Torrijas, monas de pascua, pestiños… Los amantes de la repostería estacional estamos de enhorabuena en Semana Santa, cuando se abre ante nuestros ojos un infinito abanico de exquisitos dulces. Pero la costumbre no nos habría hecho tanta gracia hace décadas, cuando se tiraba de dulce porque no se podía comer otra cosa.
El derecho canónico sigue siendo claro al respecto: en la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma. Esta penitencia, que en principio solo limitaba el consumo de carne, llega a su cénit el Viernes Santo y Miércoles de Ceniza, donde se debía ayunar durante todo el día. Pero, además, durante todo este tiempo solo podía hacer una ingesta diaria: la colación. Dado que no se podía comer carne, la única forma de aguantar todo un día sin caer desmayado era concentrar todas las calorías posibles en los platos permitidos: además de verduras y pescado, dulces.
No es de extrañar dado este hecho que en nuestra muy católica España se hayan preparado decenas de dulces tradicionales. Hoy han perdido su utilidad religiosa, pero la mayoría se mantienen por suerte para las pastelerías y por desgracia para nuestra dieta. Y estos son los más destacados:
Torrijas
El dulce por excelencia de la Semana Santa es hoy un añadido más a nuestros michelines, pero en tiempos era un bote salvavidas que libraba a los devotos campesinos de acabar muertos en el campo. Un postre humilde para cuya elaboración solo se necesita pan (que puedes hornear tu mismo), leche, huevo y azúcar y que cualquiera puede hacer en casa.
Hoy la afición por las torrijas es descomunal y la mitad de los restaurantes de España las tienen en su carta durante todo el año, en infinitas variaciones de 29 recetas de torrijas. Ahora bien, la reina de las recetas de torrijas será siempre la tradicional, torrijas de leche, que compartimos al completo a continuación:
En un cacito ponemos el litro de leche, el azúcar, la rama de canela y la piel del limón (sin nada de la parte blanca). Calentamos y cuando comience a hervir lo retiramos del fuego, tapamos y esperamos a que se enfríe antes de empapar las rebanadas de pan ya que si no se reblandecen demasiado. Dejamos el pan en remojo durante una hora o hasta que absorba toda la leche y no se vean restos. Batimos los huevos en un recipiente hondo, pasamos las rebanadas de pan por ambas caras y las freímos en abundante aceite de oliva bien caliente, volteando para que se doren por las dos caras. Las escurrimos bien y las ponemos en papel secante para quitar el exceso de aceite. Mezclamos 100 g de azúcar con dos cucharaditas de canela molida (opcional) y rebozamos las torrijas en la mezcla. Servimos con fruta fresca, espolvoreamos con nueces picadas o tal cual y sin florituras. Como más nos guste. Eso sí, mejor calientes y recién hechas que es su momento óptimo.
Otras recetas de torrijas:
Monas de Pscua
La mona de Pascua es un postre con gran tradición en todo el Levante y, como su nombre indica, se toma al finalizar la cuaresma. Tradicionalmente el padrino regala la mona a su ahijado el Domingo de Pascua, después de misa. El Lunes de Pascua, además, es tradición que se reúnan dos o tres familias o un grupo de amigos y que vayan a comer la mona juntos a algún lugar.
En la actualidad, las pastelerías hacen el agosto vendiendo monas, pero no hay que ser un maestro repostero para prepararla en casa. He aquí nuestras recetas favoritas:
Panquemado o panquemao
Los ingredientes del panquemao y de la mona de Pascua son esencialmente los mismos, pero el bollo difiere en la forma. Y como en todas las recetas tradicionales, hay variaciones y toques distintos, como anís, azahar o la decoración con clara de huevo montada.
He aquí nuestra receta del panquemao en su versión tradicional valenciana.
Toña alicantina
Muy similar a las monas y al panquemado es la toña alicantina. Tiene en común el ser una masa de panadería enriquecida, estilo bollo suizo, muy tradicional en todo el litoral mediterráneo. La toña alicantina suele tomarse como desayuno o merienda a lo largo de todo el año, aunque adquieren más protagonismo en Semana Santa.
Hay versiones con patata en la masa, toñas mucho más grandes y otras decoradas con almendras; se puede aromatizar con naranja, limón o azahar, incluso hay quien las hace con mantequilla en lugar de aceite. En teoría, si las decorásemos con un huevo ya no serían toñas y pasarían a convertirse en monas de Pascua, pero en cualquier caso son toda una delicia que conquista a grandes y pequeños.
He aquí nuestra receta de la toña alicantina tradicional.
Buñuelos
En el empeño por sacar cuantas más calorías mejor para aguantar el ayuno, en todo España es tradicional tomar en Semana Santa lo que en tiempos se conocían como “frutas de sartén”, y los buñuelos son los reyes del cotarro.
Quizás los más tradicionales de esta época son los buñuelos de cuaresma que se diferencian de otros en que la masa se aromatiza con vino blanco, la ralladura de algún cítrico y anís en grano o matalahúga. No obstante, también se consumen los clásicos buñuelos de viento, y hay muchísimas variaciones como estos fantásticos buñuelos de calabaza o los tradicionales buñuelos del Ampurdán.
Pestiños
Este dulce andaluz se consume tanto en Navidad como en Semana Santa. De nuevo estamos ante otra variedad de “harina frita”, en este caso con aceite de olvia y miel. Curiosamente, el pestiño está emparentado con la shebbakiyya marroquí que se consume en el ramadán dado su alto valor energético, lo que sugiere un posible origen común, quizá andalusí. Este a su vez podría remontarse a la Pascua judía, donde también son habituales las “frutas de sartén”. Como para presumir de raza…
La receta de pestiños no tiene misterio alguno. Solo tendrás que decidir si los quieres cubrir con miel o con azúcar.
Hojuelas
En Valladolid y otras regiones son típicas las hojuelas, que recuerdan a tantos dulces de sartén también típicos en fechas como Carnaval o Todos los Santos. Se trata de una masa elaborada con huevo, licor de anís, aceite de oliva, sal y harina que se estira, corta y fríe en abundante aceite para ser, a continuación, endulzada con miel o azúcar. Simples y deliciosas.
Rubiols
Esta receta típica de Semana Santa de origen mallorquín, los rubiols, puede encontrarse en el resto de islas del archipiélago balear y durante todo el año. Consiste en una pieza fina de pasta de harina, mezclada con aceite, manteca y huevo, doblada en forma semicircular y rellena de requesón, mermelada u otros dulces.
Crespells
Seguimos en Mallorca, con estas pastas o galletas muy rústicas que se hacen con los recortes de la masa que se utiliza para hacer los rubiols. Generalmente son los niños los que se encargan de preparar estas pastas, por ser más fáciles de elaborar que los rubiols, de este modo todos participan de esta antigua tradición culinaria. He aquí la receta de los ricos crespells.
Bollos de Arcos de la Frontera
Otro bollo similar a las monas o el panquemao tradicional de esta localidad gaditana. Tienen forma de rosco pero la masa es de panadería, no demasiado dulce. Son muy aromáticos y la miga suave tiene mucho sabor. Los bollos de Arcos de la Frontera son una receta que nadie debería perderse.
Roscos o rosquillas fritas
Aunque las rosquillas son habituales en muchas zonas de España durante todo el año, es en Semana Santa cuando más se elaboran. Los roscos fritos, como ocurre con muchas otras recetas andaluzas, tienen su origen en la gastronomía árabe, de la que tanta reminiscencias hay en nuestras cocinas, y de ellos hay muchas variaciones, pues cada familia tiene su propia forma de prepararlos. Esta receta se conserva perfectamente durante algunos días, pues aunque los roscos se endurezcan ligeramente están igual de deliciosos. En DAP tenemos varias recetas, parecidas, pero no iguales:
Roscos o rosquetes de Cádiz
Seguimos en Andalucía con estos roscos o rosquetes, también llamados roscos duros, un bocado que soporta las modas y el paso del tiempo con elegancia. Se puede encontrar en muchas pastelerías del sur de nuestro país en estos días, pero son muy fáciles de preparar en casa, y se pueden aromatizar con ajonjolí, matalahúva o ambos.
Alpisteras de Sanlúcar
También de la provincia de Cádiz es este dulce muy típico de la localidad de Sanlúcar de Barrameda, donde también tienen su propia versión de las torrijas, remojadas en manzanilla. Se trata de un postre muy sencillo, que llama la atención por no llevar azúcar ni ningún endulzante en la masa; el toque dulce se añade con un baño de almíbar aplicado una vez horneadas.
He aquí la receta completa de las humildes alpisteras de San Lúcar.
Aceitadas zamoranas
Zamora, como buena localidad de Castilla y León, es tierra de matanza, de cerdo y de carnes. Pero en Cuaresma y Semana Santa el ayuno obliga a prescindir de productos cárnicos, así que se deja la manteca de lado para utilizar el aceite en algunas elaboraciones también típicas. Así han quedado las ricas aceitadas zamoranas, una pasta muy sencilla de elaborar que recuerdan un poco a algunos dulces de herencia árabe del sur y litoral mediterráneo.
Flores fritas
Otra “fruta de sartén”, en este caso tradicionales sobre todo de Galicia y Extremadura (lo que nos hace pensar que en tiempos se tomaban en toda España). Hay que reconocer que esta receta no es de las fáciles, sobre todo si queremos que la forma salga perfecta. Pero con el molde adecuado y esta receta te saldrán seguro.
Leche Frita
Esta prima de la torrija es también muy popular en las mesas de Cuaresma. La receta de la leche frita es relativamente sencilla, aunque es laboriosa de modo similar a la preparación de unas croquetas ya que hay que hacer una masa, enfriarla y después rebozar sus porciones.
Borrachuelos malagueños
El dulce más típico de Málaga en Semana Santa se caracteriza por tener una masa muy similar a la del pestiño, pero mojada en vino, de ahí su nombre. Los borrachuelos malagueños clásicos están rellenos de cabello de ángel, pero a nosotros nos encantan los borrachuelos de batata y aprovechamos que todavía encontramos este tubérculo en el mercado para hacerlos.
Huesillos Extremeños
Como su nombre indica, los huesillos extremeños son un dulce típico de Extremadura, donde se preparan desde Todos los Santos, pasando por Carnaval hasta Semana Santa. Recuerdan a las rosquillas por el tipo de masa con que se elaboran, así como por el proceso. Son un tipo de dulce frito muy tradicional en el que se usan ingredientes humildes, pero cuyo resultado es tremendamente adictivo. Para repetirlos por Todos los Santos.
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