controvertido tipo de prueba genética que permite a los padres que se someten a fertilización in vitro seleccionar los «mejores» embriones disponibles en función de una variedad de factores de riesgo poligénicos. «Somos el Ferrocarril Subterráneo de los bebés ‘Gattaca’ y las personas que quieren hacer cosas genéticas con sus hijos», decían.
La obsesión por la procreación y la longevidad
La obsesión por producir herederos no es una tendencia nueva: las élites siempre han intentado perpetuar su poder y fortunas a través de su linaje. Pero ahora que las parejas posponen cada vez más la paternidad y maternidad, o la rechazan de lleno, personas como Musk buscan trucos para hacer factibles las familias numerosas en la sociedad actual.
En la década de 2010, la búsqueda de la longevidad se extendió por Silicon Valley y algunos megaricos como Jeff Bezos, Sergey Brin y Larry Ellison invirtieron miles de millones en empresas de biotecnología que pensaron que podrían ayudarlos a desafiar la muerte. Jeffrey Epstein (quien también quien planeó embarazar a 20 mujeres a la vez en su rancho de Nuevo México) estudió la posibilidad de congelar su cabeza y su pene para revitalizarlos cientos de años después, mientras que se dice que Peter Thiel buscó transfusiones de sangre de los jóvenes. Más tarde dijo: «Que conste, no soy un vampiro».
Sin embargo, no todas las familias son millonarias y pueden costearse una gran familia. Y este tipo de comentarios se producen precisamente cuando un número creciente de personas está decidiendo no tener hijos, citando temores como el cambio climático y la desigualdad. Los analistas de Morgan Stanley explicaban nota a los inversionistas en julio que «el movimiento para no tener hijos debido a los temores sobre el cambio climático está creciendo y está afectando las tasas de fertilidad más rápido que cualquier tendencia anterior». Para respaldar su argumento, citaron encuestas, investigaciones académicas y datos de Google que muestran que el cambio climático está acelerando la disminución de natalidad.
Según la revista The Lancet, se estima que 183 de los 195 países del mundo caerán por debajo de la tasa de reemplazo de aproximadamente 2,1 niños por mujer para 2100. Tal y como hemos comentado antes en Magnet, incluso países como China e India, que antes luchaban con un exceso de población, ahora buscan métodos para reavivar las tasas de natalidad.
La mayoría de expertos, sin embargo, rechazan la ansiedad y obsesión por la población que tiene Musk, señalando que la migración internacional de países con poblaciones en crecimiento ayudará a estabilizar las desigualdades demográficas. Aún así, los gobiernos que sí temen los impactos económicos de una sociedad cada vez más envejecida, han empezado a tomar medidas al respecto.
*Una versión anterior de este artículo se publicó en noviembre de 2022