El estreno de ‘Maligno‘ (Malignant, 2021) supone el largometraje número 11 de la carrera de James Wan, siendo considerado ya un renovador por dos veces del cine de terror, y un buen director de género y acción por sus incursiones fuera del mundo de torturas, fantasmas y demonios por el que es célebre. Repasamos su carrera, película a película, con un top desde sus primeros trabajos a su última incursión en el horror psicológico.
Stygian (2000)
Dirigida junto a Shannon Young, el debut de James Wan en el cine es, hoy por hoy, inencontrable, y no ha sido posible verla para hacer esta lista, por ello, debería ir en un orden aparte. Lo único que se sabe es su sinopsis, sobre una joven pareja se encuentran atrapados en otro mundo conocido como Exile y el chico debe encontrar a su novia en esta realidad, una trama que recuerda un poco a las aventuras en «el otro lado» de ‘Insidious’
Aquaman (2018)
La peor película de James Wan y, probablemente, una de las peores de todo el universo DC. Una constante hipérbole asonante de CGI hortera y ruidosa. Ni los diseños acuáticos, ni las referencias cinéfagas, ni el petardeo bobalicón justifica su acumulación de momentos vergonzosos de humor forzado durante sus larguísimas dos horas. Un botillo de referencias huecas, apelmazadas con la misma esquizofrenia que sus cambios de tono en cada escena, a veces quiere ser Shakespeare, a veces la sirenita, a veces Power Rangers. El desencanto.
Fast & Furious 7 (A todo gas 7, 2015)
Su primera excusión fuera del terror fue una demostración de músculo técnico y exhibición para el dominio de la acción. Apreciada por los fans de la saga, en realidad mantiene todos los defectos de esta, su chabacanería tuning y un extra de cursilería familiar que había acechado en alguno de sus trabajos previos. Un trabajo de encargo competente, que guarda algún guiño a cine de serie B de los 80, como ese salto entre edificios sacado de ‘Luna negra’ (Black Moon Rising, 1986), escrita por John Carpenter, pero que no tiene trazas de la personalidad de su mejor cine.
Maligno (Malignant, 2021)
Tras afirmar que abandonaba el terror para hacer otras cosas, Wan se tomó un respiro entre blockbusters para volver a sus raíces. Una historia de terror psicológico inspirada en el giallo, las películas de Brian De Palma. y la nueva carne de Cronenberg. Otro batiburrillo de todo lo que le gusta que deja ver su mejor versión en ocasiones, pero que muestra a un autor que ha pasado por el abismo de los blockbusters sin que parezca volver a ser el mismo. Diverte cuanto más insentata se muestra, pero resulta más ‘Gothika’ (2003) que ‘Phenomena’ (1985).
Insidious 2 (2013)
De entre todo su trabajo de terror, esta secuela directa al film de 2010 resulta el más prescindible. Le pesa mucho su textura digital (tras haber vivido ese año ‘Expediente Warren’) y unos fantasmas con más pinta de fiesta de disfraces, pese a lo interesante de su condición de anexo de la anterior, acaba de forma bastante genérica y permanece como la peor de las cuatro entregas. Eso sí, es la primera vez que Patrick Wilson se hacía un Jack Torrance, que repetiría en ‘En la hierba alta‘ y ‘Expediente Warren 3‘.
Sentencia de muerte (Death Sentence, 2007)
Una incursión en el cine de vigilantes salvaje y oscura, un James Wan más cercano al caldo de cultivo torture porn de donde salió y que infectó de ultraviolecia el cine de género. Más cercana a esos espectáculos de sangre de videoclub que solo se encontraban en las películas de Jim Van Bebber que de Charles Bronson, Kevin Bacon borda a un padre intoxicado por el sentimiento de venganza que entra en una espiral negrísima. Un grindhouse rodado con maestría que solo se sale del tiesto con algunos de esos detalles cursis que de vez en cuando asoman en la filmografía Wan.
Saw (2004)
La película con la que rompió en el panorama comercial, una exploitation de bajo coste de ‘Seven‘ (1995) a la que trató de introducir algunos de sus sellos de autor, como la influencia del giallo y los muñecos inquietantes de porcelana. La rabia con la que las trampas de su villano Jigsaw se mostraban en pantalla continuaba las ideas de tortura gráfica vistas en ‘Miedo punto com’ (2002), pero la de Wan se considera el gran icono del torture porn de los años 2000, especialmente por la repetitiva saga que originó.
‘Expediente Warren’ (The Conjuring, 2013)
La película inaugural del universo Warren, o conjuringverse, consagró a Wan como uno de los grandes maestros del cine de terror modernos con un dominio de la puesta en escena y el tempo de los sustos que creó tendencia y contenía un mal palpable y respirable en la que debe ser una de las mejores películas basadas en hechos reales de todos los tiempos, básicamente porque consigue convertir una de las estafas del matrimonio Warren real en una aventura de cómic de terror de los 70 con influencias desde el terror japonés a ‘Los otros’.
‘Insidious’ (2010)
Con el paso de los años, tapada por la sombra del aparato de promoción y las sucesivas secuencias del multiverso de terror de los Warren, pero sin dejar de ser la película que realmente dio la sorpresa y reestructuró los hallazgos de ‘Paranormal activity‘ para el cine comercial. Con un ridículo presupuesto de 1,5 millones de dólares, Wan cambió el panorama del género, siendo esta realmente su película más influyente. Una especie de remake de ‘Poltergeist’ que daba lo que todos queríamos ver en aquella, el otro lado, la dimensión infernal en donde los demonios llevan a los niños. Terrorífica y sin barreras a la imaginación, creó una saga irregular pero mucho más interesante de lo que parece.
‘Expediente Warren 2: el caso Enfield’ (The Conjuring: The Enfield Case, 2016)
Recibida con cierta decepción entre los fans de la primera, esta secuela amplifica, mejora, perfecciona y corrige los hallazgos y defectos de la anterior con una ingeniería del terror de casa encantada nunca vista en pantalla. Wan hace del terror sobrenatural un espectáculo bello y lleno de recursos, reinventando los tropos, creando un espacio de juego geográfico que explora visualmente a través de una dirección virtuosa e inspirada, llena de sorpresas y códigos del terror que van del expresionismo al gótico. Magistral.
Silencio desde el mal (Dead Silence, 2007)
Fuera del prestigio de sus ‘Expedientes Warren’, la mejor película de James Wan es ‘Silencio desde el mal’ la película de paso entre su etapa de terror de la era torture porn y su bis sobrenatural más cuidada y comercial. Sin llegar a la filigrana técnica de sus Expediente, esto es, un relato deliciosamente estilizado, puro gótico sobrecargado y lleno de libertad creativa, no solo con un gran trabajo de atmósfera y belleza deudora de Mario Bava en cada plano, sino también sin límites en su recreación de las muertes, llena de gore, fantasmas, muñecos creepy y oscuridad, todo lo que en su versión de blockbuster debe contener. Es la versión Wan desatado, el mejor Wan.