El James Webb ya ha comenzado a asombrarnos con las primeras imágenes del universo que ha captado, pero además seguimos descubriendo curiosidades técnicas que sorprenden. Sobre todo tratándose de un proyecto que tras años de desarrollo y cerca de 10.000 millones de dólares invertidos.
Un SSD «enano» en el James Webb. Tras captar las imágenes con sus sensores e instrumentos, el James Webb las almacena en la unidad llamada Solid State Recorder, una unidad de almacenamiento muy especial que sorprende por su limitada capacidad de 68 GB.
Esto no es un SSD como el tuyo. La cifra parece ridícula teniendo en cuenta que cualquier portátil de hoy en día suele tener una unidad de 256 GB. Pero claro, hay diferencias muy importantes con las unidades SSD de esos equipos, sobre todo porque la unidad disponible en el James Webb debe pasar pruebas de eficiencia, velocidad y redundancia importantes, pero aún hay más.
Radiación cósmica a mí. Para soportar las condiciones extremas de ese espacio abierto en el que se encuentra, el disco duro del telescopio espacial James Webb ha sido diseñado para que soporte la radiación cósmica que de otro modo lo acabaría destrozando. El de tu portátil quedaría probablemente frito sin ese tipo de protección especial.
¿Por qué 68 GB? El James Webb es capaz de producir hasta 57 GB de datos en forma de imágenes cada día, mientras que el Hubble produce entre 1 y 2 GB de datos. En la NASA lo tenían todo calculado, y plantearon un margen algo mayor para llegar a los 68 GB porque según sus estimaciones, la degradación de esa unidad de almacenamiento hará que tras 10 años la capacidad disponible baje unos 10 GB.
El disco se vacía constantemente. Además tampoco era necesario tener un disco mucho mayor, ya que los datos captados (el 3% de la capacidad está reservada a datos de ingeniería y telemetría) se envían a la Tierra a través de un canal de 25,9 GHz —se usan además otros canales de subida y bajada de datos adicionales— que permite transmitir esos datos a una velocidad de 28 Mbps.
Eso hace que cada día el James Webb se conecte a la Tierra durante unas cuatro horas al día para la descarga de datos, y cada una de esas sesiones diarias hace que se liberen 28,6 GB de datos. La unidad no para por tanto de vaciarse y llenarse: tener esas imágenes guardadas en el James Webb no era necesario.
Recordando a los DVDs. Otra curiosidad: todos los canales de comunicación hacen uso del protocolo de corrección de errores Reed-Solomon, un sistema muy popular que por ejemplo se usa también en DVDs, Blu-ray e incluso códigos QR. A ese protocolo se le añade otro de confirmación de recepción: hasta que el James Webb no recibe la confirmación de que un fichero se ha recibido correctamente, no lo borra de su unidad de almacenamiento.