De todas las formas de seducir a una pareja, ninguna como la que descubrimos bajo una isla de Japón. Un extraño círculo fue la pista

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Si
acudimos
al
diccionario
para
ser
exactos
con
el
término,
al
verbo
“cortejar”
le
acompaña
la
siguiente
definición:
intentar
conseguir
el
amor
o
los
favores
de
alguien
halagándolo
y
buscando
su
compañía.
Por
eso,
el
hallazgo
que
tuvo
lugar
hace
varias
décadas
fue
tan
sorprendente.
Normalmente,
cuando
hablamos
de
cortejar

pensamos
en
clave
humana
.
Sin
embargo,
en
el
reino
animal
superan
todo
lo
visto
en
nuestra
especie
cuando
se
trata
de

reclamar
la
atención
del
otro
.


El
enigma
de
los
círculos.

En
el
año
1995,
un
grupo
de
buzos
que
se
encontraban
explorando
las
aguas
cercanas
a
la
isla
de
Amami
Ōshima,
Japón,

descubrieron
unas
extrañas
formaciones
circulares

en
el
lecho
marino.
Fue
sorprendente,
ya
que
aquellas
estructuras
eran
simétricas,
con
picos
y
valles
radiales,
y
con
una
perfección
geométrica
tan
destacada
que
despertó
todo
tipo
de
especulaciones
sobre
su
origen:
¿estaban
ante
una
creación
humana,
o
se
debía
a
algún
tipo
de
fenómeno
natural
desconocido,
o
quizás
de
algún
organismo
insólito?

Pasaron
los
años,
y
no
fue
hasta
2011
que

un
equipo
de
científicos
logró
resolver
el
misterio
.
No
solo
eso.
Lograron
“pillar”
al
sospechoso
repitiendo
la
fastuosa
escena.
Para
sorpresa
de
los
investigadores,
el
protagonista
se
trataba
de

un
diminuto
Torquigener
albomaculosus
,
una
pequeña
especie
de
pez
globo
que,
con
un
tamaño
de
apenas
12
centímetros,
parecía
ser
capaz
de
esculpir
estructuras
16
veces
más
grandes
que
su
propio
cuerpo
con
un
propósito
muy
específico:
seducir
a
una
pareja
para
la
reproducción.

D


El
arte
del
cortejo
bajo
el
mar.

El
año
del
hallazgo,
los
científicos
registraron
el
proceso
de
creación
de
estos
círculos
en
el
fondo
marino,
observando

hasta
10
eventos
reproductivos
en
dos
zonas
de
estudio
.
Cada
estructura
tardaba
entre
siete
y
nueve
días
en
completarse
y
requería
de
una
precisión
extrema.
El
pez
globo
macho
utilizaba
sus
aletas
pectorales,
anales
y
caudales
para
excavar
y
modelar
la
arena
en
un
patrón
radial
perfecto,
alternando
entre
movimientos
rápidos
y
pausas
estratégicas

para
dar
textura
a
las
formaciones
.

Además,
decoraba
los
picos
de
su
obra
con
elementos
decorativos
como
conchas
y
fragmentos
de
coral,
mientras
que
el
centro
del
círculo
quedaba
completamente
despejado
como
vemos
en
las
imágenes.
Solo
cuando
estos
detalles
finales
estaban
listos,

las
hembras
comenzaban
a
acercarse
para
evaluar
el
diseño
del
“artista”
.


El
ritual
de
apareamiento.

En
este
punto,
cuando
una
hembra
se
interesaba
en
la
estructura,

el
macho
agitaba
la
arena
fina
del
centro
para
atraer
su
atención
.
Si
ella
se
decidía
a
entrar
en
el
círculo,
el
macho
se
retiraba
momentáneamente
antes
de
nadar
rápidamente
hacia
ella
en
un
baile
repetitivo
de
cortejo.

Si
la
hembra
quedaba
impresionada,
ponía
sus
huevos
en
el
centro
del
círculo
,
convirtiéndolo
en
un
nido
temporal.

Si
aquello
ya
era
fascinante,
poco
después
se
reveló
que
las
impresionantes
estructuras
nunca
se
reutilizaban,
eran
de
un
solo
uso.
Después
de
la
reproducción,
los
machos
abandonan
su
creación
y
comienzan
una
nueva
desde
cero,
ya
que
el
proceso
de
esculpir
el
círculo
consume
la
mayor
parte
de
la
arena
más
fina
y
adecuada
para
la
reproducción.
Este
apoteósico
ritual
de
construcción
de
nido,
documentado
años
después

en
la
serie
Big
Pacific
de
BBC
Earth/PBS
y
narrado
por
Sir
David
Attenborough
,
ha
maravillado
a
biólogos
y
espectadores
desde
entonces.


Arte
efímero.

Qué
duda
cabe,
el
complejo
trabajo
del
pez
globo
es

una
de
las
exhibiciones
más
fascinantes
del
reino
animal
,
comparable
a
las
elaboradas
danzas
de
apareamiento
de
las
aves
o
a
las
construcciones
de
algunos
mamíferos.
Sin
embargo,
lo
que
hace
que
estas
estructuras
sean
únicas
es
que
se
trata
de
verdaderas
obras
de
arte
submarinas,
cuidadosamente
diseñadas
y
moldeadas
con
precisión
geométrica.
Además,
su
descubrimiento
también
ofreció
una
nueva
perspectiva
sobre
la
evolución
del
cortejo
en
los
vertebrados.

Aunque
los
humanos
solemos
pensar
en
el
arte
y
la
arquitectura
como
capacidades
exclusivamente
nuestras,
estos
círculos
marinos
demostraron
que
la
naturaleza
también
es
capaz
de
crear
estructuras
extraordinarias
con
propósitos
tan
antiguos
como
la
vida
misma:
el
amor,
la
atracción
o
la
perpetuación
de
la
especie,
todo
eso,
y
seguro
que
algo
más,
en
la
extraordinaria
obra
de
una
diminuta
criatura.

Imagen
|
H
Kawase
et
al
(2017)

Fishes
,

CC
BY
4.0

En
Xataka
|

Lo
que
la
ciencia
nos
dice
sobre
cuando
una
relación
romántica
será
un
éxito
o
un
completo
fracaso

En
Xataka
|

Hace
60
años
que
perdimos
la
pista
a
uno
de
los
pocos
mamíferos
que
ponen
huevos.
Ahora
lo
hemos
redescubierto