Cuáles son las partes más saludables del pollo: cuándo elegir pechuga, muslos o contramuslos, en función de la receta

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El
pollo
se
ha
convertido
en
una
de
las
proteínas
más
populares
en
las
sociedades
desarrolladas.
Su
precio,
facilidad
de
cocción
y
disponibilidad
lo
han
convertido
en
una
opción
habitual
en
millones
de
hogares.
A
diferencia
de
otras
carnes,

no
suele
presentar
restricciones
dietéticas

por
motivos
religiosos
o
culturales,
lo
que
ha
contribuido
a
un
boom
global
que
hace
que
encontremos

recetas
de
pollo

en
todo
el
mundo.

Se
trata
de
una
carne
blanca,
rica
en
proteínas
y
con
un
contenido
de
grasa
generalmente
inferior
al
de
la
carne
de
vacuno
o
cerdo,
los
otros
dos
grandes
pilares
del
consumo
cárnico
mundial.
Sin
embargo,
no
todas
las
partes
del
pollo
tienen
la

misma
composición
nutricional
,
ni
todas
las
formas
de
prepararlo
son
igual
de
saludables.

Cómo
hacer
pechugas
de
pollo
al
horno
jugosas

Uno
de
los
aspectos
clave
a
la
hora
de
evaluar
el

valor
nutricional
del
pollo
es
la
receta
en
.
De
poco
sirve
optar
por
los
cortes
más
magros
si
después
se
cocinan
con
exceso
de
grasa
o
se
rebozan
en
grandes
cantidades
de
harina
y
sal,
como
sucede
en
muchas
versiones
del
pollo
frito.

La

forma
de
preparación
influye
de
manera
directa

en
lo
saludable
que
puede
llegar
a
ser
una
receta.
Pero
antes
de
hablar
de
métodos
de
cocción,
es
importante
conocer
las
diferencias
nutricionales
entre
los
distintos
cortes
del
pollo.

La
pechuga
es
la
parte
más
magra
del
animal.
Es
rica
en
proteínas
(23
gramos
por
cada
100
gramos
de
producto)
y
tiene
un

contenido
graso
muy
bajo
,
si
nos
guiamos
por
el

catálogo
BEDCA
,
con
apenas
1,2
gramos
de
grasa
por
cada
100
gramos
de
producto.

Lo
que
la
convierte
en
la
opción
más
recomendada
para
quienes
buscan
reducir
su
consumo
de
grasa
o

aumentar
la
ingesta
de
proteínas

sin
sumar
demasiadas
calorías.

Dentro
de
la
pechuga,
el
solomillo
de
pollo,
una
pequeña
porción
que
se
encuentra

adherida
a
la
parte
interior
,
comparte
estas
mismas
características
y
es
especialmente
tierno.
Estos
cortes
son
ideales
para
dietas
enfocadas
en
el
desarrollo
muscular
o
en
la
pérdida
de
peso,
siempre
que
se
preparen
de
manera
adecuada.

En
el
otro
extremo,
se
encuentran
los
cortes
más
grasos,
como
los
muslos
(3,4
gramos
de
grasa
por
cada
100
gramos),
los
contramuslos
y
las
alas
(siendo
estas
la
parte
más
grasa,
por
la
menor
proporción
de
carne
magra
respecto
a
la
piel).

No
obstante,
todas

contienen
más
grasa
que
la
pechuga,

pero
eso
no
las
hace
menos
nutritivas,
aunque

hemos
de
tener
claro
que
si
queremos
reducir
el
consumo
de
grasas,
son
piezas
a
evitar;
 especial
las
alas.

Además,
los
muslos
y
contramuslos
suelen
ser
más
ricos
en
ciertos
micronutrientes
como
el
hierro
y
el
zinc,
esenciales
para
la
salud.
Sin
embargo,
es
importante
tener
en
cuenta
que

la
piel
del
pollo
es
la
parte
que
más
grasa
concentra,

por
lo
que
retirarla
antes
de
cocinarlo
puede
reducir
significativamente
la
cantidad
de
calorías
y
grasas
consumidas.
Teniendo
claro
siempre
que,

cuanta
más
grasa
tenga
una
pieza
o
corte,
más
calórica
va
a
ser,

las
cuentas
serán
más
sencillas.

Más
allá
de
la
elección
del
corte,
la

forma
de
preparación

es
lo
que
realmente
determina
si
un
plato
de
pollo
es
saludable
o
no.
Cocinarlo
a
la
plancha,
al
horno
o
al
vapor
son
opciones
que
permiten
mantener
su
perfil
nutricional
sin
añadir
calorías
innecesarias.

Por
el
contrario,
técnicas
como
el

empanado,
la
fritura

o
la
cocción
con
salsas
ricas
en
grasas
o
hidratos
de
carbono
pueden
convertir
una
comida
en
algo
mucho
menos
recomendable
desde
el
punto
de
vista
nutricional.

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