Nuestra percepción de los padres cambia con el tiempo: cuando somos chicos los consideramos súper héroes, cuando estamos en la adolescencia los tachamos de locos, pero, cuando somos adultos, comprendemos que siempre tuvieron la razón en muchas cosas, incluyendo la del estilo, es por eso que el nuevo accesorio en tendencia se nos ha hecho tan familiar por una razón: nuestros padres ya lo llevaban antes de que estuviera de moda.
La gorra que antes asociábamos con el fin de semana familiar y las paellas del pueblo ha dado un giro radical: la dad hat ha pasado de ser un gesto de funcionalidad a un pequeño tótem del buen gusto masculino. Lo que empezó como una pieza práctica y anónima para cubrirse del sol se ha reinventado hasta convertirse en un básico del armario contemporáneo, capaz de sumar estilo a un look sencillo sin esfuerzo aparente.
Si rastreamos sus orígenes, la silueta informal y relajada de la dad hat nace de las gorras deportivas y del calzado de trabajo, pero su popularización como icono urbano tiene nombres propios: marcas como ’47 impulsaron la versión «clean up» que hoy reconocemos como la dad hat, y desde ahí la pieza fue colonizando tanto el streetwear como la moda mainstream.
El punto clave es que se trata de una gorra sin estructura, cómoda y con ese aire vintage que conecta con la nostalgia de los 90, algo que la hace tremendamente apetecible para quien busca un look cotidiano con personalidad.
La conversión de prenda práctica a objeto de deseo no fue de la noche a la mañana: diseñadores y grandes casas llevaron la gorra a las pasarelas y la reinterpretaron con tejidos, logos y precios inesperados, hasta el punto de que una pieza humilde pudo acabar en desfiles y editoriales de alto voltaje.
Ese recorrido, de lo funcional a lo aspiracional explica por qué ahora la dad hat aparece en looks de celebrities, en reportajes de estilo y en estanterías tanto de marcas de lujo como de tiendas de barrio: es versátil y, lo más importante, hace que cualquier conjunto parezca deliberadamente informal.
¿Por qué mola tanto hoy en día? Porque combina tres cosas que los hombres valoran en su día a día: comodidad, versatilidad y un punto de autenticidad. No necesita esfuerzo estilístico y, sin embargo, define una actitud: la de quien prefiere la naturalidad al artificio.
Además, en tiempos en que la autenticidad se puede comprar, la dad hat ofrece ese gesto de sencillez que resulta rara vez artificial, especialmente porque no es solo la gorra de tu padre: es la prueba de que el buen gusto a veces viene en forma de pieza modesta y bien llevada.
Fotos de @jacobelordicom | @lofficielhommes
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