‘El hombre contra la abeja’ no engaña: la serie de Rowan Atkinson para Netflix es una hilarante y simpática dosis de comedia física

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Rowan Atkinson vuelve con un personaje nuevo y una serie para presentarlo. Acostumbrados a su Blackadder, Mr. Bean y Johnny English, en esta ocasión el cómico inglés encarna a un inestable cuidador de casas en ‘El hombre contra la abeja‘, la nueva comedia de Netflix.

Como su propio nombre indica, la serie gira en torno a un hecho: el singular y desquiciado combate entre Trevor, un principiante cuidador de casas, y una abeja que le quita la paz y la tranquilidad a un trabajo en principio sencillo.

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En este sentido, Atkinson y William Davies (‘Johnny English‘) no engañan, presentando una serie que abraza la comedia de golpe y porrazo más pura en lo que vemos escalar esta pequeña cruzada por parte de un personaje que es quizás más mentalmente inestable que otros del actor. De hecho, si bien podríamos pensar en un nuevo Mr. Bean, aquel era simplemente torpe e ingenuo.

Una película disfrazada de serie

No sé, en este mundo en el que se ha diluido de algún modo la narrativa televisiva y la cinematográfica, hasta qué punto debemos entrar en el debate de que las series no son, ni deberían ser, películas troceadas. En bastantes producciones se está perdiendo el sentido del episodio como estructura narrativa y este es un claro ejemplo de ello.

La ausencia de una trama B, junto con que el metraje total apenas llega a los 110 minutos y que el corte entre episodio y episodio no es tanto entre actos como entre secuencias (entre gags más bien), crea esta sensación de estar ante una película dividida en 9.

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No desternillante, pero sí divertida y simpática. De estas para echar la tarde con la familia ya sea en el cine o en la televisión gracias, sobre todo, al buen hacer de Atkinson, que sigue dominando el género y trabaja como pocos las exigencias de personajes e historias de este estilo.

El problema radica en que, más allá de la sencillez de base de ‘El hombre contra la abeja’, la ficción sufre de ser algo blanda y facilona en sus gags. Incluso más que anticipadora de situaciones (por alguna razón los primeros minutos te resume lo que va a pasar a continuación) es predecible. El recorrido por la casa ya te indica qué va a pasar y cómo y eso quita algo de «magia» a situaciones que funcionan con precisión.