Una de las cuestiones que año tras año se repiten es que muchos matrimonios, tras pasar un mes juntos acaban sus vacaciones con la idea tomada de separarse. Esto no es ajeno muchas veces al ámbito laboral, porque el divorcio entre empresa y empleado llega en vacaciones.
Incluso aunque no lo lleguen a comunicar, muchos empleados toman la decisión de cambiar de trabajo durante las vacaciones. No se trata de que cuando se reincorporan pongan la carta de renuncia encima de la mesa de su jefe. Pero si han decidido dar un cambio a su carrera profesional y comienzan a sondear el mercado de forma seria para cambiar de trabajo.
Relax y toma de decisiones
Durante el año han podido surgir tensiones, que hacen que muchas veces se llegue a casa enfadado, con un no aguanto más y que cada vez nos pese más levantarnos para ir a trabajar. Pero excepto en casos extremos no se toman decisiones en caliente. En verano la cosa cambia, estamos más relajados y nos permite reflexionar un poco más sobre nuestra vida laboral.
Necesitamos saber si queremos seguir otro año más en nuestra empresa o se ha convertido en una cárcel laboral
Y aquí pueden ocurrir dos cosas. Evaluamos nuestro perfil y pensamos si tenemos oportunidad de irnos a otra empresa o no. Se toma la decisión de explorar en mercado laboral en busca de otra oportunidad. Además no es raro que en nuestras vacaciones nos juntamos o conocemos a alguien que no está en el círculo de amigos habitual y nos da una visión diferente de cómo trabaja.
Nos toca pensar en las ventajas e inconvenientes de nuestro trabajo. En muchas ocasiones, hemos amoldado nuestra vida según los horarios que nos marca, el lugar donde trabajamos y estamos tan adaptados que dejar el trabajo no es solo una cuestión de salario. Pero cuando en verano te das cuenta que no quieres pasar otro año igual, es el momento de cambiar.
Inteligencia emocional, no seguir otro año igual
Después de todo al final tenemos que reincorporarnos, ver a nuestro jefe, compañeros y a pesar de que todo el mundo vuelve más relajado sabemos que las tensiones más pronto que tarde volverán. Por eso es el momento de utilizar la inteligencia emocional.
Empezaremos a ver ofertas de otras empresas, a mover nuestro currículum, pero no nos vamos a ir de inmediato. Es importante saber distanciarse de estas tensiones para que nos afecten lo menos posible, a saber posicionarse, a lidiar entre lo que podemos resolver nosotros y aquello que sabemos que no va a cambiar.
Porque todo esto lo tenemos que utilizar en nuestro favor, incluso aunque finalmente sigamos en la empresa, ya sea porque ninguna de las ofertas que encontramos mejoran lo que ya tenemos o porque al final hemos decidido quedarnos con el más vale malo conocido…
No todo el mundo está dispuesto a afrontar el reto o la oportunidad profesional que supone una nueva empresa. A veces no se mejora salario o condiciones, pero se tiene más estabilidad profesional o se puede tener un plan de carrera que a largo plazo nos permita ascender.
Todo esto es lo que tenemos que evaluar en verano. El sueldo que nos llega a final de mes es importante, pero también hay múltiples factores que son los que determinan al final si quieres ir a tu trabajo ilusionado o simplemente a esperar que llegue la hora de salir cuanto antes.
Imagen | jmoock72