El James Webb tiene una nueva misión: descubrir qué ha pasado con un tipo de agujero negro supermasivo

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Los
datos
compilados
por
el
telescopio
espacial
James
Webb
(JWST)
están
ayudando
a
responder
muchas
preguntas
en
astronomía
pero
también
plantean
nuevas
preguntas.
Cuestiones
que
creíamos
sencillas
se
convierten
en
enigmas
cuando
encontramos
datos
que
no
concuerdan
con
nuestras
preconcepciones.

Es
lo
que
ocurrió
a
un
equipo
que
se
encontraba
estudiando
los

núcleos
galácticos
activos
.


Menos
de
los
que
esperábamos.

Los
primeros
sondeos
de
galaxias
realizados
por
el
JWST
han
dejado
un
número
sorprendentemente
bajo
de
núcleos
galácticos
activos
(AGN),

según
un
estudio

encabezado
por
investigadores
de
la
Universidad
de
Kansas.


Supermasivos
sí,
pero
no
tan
activos.

Las
galaxias
cuentan
en
su
centro
con
agujeros
negros
supermasivos
(SMBH
por
sus
siglas
en
inglés).
Sin
embagro
no
todos
estos
agujeros
negros
son
iguales.
Los
astrónomos
los
distinguen
en
función
de
su
actividad.
Los
AGN
son
aquellos
que
crecen
rápidamente
engullendo
gran
cantidad
de
materia.

La
teoría
nos
dice
que
los
SMBH
jóvenes
suelen
encontrarse
en
esta
categoría.
Tras
un
periodo
de
actividad,
estos
agujeros
negros
se
“inactivan”
y
se
convierten
en
agujeros
negros
supermasivos
covencionales.
Es
lo
que
creemos
pasó
con
el
agujero
negro
que
encontramos
en
el
centro
de
nuestra
propia
galaxia,
la
Vía
Láctea.


Entre
7.000
y
10.000
millones
de
años.

Los
sondeos
galácticos
realizados
por
los
telescopios
anteriores
al
JWST,
como
el
Spitzer
permitieron
a
los
astrónomos
hallar
una
cantidad
de
núcleos
galácticos
activos
en
las
galaxias
de
nuestro
entorno.
Se
trataba
de
núcleos
especialmente
activos,
brillantes,
y
de
gran
tamaño
por
tanto
fáciles
de
detectar.

El
equipo
responsable
del
nuevo
estudio
creía
que
gracias
a
la
mayor
potencia
del
James
Webb
sería
posible
encontrar
muchos
más
núcleos
de
este
tipo
en
el
espacio
profundo.
Especialmente,

creían
que
serían
capaces

de
encontrar
núcleos
más
jóvenes,
aún
pequeños
pero
en
crecimiento
activo
y
rápido.

Estudiaron
la
región
conocida
como
Banda
Estendida
de
Groth,
una
región
situada
entre
las
constelaciones
de
la
Osa
Mayor
y
Boötes.
La
luz
de
las
galaxias
ahí
situadas
y
que
ahora
nos
llega
se
emitió
hace

entre
7.000
y
10.000
millones
de
años
,
explicaba
en
una
nota
de
prensa
Allison
Kirkpatrick,
coautora
del
estudio.
El
problema:
el
nuevo
sondeo
no
reveló
tantos
AGN
como
el
equipo
esperaba.


Nuestra
propia
historia.

Las
implicaciones
podrían
hacernos
cambiar
incluso
nuestra
concepción
de
la
historia
de
la
Vía
Láctea.
Nuestra
galaxia
es
vieja
y
hasta
ahora
muchos
consideraban
bastante
probable
que
tuviera
en
algún
momento
un
núcleo
activo
antes
de
“relajarse”.

Si
se
confirman
estos
resultados,
esta
hipótesis
se
haría
menos
probable.
En
cambio,
la
posibilidad
de
que
nuestra
galaxia
nunca
tuviera
un
núcleo
activo
ganaría
puntos.


Un
nuevo
vistazo.

El
JWST
tendrá
que
seguir
trabajando
en
resolver
este
misterio.
Por
ahora
el
equipo
responsable
del
trabajo

ha
publicado
los
detalles

de
la
investigación
en
el
repositorio

ArXiv
,
pendiente
en
principio
de
revisión
por
pares
y
su
publicación
en
una
revista.

Entretanto
se
preparan
para
poder
acceder
de
nuevo
a
las
herramientas
del
más
potente
de
los
telescopios
espaciales
creados
por
la
humanidad.
El
JWST
tendrá
que
seguir
buscando
para
responder
a
una
pregunta
que
él
mismo
ha
planteado.

En
Xataka
|

Los
físicos
tienen
algo
increíble:
un
método
muy
preciso
para
simular
agujeros
negros
en
su
laboratorio

Imagen
|

ESA/NASA/AVO/Paolo
Padovani

/


NASA-GSFC,
Adriana
M.
Gutierrez
(CI
Lab)