Con ‘El huevo del dinosaurio (Öndög)‘, Wang Quan’an, uno de los más singulares creadores de la cinematografía china, responsable de la reputada ‘La boda de Tuya‘, regresa a la tierra de sus antepasados para inmortalizar la llanura y la vida en Mongolia, las más ancestrales ya en vías de extinción y con todas las esperanzas puestas en un único huevo de dinosaurio.
Todo ello con un curioso thriller de por medio que en realidad no tiene ninguna importancia. Se alzó con la Espiga de Oro en la pasada edición de la Seminci y llega este fin de semana a los cines españoles.
Vida, amor y muerte en el fin del mundo
Rodada sin guión durante dos meses y sin guión en tierras mongolas, la última apuesta de Quan’an no se anda por las ramas y ejerce a las mil maravillas como detonador de espectadores impacientes. Este huevo es duro como una piedra, a pesar de un brillante prólogo que nos sitúa involuntariamente en un thriller entre Corea y los Coen para al final quedarse en medio de la nada de la manera más literal imaginable.
“He escrito el guión de todas mis películas, pero esta vez no había guión. En Mongolia, lo que vi superaba con creces el ámbito del lenguaje. Mi equipo de rodaje llegó a Mongolia el 8 de enero de 2018. Tardamos 90 días en prepararnos, 60 en rodar y tuvimos que superar un sinfín de dificultades. Cuando me senté en la sala de montaje, vi por primera vez ‘Öndög’ terminada.
Creía que había hecho una película sobre la vida, el amor y la muerte. Pero lo que vi en «Öndög» era diferente a la vida, la muerte y al amor. Cuando estuve en Mongolia, tuve que adaptarme a su sentido del tiempo. Interioricé el concepto mongol del tiempo. La vida, la muerte y el amor no eran como los había percibido antes; su significado era completamente diferente.
Siempre he creído que antes de terminar una película, la capacidad del lenguaje para salvarla se queda corta. Y cuando terminé ésta, me pareció que el lenguaje resultaba superfluo. Así que vamos a limitarnos a ver una película.”
El macGuffin mongol
Una mujer es hallada asesinada en la estepa de Mongolia. Durante la noche, un policía joven e inexperto tiene que asegurar la escena del crimen. Dado que no está familiarizado con los peligros del lugar, le envían a una pastora lugareña para protegerle a él y al cadáver.
Dulamjav Enkhtaivan se apodera de la película desde el primer momento. Todo lo que vemos, lo que sentimos, ya sea de cerca o de lejos (su primer acto es toda una declaración de intenciones visuales), lo recibimos casi como esos lobos que se encuentran al acecho pero que, si te fijas bien, podrían ser perros mucho más inofensivos.
Y algo así sucede en este batiburrillo de géneros que no duda en mostrarse explícito cuando debe, incluso más de lo necesario: la muerte de la pieza de ganado podía haber terminado en el suelo de la sala de montaje.
‘El huevo del dinosaurio (Öndög)’ es un thriller de mentira, un crimen sin misterio, una odisea contemplativa sobre ver nacer cachorros y crecer huevos, en una cruda pelea contra la soledad y la extinción. La fotografía majestuosa de Aymerick Pilarski captura la belleza de los parajes, los otros grandes protagonistas de la función. Ahí es donde se apoya la osada apuesta de un Wang Quan’an que sale victorioso, pero no por goleada.