Hace unos días pudimos leer a Martin Campbell arrepentirse de haber rodado la aventura comiquera de ‘Green Lantern’ para la gran pantalla; pero al autor de títulos tan estimulantes como ‘Casino Royale’, ‘Límite vertical’ o la encantadora ‘La máscara del Zorro’ aún le queda mucho por opinar; y en esta ocasión le ha tocado dar cera al cine de acción contemporáneo y a la aproximación técnica y artística a las set-pieces de hoy día.
De acción ridícula y efectos digitales
Durante una charla con el medio /Film para promocionar su próxima película ‘The Protégé’, que debería llegarnos el próximo 26 de noviembre a tierras españolas —en EE.UU. se estrenó el pasado viernes—, se preguntó al bueno de Campbell sobre qué es lo que había cambiado dentro del cine de acción durante los últimos años. El cineasta lo tiene claro cristalino: «Lo que ha cambiado en la acción es que se ha vuelto digital, eso es lo que ha ocurrido».
Campbell continuó su argumento utilizando como ejemplo la saga ‘Fast & Furious’ y su spin off ‘Hobbs & Shaw’. Atentos, porque no tiene desperdicio.
«Ahora, obviamente, tienes todo el tema de los superhéroes, lo entiendo, todo lo de los cómics de Marvel y demás. Pero después tienes ‘Hobbs and Shaw’, en la que la acción roza el absurdo, pero es divertido de ver. Y después tienes la acción ridícula de algo como ‘Fast and Furious’; la última ‘Fast and Furious’ es tan disparatada que te hace desconectar. Esto es lo que ocurre. En lo que solíamos hacer en los viejos tiempos, en los 70 y los 80, no había digital. Así que tu acción era mucho más realista en lo que respecta a lo que podías conseguir, porque eso era todo lo que tenías. No podías hacer trampas. Bueno, estaba el modo en que lo montabas, y sí, podías usar un doble por aquí y por allá, pero hoy en día puedes limitarte a cambiar una cara».
«Puedes usar al doble y poner la cara de alguien encima. Puedes hacer acción absurda. Puedes tirar un coche desde 15 metros, el coche queda intacto, da tres vueltas de campana y sigue conduciendo, ya sabes a lo que me refiero. Así que, de algún modo, creo que el digital ha hecho que la acción sea mucho peor de lo que era entonces. Honestamente, lo creo. Es todo por las herramientas digitales, y a la gente le encanta. Pero yo no me creo la mayor parte».
No voy a negar que, como amante de los efectos prácticos que soy, hay ocasiones en que los VFX —ya sea por una integración pobre con la acción real o por un uso excesivo— juegan a la contra haciendo perder ese factor «tangible» que tan bien sienta a una escena con vehículos chocando o con edificios volando por los aires. Dicho esto, sin las facilidades del medio digital, habría sido totalmente imposible trasladar a la pantalla algunas de las ideas más locas que hemos visto últimamente.
Como casi siempre, la clave suele estar en el equilibrio y en adaptarse a las necesidades de cada producción, pero no cabe duda de que el debate, nuevamente, está servido.