A nadie se le escapa que hay una espiral inflacionista que está elevando el precio de la cesta de la compra en muchos países. Como es lógico, en un mundo tan globalizado, raro es el país que se escapa a ver cómo en los últimos dos años el coste de la vida no ha hecho más que elevarse.
Por eso, son diferentes las medidas que los distintos gobiernos están buscando para minimizar estas subidas y que, en parte, no acaben repercutiendo en el eslabón más débil de la cadena: el consumidor.
Algo que está sucediendo ahora mismo en Francia, donde el ministro de Economía francés, el socialista Bruno La Maire ha negociado una topa de precios que afecta a 5.000 productos de consumo diario, instando a empresas, productores y minoristas a congelar o reducir sus precios.
Tras hablar con 75 representantes de minoristas y productores, Le Maire consiguió apalabrar el sí de determinadas grandes empresas, especialmente de la distribución, como es el caso de Carrefour —el principal agente del retail francés debido a su cuota de mercado—, aunque también ha obtenido el beneplácito de Lidl.
El ‘no’ de la industria a topar precios
Sin embargo, como explica Reuters, hay determinadas empresas que, en palabras del ministro francés, «no están cooperando con el acuerdo» entre las que se citaba directamente a Unilever, Nestlé o PepsiCo. No obstante, a pesar de la ambición del plan de La Maire, lo cierto es que de los 75 participantes en sus conversaciones, sólo la mitad de ellos habían —como insiste la información de Reuters— en acordar esa reducción, pautada en el mes de junio.
Lo cierto es que Francia no es el primer país que plantea topar ciertos precios para combatir la inflación, si bien es el único de Europa Occidental que sí lo ha expelido desde el gobierno a diferentes agentes económicos.
No obstante, en este tira y afloja negociador, Le Maire ha conseguido un importante sí: el de adelantar las negociaciones anuales sobre precios, que se suelen mantener en enero del año siguiente, y que para 2024 comenzarán a producirse en este mes de septiembre, si bien se espera que se alarguen hasta mediados de octubre. Con ello, el objetivo estará puesto en lograr una limitación de precios de cara a enero de 2024.
Aun así, las negociaciones de Le Maire no están siendo fáciles y, en general, no está haciendo amigos dentro de la industria, pues en declaraciones recogidas por Capital.fr, también apunta a comprobar con un observatorio de precios que los distribuidores están repercutiendo la bajada que los productores han puesto en marca.
De hecho, ha salido al quite incluso en su cuenta personal de Twitter, donde ha dejado claro que está en contra de la llamada reduflación, la táctica comercial por la que los productores venden menos cantidad de producto —reduciendo el envase, por ejemplo— al mismo precio.
Con los datos de agosto en la mano, lo cierto es que en Francia llevan varios meses de tendencia a la baja con la inflación de los alimentos, que ha caído por quinto mes consecutivo aunque la buena noticia tiene trampa, pues la inflación de los productos alimenticios en Francia está en un 11,1%, más del doble que la inflación general.
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