La tasa de descontento laboral en España es una de las más elevadas de Europa. Quizás se deba a que el 60% de las bajas laborales se deben a problemas derivados del estrés laboral, algo que impacta en la cuenta de resultados de las empresas. Mucho más de lo que muchas organizaciones están dispuestas a reconocer.
Porque no se trata solo de los días de baja en la que perdemos a un empleado. Este es el menor de los problemas, sino de cómo este estrés laboral provoca un deterioro físico y mental que impide que los trabajadores mantengan una productividad óptima. Y esto no ocurre en uno o dos, sino que puede ser generalizado en toda una plantilla.
¿Quién genera mal ambiente en la empresa?
Es un ambiente laboral viciado el principal problema y muchas organizaciones no quieren verlo. En general porque un mal ambiente es una consecuencia directa de una mala gestión. Es difícil asumir que la culpa no es de los otros, sino que parte del problema está en la dirección. Siempre es más fácil cargar contra el personal, que no importa cuantos hayan pasado por nuestra empresa, todos son vagos, incompetentes y nos quieren tomar el pelo.
Son empresas que tienen una alta rotación de personal, lo que además crea problemas de productividad, puesto que siempre hay alguien en formación, que no está al 100%. Y alguien que le está enseñando y pendiente de él, que de tanto formar a otros poco a poco va aumentando su nivel de estrés.
¿Estamos a la altura para dirigir a un grupo de personas? ¿Sabemos motivarles para que de lo mejor de sí mismos?
Eso por no hablar de aquellos que directamente no entienden otra forma de dirigirse a empleados que no sea de malos modos y con amenazas de despido. Una cultura del miedo que funciona solo cuando el empleado sabe que no tiene otra opción, pero que a la primera oportunidad sale huyendo de la empresa. Son casos extremos, pero lejos de ser una excepción en algunos sectores parecen la norma.
Y no tiene que ver con el tipo de empresa, he conocido algunas de sectores tradicionales con estos problemas de mal ambiente laboral pero también algunas startups de nueva creación. Y el problema suele estar en una falta de formación, de empatía de estos cargos que tienen personal bajo su responsabilidad en la gestión de recursos humanos.
Si a esto ya le sumamos algunas medidas pensadas para mejorar el bienestar de los empleados, como facilitar la conciliación, implantar horarios flexibles cuando sea posible, el teletrabajo las cosas empiezan a mejorar. Si además se empiezan a reconocer logros y valorar a los empleados como un recurso valioso de nuestra empresa el impacto en la productividad será muy positivo.
Hay que recordar que la OMS ya reconoce el síndrome del trabajador quemado como enfermedad laboral. Las bajas por este motivo no dejan de suponer un problema para la empresa, pero también para otros compañeros que ven como su nivel de trabajo aumenta porque no se sustituye a los empleados de baja. Lo que acaba generando más estrés y una espiral difícil de romper.
Imagen | Counselling