La figura del héroe de acción gozó de una gran popularidad en Hollywood durante la primera mitad de los años 90. Actores como Bruce Willis, Sylvester Stallone o Arnold Schwarzenegger estaban en la cima de su carrera y hubo muchos otros que intentaron rivalizar con ellos. Hoy os vamos a hablar del caso de Steven Seagal, quien parecía que iba a convertirse en una gran estrella tras el éxito de ‘Alerta máxima’ y luego su carrera no dejó de ir a menos hasta quedar condenado a ser la estrella de infinidad de títulos que nunca se vieron en una pantalla de cine.
Seagal debutó como actor siendo ya maduro, pues estaba a punto de cumplir 36 años cuando se estrenó ‘Por encima de la ley’, una producción modesta que triunfó en taquilla. A ella le siguieron ‘Difícil de matar’, ‘Señalado por la muerte’ y ‘Buscando justicia’, todas ellas éxitos económicos. Eso llevó a Warner a firmar un contrato en exclusiva con el actor, por quien apostaría a lo grande con ‘Alerta máxima’, una variante de ‘Jungla de Cristal’ que costó 35 millones de dólares y recaudó más de 156. Había nacido una estrella, o eso creíamos al menos.
Difícil de tratar
Lo cierto es que para entonces la reputación de Seagal no era precisamente buena. Como sus películas daban dinero, era algo a lo que el estudio no prestaba especial atención, pues ya en 1991 participó en un episodio de ‘Saturday Night Live’ que fue un desastre en todos los sentidos, desde su actitud de estrella que se cree por encima de todos en los ensayos hasta la propia ejecución del programa. Tanto es así que fue vetado del espacio de ahí en adelante, llegando a ser catalogado como el peor presentador de la historia del ‘Saturday Night Live’.
Ese mismo año también fue el protagonista de un relato que él niega que sucediera, pero el luchador profesional Gene LeBell, que estaba trabajando como doble en la película ‘Buscando justicia’, supuestamente dejó inconsciente al actor cuando Seagal afirmó que nadie sería capaz de ahogarlo. La leyenda cuenta que incluso perdió el control de su esfínter y se cagó encima. Nunca confirmado por ninguno de los implicados, aunque LeBell sí dejó caer que era cierto, lo que es seguro es que no se hizo público en su momento, por lo que la imagen de Seagal de cara al público no se vio dañada.
Los acuerdos extrajudiciales también le salvaron de varios escándalos ese año, pues fue acusado de acoso sexual por parte de varias trabajadoras de Warner, una actitud recurrente que le valdría varias demandas más a lo largo de su carrera, incluso cuando ya había sido olvidado por cualquiera que no fuese un fan acérrimo suyo.
Lo que sí sabía Warner por aquel entonces es que el actor era un tanto exigente, porque inicialmente había rechazado participar en ‘Alerta Máxima’ y hubo que hacer varios cambios en el guion. Una petición hasta cierto punto razonable, pero que a su manera servía de aviso para el egocentrismo que hundiría su carrera. El primer paso para ello fue no estrenar cinta alguna en 1993 y apostarlo todo a la carta de ‘En tierra peligrosa’, un proyecto muy querido por él que supondría además su primera y única experiencia como director.
Más dura será la caída
Por aquel entonces, Seagal estaba empeñado en debutar tras las cámaras, pero otro proyecto que tenía en marcha se canceló en el último momento y decidió aceptar la oferta de Warner para hacer ‘En tierra peligrosa’ a cambio de que luego se pusiera manos a la obra con ‘Alerta máxima 2’. Parecía el plan perfecto para tener contento al actor, pero pronto llegaron los problemas, ya que ‘En tierra peligrosa’ contaba con un fuerte mensaje de defensa del medio ambiente, algo muy en consonancia con los ideales de Seagal, que provocaron un fuerte rechazo en los pases de prueba.
Seagal aceptó hacer algunos ajustes en el final de la película, pero ‘En tierra peligrosa’ acabó siendo el primer fracaso de su carrera, poniendo así en duda su recién adquirida condición de estrella de acción. Además, el lanzamiento de la película vino acompañada poco después por otra demanda de acoso sexual -entre otras acusaciones- que supuestamente tuvo lugar durante el rodaje de la película. Sin embargo, las acusaciones fueron finalmente desestimadas.
Una actitud recurrente por parte de Seagal, pues durante la preproducción de ‘Alerta máxima 2’ también se sobrepasó con Jenny McCarthy al exigir que se desnudara durante una prueba y cuando ella se marchó indignada, el actor la siguió para exigirle que nunca contase nada de lo sucedido. McCarthy lo hizo público en 1998, afirmando que sabía que Seagal no la demandaría porque sabía que era cierto y calificándole como “un jodido gilipollas”.
Pero no nos adelantemos tanto, ya que traspieses también hubo en las carreras de Willis, Stallone o Schwarzenegger. Nada que no se pudiera resolver si ‘Alerta máxima 2’ arrasaba en taquilla. Además, Warner lo puso todo de su parte, elevando el presupuesto hasta los 60 millones de dólares. Una apuesta arriesgada solo en parte, ya que únicamente tenía que recaudar lo mismo que la primera entrega para dar beneficios.
[embedded content]
Tomemos como referencia el caso de ‘Jungla de Cristal’, claro referente de la franquicia ‘Alerta máxima’. La primera aventura de John McClane costó 30 millones de dólares y recaudó 141, cifras similares a las de ‘Alerta máxima’. Para ‘La jungla 2: Alerta roja’ el coste se disparó hasta los 70 millones, pero los ingresos subieron hasta los 240. Seguro que en Warner confiaban en algo así con ‘Alerta máxima 2’, pero la realidad fue bien distinta.
Dejando a un lado su interés como cinta de entretenimiento, la cuestión es que ‘Alerta Máxima 2’ solamente recaudó 105 millones de dólares. Un fracaso en taquilla que dejaba en una posición muy frágil a Seagal dentro de Hollywood, sobre todo después de su imposición de reescribir la mayoría de las escenas en las que aparecía su personaje. No era fácil trabajar con él, pero es que además ya no ofrecía nada a cambio que lo compensase.
Hundido y sin remedio
[embedded content]
En Warner ya debieron olerse la tostada, por lo que para su próxima película jugaron con la presencia de Seagal de una forma totalmente inesperada por aquel entonces: su personaje moría al de pocos minutos de metraje de ‘Decisión critica’ y el verdadero protagonismo recaía entonces en Kurt Russell. Nunca quedó del todo claro que ese fuera el papel inicialmente previsto para él -o que incluso su muerte fuera así, pues se ha llegado a decir que se negó a rodar la que estaba en el guion por si no le gustaba a sus fans-, pero John Leguizamo sí ha dejado claro que su comportamiento en el set no fue precisamente ejemplar.
Por lo visto, Seagal se presentó el primer día de ensayos señalando que “todo lo que digo es ley” y chuleándose pese a contar con un personaje secundario. Leguizamo se rió de su comentario, por lo que Seagal se abalanzó sobre él, le golpeó con su codo y casi le dejó sin respiración. Apenas habían pasado tres años desde el éxito de ‘Alerta máxima’ y ya había quedado reducido a ser un actor problemático que encima ha encadenado varios fracasos en taquilla.
Como era de esperar, Warner dejó que su contrato con el actor llegase a su fin con dos títulos de presupuesto más contenido que tampoco fueron bien económicamente como ‘Glimmer Man’ o ‘En tierra peligrosa 2’. Su respuesta para intentar recuperar la gloria fue participar en ‘El último patriota’, una cinta en la que las escenas de acción perdían peso, recuperaba ese mensaje de conciencia ecológica y además aparecía en pantalla por primera y última vez junto a su hija en la vida real Ayako Fujitani.
El resultado fue que ni siquiera llegó a estrenarse en cines en Estados Unidos, poniendo así fin de forma clara a cualquier posibilidad de Seagal reinando Hollywood. De hecho, apenas ninguna de sus películas posteriores se llegaron a ver en salas, algo que ni siquiera logró impedir ‘Heridas abiertas’. Estrenada en 2001, sí puede decirse que fue un éxito en taquilla -costó 33 millones y recaudó casi 80-, pero su imagen en Hollywood ya estaba por los suelos y ninguno de sus posteriores intentos de resucitar artísticamente han triunfado.
Así es como Seagal pasó en apenas unos años de ser la próxima gran estrella de Hollywood a un apestado que sigue trabajando rodando subproductos de acción directos a vídeo o el mercado digital. No es el único que ha sufrido un destino parecido -Bruce Willis también estrena cada castaña últimamente que ya puede dar gracias a Shyamalan por recuperarlo para ‘Glass’-, pero sí el que lo ha hecho en menos tiempo y sin apenas poder llegar a saborear las mieles del éxito por culpa de su propia actitud.