El camino desde una promesa hacia la vocación de salvar vidas

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Mariana Cisterna es paramédica y actualmente está estudiando enfermería. La historia que la lleva a tener la vocación de salvar vidas encierra una experiencia que hizo cambiar su visión del mundo y la forma de encarar la vida.

Hace aproximadamente 5 años atrás, uno de sus hermanos varones tuvo un accidente y ante dicha circunstancia Mariana apeló a la fe y al pedido ante Dios de que no se llevara a un ser querido. Ese pedido vino acompañado de una promesa y fue la de estudiar una carrera que estuviera asociada a salvar vidas.

Su hermano se recuperó y al cabo de 2 años, Cisterna comenzó a estudiar y prepararse con cursos de Paramédico. En referencia a ello, comentó: “La realidad es que nunca se me pasó por la cabeza hacer esto porque no lo había sentido antes hasta que me pasó lo de mi hermano, ahí entendí muchas cosas y cuando arranqué a saber de que se trataba me encantó”.

Al año siguiente, le llega la propuesta a Mariana de integrarse como paramédica en la Liga Regional de Baby Fútbol. En ese sentido, expresó que a partir de la experiencia de poder entablar una relación con niños, ahora sueña con trabajar en un servicio de emergencias. “Es por razón que hoy en día estoy enfocada en terminar la carrera de enfermería”, señaló.

La función del paramédico

Dentro del baby fútbol, tanto Mariana Cisterna como Miriam Monelli, acuden a las canchas cuando algún niño sufre un golpe o una caída.

En ese sentido, Cisterna explicó que ante un evento de estas características, quién acude rápidamente para ver como se encuentra el niño es su profesor y luego si el profesor no puede resolver la situación allí entra en escena su función como paramédicas.

“En un primer momento, nosotras estudiamos al niño y si consideramos que hay que tratarlo llamamos al servicio de emergencias”, señaló.

Por otra parte, ambas comentaron que se preparan durante toda la semana para ir a las canchas y poder estar al 100% para estar con los niños acompañándolos. Asimismo, agregaron: “Cada paramédico tiene su cancha, pero nosotras vamos rotando si a alguna se le presenta un incoveniente”.

Haciendo mención al gran grupo que integran los paramédicos del baby, las mujeres manifestaron que son alrededor de 20 personas, intercalándose entre género masculino y femenino. “Todos nos llevamos de una manera excelente, siempre estamos dispuestos a cubrir al otro”, añadió.

Finalmente, brindando un mensaje de lo que significa para ellas la vocación de salvar vidas, cerraron: “Esta tarea que nosotras llevamos a cabo va mucho más allá del baby, en todo momento estamos atentas al prójimo, nos nace desde el corazón querer ayudar a los demás”.