El Gobierno aseguró que movilizaría 25.000 efectivos del Ejército, diez veces el número inicialmente desplegado.
La violencia iniciada hace una semana en Sudáfrica provocó al menos 117 muertos, anunció el Gobierno, que prepara un despliegue masivo de tropas para contener el estallido social que amenaza con provocar escasez de alimentos y productos esenciales.
La situación en Johannesburgo, capital económica de Sudáfrica, se encontraba en «relativa calma», mientras que la provincia de KwaZulu-Natal, en el este del país y epicentro de la violencia, «sigue volátil», dijo el ministro en funciones de la Presidencia, Khumbudzo Ntshavheni, en conferencia de prensa, según informó la agencia de noticias AFP.
Ntshavheni indicó que el balance de fallecidos desde el inicio de las protestas se elevó a al menos 117 personas, 26 de ellas en la región que rodea a Johannesburgo y 91 en la provincia de KwaZulu-Natal, hogar del expresidente Jacob Zuma y la etnia zulu.
Además, 2.203 personas fueron detenidas en estos días.
Los primeros hechos de violencia esporádicos ocurrieron luego que Zuma comenzó a cumplir una condena de 15 meses de prisión por haber desacatado una orden de la Justicia de testificar en el marco de una investigación por corrupción mientras fue presidente, entre 2009 y 2018.
Rápidamente las manifestaciones se tornaron violentas, alimentándose también de la frustración social por la crisis económica y la pandemia del coronavirus.
Los ministros de Defensa, Seguridad y el titular de la Policía, así como los principales generales del Ejército, fueron enviados a la provincia zulú para tratar de controlar la situación, especialmente en sus grandes ciudades como Durban o la capital Pietermaritzburg.
El Gobierno aseguró que movilizaría 25.000 efectivos del Ejército, diez veces el número inicialmente desplegado.
«Todos los reservistas deben presentarse ante sus respectivas unidades con la primera luz del día de mañana, 15 de julio de 2021», indicó el jefe del Ejército, el teniente general Lawrence Mbatha, en una orden emitida anoche.
Según Ntshavheni, «por la mañana, 10.000 efectivos ya estaban en el terreno».
Pero la violencia continúa.
Negocios y almacenes en Johannesburgo y en la provincia de KwaZulu-Natal fueron saqueados y destruidos. Las cadenas de distribución y transporte se vieron golpeadas, lo que está afectando la distribución de bienes y servicios en todo el país.
2.203 personas fueron detenidas en estos días.
El organismo regulador de bienes de consumo calculó que más de 800 comercios fueron saqueados.
El presidente Cyril Ramaphosa advirtió que partes del país «podrían enfrentar pronto escasez de productos básicos por las interrupciones en las cadenas de abastecimiento de alimentos, combustibles y medicinas».
En Johannesburgo, con la situación más apaciguada, voluntarios participaban hoy en operaciones de limpieza de la ciudad.
Mientras, en paralelo, pobladores comenzaron a formar grupos de vigilantes para proteger sus barrios.
Un grupo de operadores de microbuses se armaron ayer con palos y armas de fuego y golpearon brutalmente a sospechosos de vandalismo en el poblado de Vosloorus, en el sureste de Johannesburgo.
Por otro lado, el ministro de la Policía, Bheki Cele, informó de 20 fallecidos en Phoenix, un municipio cerca de Durban, donde miembros de la comunidad india tomaron la justicia por su cuenta contra presuntos vándalos.
Bheki Cele advirtió que «las tensiones raciales han empañado estos problemas» en Phoenix, donde algunos grupos trataban de «proteger su barrio de los saqueos».