El 29 de marzo de 1974, el primer Volkswagen Golf de la historia salía de la fábrica de Wolfsburgo. Lo hacía en un momento convulso para la marca y tenía la difícil tarea de sustituir al Volkswagen Beetle, aka el coche del pueblo. En aquel momento, la marca ni se podía imaginar que acababa de concebir un mito automovilístico, que perduraría durante décadas sin parar de cosechar éxitos hasta el día de hoy.
Aquel primer Volkswagen Golf no fue el primer compacto de la historia moderna, pero sí supuso un antes y un después para este tipo de carrocería que, actualmente, sigue siendo una de las favoritas del mercado europeo sobreviviendo a vaivenes y modas.
La década de los 70 no comenzó precisamente bien para Volkswagen, sus ventas caían en picado y necesitaban renovarse, ya que su oferta estaba basada en modelos que habían quedado anticuados y que no eran precisamente baratos. Así, y tras cuatro décadas en el mercado, el fabricante alemán buscó un sustituto para el Beetle nacido en 1938.
Y lo hizo revolucionando completamente el concepto del Escarabajo en lo que toca a arquitectura, pasando de la mecánica y propulsión traseras, a la disposición frontal del motor y a la tracción delantera. Diseñado por Giorgetto Giugiaro, aquel primer Golf abría la puerta a un futuro esperanzador que no tardó en dar sus frutos: sólo dos años después de que aquella primera unidad saliera de la línea de montaje alcanzaba el millón de unidades vendidas.
Volkswagen asegura que desde el inicio de su producción hasta hoy, sin interrupción, cada 41 segundos un nuevo Golf es encargado a fábrica.
No sabía que iba a hacer historia, pero lo hizo
El Volkswagen Golf fue presentado en el Salón de Ginebra de 1974 a principios de marzo y, pocas semanas después comenzaba pues su producción. No obstante, su llegada a los concesionarios tuvo lugar en julio de aquel año y hubo que esperar hasta el 5 de agosto a que las primeras unidades comenzaran a entregarse.
Concebido en una carrocería de tipo monocasco y de líneas cuadradas y aristadas, medía 3,82 metros de largo, 1,61 de ancho y 1,41 de alto. Aquel Golf MK1 se lanzó al mercado en carrocerías de tres y cinco puertas, daba cabida a cinco ocupantes en su interior y contaba con un maletero de 300 litros de capacidad.
Su interior era parco y sencillo, con un tablero de instrumentación donde sólo encontrábamos un cuentakilómetros (carecía de cuentavueltas) y que integraba la radio y todos los mandos a disposición del conductor. Una pequeña guantera, un hueco portaobjetos bajo ella y un enorme cenicero, completaban el salpicadero.
El primer Golf de la historia, había nacido para ser esencialmente un coche funcional, disponiendo de bondades como la bancada trasera abatible. Y al mercado llegó en diferentes acabados el Golf básico, el Golf L y los Golf S y LS, siendo el primero más deportivo y el segundo más lujoso.
Con 35 millones de unidades comercializadas, el Volkswagen Gof es el coche más vendido de la historia de la marca.
Posteriormente llegarían nuevas carrocerías y versiones, como la descapotable, que desembarcaría en el mercado en 1980, o la variante GTI que ya ha pasado a la historia como las icónica del compacto. Ésta nacía dos años después, en 1976, y aunque fue concebida en una tirada de bajo volumen (5.000 unidades), cosechó un éxito que Volkswagen no podía ni imaginar: del Golf GTI de primera generación se acabaron vendiendo 662.00 unidades.
Comenzando a respirar con 50 y 70 CV
En lo que respecta a la mecánica, aquel Golf primigenio se lanzó asociado a dos motores, ambos de gasolina. El propulsor diésel, un 1.5 de 50 CV, no llegaría hasta un año después.
Ambos era bloques de cuatro cilindros refrigerados por agua, uno de 1.1 litros y 50 CV y otro de 1.5 litros y 70 CV, que representaba la opción más potente y que podía asociarse a los acabados S y LS.
Ambos se gestionaban con un cambio manual de cuatro velocidades, aunque el propulsor de 70 CV podía asociarse opcionalmente a una caja automática de tres velocidades. Su velocidad máxima se fijaba en 140 km/h, en el caso del propulsor de 50 CV y de 160 km/h en el de mayor entrega.
En su eje delantero contaba con un suspensión de tipo McPherson, gracias a la cual hacía gala de una dinámica cómoda y estable para la época.
Volkswagen señala además que el Golf fue para la marca un sinónimo de progreso, e hizo que «la tecnología de seguridad fuera asequible para millones de personas», explica Ralf Brandstätter, Director de Operaciones de Volkswagen.
Y es que a lo largo de su historia, el Golf ofrecería un buen conjunto de soluciones técnicas como el ABS, el ESP, así como motores de inyección directa o propulsión turbo hasta llegar a sistemas actuales como los faros xenon y full LED, mecánicas híbridas y eléctricas o tecnologías de asistencia activa (detector de ángulo muerto, control de crucero, Park Pilot…).
Tras siete generaciones y con la octava a la vuelta de la esquina, este mito sobre ruedas ha ido evolucionando a sazón de la tecnología y las exigencias del mercado, pero la marca siempre ha intentando mantenerlo fiel a su esencia. ¡Larga vida al rey de los compactos!