‘El Libro de Boba Fett‘ regresa a Disney+ con un sexto episodio que continúa en la dirección del anterior, mostrando todo lo que los fans quieren ver en un producto de ‘Star Wars‘ pero también con un lado esquizofrénico que hace preguntarse la verdadera identidad de la serie dedicada a Boba Fett, personaje que vuelve a aparecer apenas unos segundos en un episodio llevado por otros personajes.
En un conjunto de siete episodios, este preludio al final sigue poniendo piezas alrededor de lo que parece que será otro clímax que pondrá toda la carne en el asador. Si algo no falta en la serie es presupuesto y las dos últimas entregas han mostrado todo su poderío. Hay millones, se nota y Disney no va a racanear en concluir otra de sus series de ‘Star Wars’ tratando de maravillar y abrir la boca de los aficionados.
Por cierto, a partir de aquí spoilers del 1x06, ‘Del desierto llega un extraño'
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Rise of the Deepfake
En el episodio 6 volvemos a seguir a Din Djarin (Pedro Pascal), volando hacia un planeta verde para a ver a Grogu. Allí nada menos que R2-D2 le ayuda a aterrizar y luego lo escolta a través del bosque en donde vemos droides hormiga que transportan rocas a un edificio, lo que parece ser uno de los edificios de Ach-To, el primer templo de la academia Jedi de Luke Skywalker, a quien vemos en otro lugar de la isla junto a Grogu de nuevo con un deepfake de Mark Hamill. Volvemos a reproducir escenas de Dagobah, aquí con Luke haciendo levitar a ranas y usando la fuerza para hacer recordar a Grogu cómo la orden 66 mata a tres Jedi antes de secuestrarle.
También aparece Ahsoka (Rosario Dawson) que logra convencer al mandaloriano de que le deje el regalo que tiene para Grogu, una armadura con la que Luke le plantea al pequeño estudiante qué camino prefiere tomar, volver con su amigo o coger el sable de láser de Yoda para seguir con su entrenamiento y ser su primer estudiante. Aunque no sepamos la decisión, la escena es todo un obvio reseteo para volver a juntar al pequeño con Djarin y volver al punto de partida, quitándole toda la fuerza al emocionante final de la temporada 2 de ‘The Mandalorian’.
Los fans tienen mucho de qué alegrarse (o no) con este episodio de ‘El libro de Boba Fett’. La serie absorbe todo el lore de Star Wars en otra nueva entrega que se olvida casi por completo de Boba Fett para enfocarse en otros personajes esenciales en la saga. Entre lo positivo del viejo truco de los cameos de la trilogía original el efecto de envejecimiento de Luke es sustancialmente mejor que el que vimos hace un par de años y la presencia de Ahsoka Tano da una pista de por dónde irá su serie.
The Mandalorian: temporada 2.5
Analizando las escenas, es gratificante ver a Luke entrenando a Grogu de forma similar a como Yoda le entrenó a él hace muchos años e incluso lo lleva encima de la misma manera, pero la cantidad de minutos usados hace que parezca un posible piloto de puerta trasera para una serie sobre la academia de entrenamiento Jedi de Luke Skywalker, aunque es posible que tenga más que ver con un cebo para enganchar a alguna otra nueva serie en donde sin duda aparecerá este clon de cera de Mark Hamill.
Pero que las endorfinas de ver las caras conocidas no nublen la realidad de que este es el segundo episodio consecutivo donde vemos a los personajes principales de de la serie menos de un minuto, incluso Boba Fett no dice una palabra. A cambio vemos granjas de humedad, y recuperamos al mariscal Cobb Vanth (Timothy Olyphant) que ofrece la oportunidad de irse a los Pykes vendiendo especia y el final nos muestra una épica aparición de Cad Bane al más puro estilo ‘La muerte tenía un precio‘, un villano que da el salto a la acción real desde las series de animación dejando a Vanth en un estado preocupante.
Si bien el final de temporada mostrará al equipo de Fett contra el sindicato Pyke y cerrará la fina línea que conecta todo, que la mayoría interprete este volantazo de la serie como «los mejores episodios» de la serie cuando no dejan de ser un tradicional relleno (aunque sea de lujo) y el mayor protagonismo sea del mandaloriano o personajes que han aparecido en su serie, plantea una seria cuestión sobre la confianza intrínseca de los creadores en su propia propuesta. Dejémoslo en que cada serie de ‘Star Wars’ es ya un palíndromo y que da igual cómo lo llamemos, acabaremos viendo siempre lo mismo.