Las
patatas
fritas
ocupan
un
lugar
especial
en
el
corazón
de
muchos.
Es
curioso
cómo
este
acompañamiento
humilde
puede
ser
el
factor
decisivo
al
elegir
un
plato
en
un
restaurante.
A
veces,
el
verdadero
protagonista
del
menú
queda
eclipsado
por
el
crujiente
y
salado
encanto
de
las
patatas.
Un
lugar
que
rinde
homenaje
a
este
amor
es
Las
Fritas
Barcelona,
un
bar
dedicado
exclusivamente
a
este
manjar.
Con
dos
locales
en
la
ciudad,
en
Argenteria
y
Joan
de
Borbó,
y
otro
en
Bilbao,
este
establecimiento
ofrece
una
experiencia
que
celebra
la
fritura
como
arte,
y
en
concreto
el
arte
de
las
fries.
A
diferencia
de
las
opciones
congeladas
de
otros
sitios,
aquí
las
patatas
son
frescas,
de
doble
fritura,
y
absolutamente
crujientes.
Todo
el
menú
es
sin
gluten,
salvo
algunas
excepciones,
lo
que
lo
hace
accesible
para
una
amplia
audiencia.
Las
opciones
son
un
deleite
para
los
sentidos,
sobre
todo
algunos
de
sus
topping
más
gourmet.
En
realidad,
el
verdadero
atractivo
está
en
los
toppings
y
salsas.
Desde
las
tradicionales
de
ketchup
y
mayonesa
hasta
versiones
gourmet
como
la
trufada
vegana
o
el
chili
con
carne,
cada
combinación
es
un
festín
de
sabores.
La
creatividad
de
los
complementos,
como
huevo
frito
con
jamón
o
butifarra
con
alioli,
eleva
la
experiencia
a
otro
nivel.
El
modelo
de
Las
Fritas
también
se
adapta
al
estilo
moderno
del
takeaway.
Los
clientes
disfrutan
de
estas
delicias
sobre
la
marcha,
en
un
formato
práctico
pero
sin
sacrificar
calidad.
Es
una
reinterpretación
contemporánea
de
un
clásico
universal.
El
éxito
de
Las
Fritas
radica
en
su
dedicación
a
lo
artesanal.
Las
patatas
no
son
solo
un
acompañamiento;
son
el
centro
de
atención.
Cada
detalle
está
pensado
para
resaltar
su
sabor
y
textura,
creando
una
experiencia
inolvidable
para
los
amantes
de
esta
fritura.
Para
los
que
valoran
el
placer
de
una
buena
patata
frita,
este
lugar
es
una
visita
obligada.
Una
celebración
del
ingrediente
más
versátil,
preparado
con
maestría
y
servido
con
imaginación.
Foto
|
@las_fritas/Instagram
En
DAP
|
Este
es
el
restaurante
que
ha
elegido
Woody
Allen
en
su
nueva
visita
a
Barcelona