Salvo que seas vegetariano o vegano, casi seguro que tú también recurres a la pechugas de pollo como fondo de nevera para cualquier comida y cena. La parte con menos calorías y grasa del ave también suele ser sosa, pero desde que probé esta receta no me complico la vida si quiero disfrutar de un plato rico de verdad, y que además se prepara en menos de media hora.
Las pechugas de pollo a la plancha con vinagreta de mostaza tienen solo tres claves fundamentales: emplear pechugas enteras o filetes muy -muy- gruesos, calidad de los ingredientes de la vinagreta, y el cocinado a la plancha presionando bien la carne, en sartén o plancha de hierro. El material antiadherente aquí no nos va a ayudar a lograr bien sabor y textura, lo lamento.
La salsa en sí misma es sencillísima y apenas lleva un puñado de ingredientes, varios de los cuales son básicos de cocina -aceite, pimienta, sal, ajo- a los que añadimos mostaza, vinagre y zumo de lima o limón. Las pechugas quedan estupendas si las aplastamos bien antes con un mazo de carne o rodillo de cocina -siempre protegiendo la pieza-, y las doramos a conciencia presionándolas con la espátula en la sartén.
Doradas y crujientes por fuera, tiernas por dentro, con la melosa y sabrosona salsa de mostaza, estas pechugas las podemos tomar con cualquier guarnición que nos apetezca, preferiblemente verduras, ensalada de tomate o unas patatas cocidas en el microondas. En menos de treinta minutos se puede tener la cena lista para devorar en la mesa.
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