El
conflicto
comenzó
en
los
meses
de
abril
y
mayo
de
2024.
Frente
a
sus
costas,
en
el
Mar
Amarillo,
Corea
del
Sur
avistó
una
serie
de
estructuras
flotantes
en
el
espacio
que
delimita
a
la
nación
con
China.
Desde
Pekín
se
trató
de
tranquilizar
al
vecino
explicando
que
aquello
que
veían
solo
tenía
connotaciones
de
pesca,
pero
a
nadie
se
le
escapó
entonces
que
detrás
del
movimiento
podía
existir
mucho
más.
Nuevas
estructuras
han
encendido
los
ánimos
en
Corea.
Una
nueva
zona
de
disputa.
Como
decíamos,
hace
unas
semanas
China
comenzó
la
construcción
de
infraestructuras
marítimas
en
el
Mar
Amarillo,
una
zona
estratégicamente
crucial
entre
la
costa
china
y
la
península
de
Corea.
Las
nuevas
instalaciones,
una
estructura
de
acero
flotante
de
más
de
50
metros
de
alto
y
ancho,
fueron
detectadas
por
satélites
surcoreanos,
elevando
las
preocupaciones
de
que
China
esté
utilizando
la
táctica
de
consolidar
reclamos
territoriales
a
través
de
construcciones
permanentes.
Con
una
superficie
de
417.000
kilómetros
cuadrados,
el
Mar
Amarillo
es
rico
en
recursos
marinos,
petróleo
y
gas,
lo
que
lo
convierte
en
un
punto
de
interés
económico
y
geopolítico
clave
para
ambas
naciones.
Hasta
ahora,
Corea
del
Sur
ha
protestado
por
la
instalación
de
varias
estructuras
desde
2024,
alegando
que
estas
podrían
ser
parte
de
un
plan
mayor
de
China
para
ejercer
soberanía
sobre
la
zona.
De
hecho,
las
autoridades
surcoreanas
creen
que
Beijing
podría
construir
hasta
12
de
estas
estructuras,
lo
que
convertiría
el
área
en
un
punto
de
fricción
en
las
ya
tensas
relaciones
entre
ambos
países.
China
y
su
táctica
marítima.
La
estrategia
de
construir
estructuras
permanentes
para
afirmar
soberanía
no
es
nueva
en
la
política
china.
Es
más,
Pekín
ha
aplicado
tácticas
similares
en
el
Mar
de
China
Meridional,
donde
ha
transformado
arrecifes
en
bases
militares
y
ha
reclamado
jurisdicción
sobre
aguas
disputadas
con
Filipinas,
Vietnam,
Malasia
y
otros
países.
Todo
hace
indicar
que
la
estrategia
parece
extenderse
al
Mar
Amarillo,
con
implicaciones
directas
para
Corea
del
Sur
y
sus
aliados
(particularmente,
Estados
Unidos).
Qué
dice
China.
Lo
decíamos
al
comienzo.
Los
funcionarios
chinos
han
intentado
minimizar
la
controversia,
describiendo
siempre
estas
instalaciones
como
“infraestructuras
de
apoyo
a
la
pesca”,
pero
la
comunidad
de
seguridad
surcoreana
teme
que
sean
puestos
avanzados
para
una
eventual
afirmación
de
soberanía
china.
En
palabras
de
Sang
Hun
Seok,
exdiplomático
surcoreano
y
analista
de
seguridad, «estas
instalaciones
actúan
como
el
equivalente
marítimo
de
botas
en
el
suelo,
estableciendo
una
presencia
física
que
China
luego
usará
para
consolidar
sus
reclamos».

La
zona
de
medidas
provisionales.
Lo
cierto
es
que
el
Mar
Amarillo
ha
sido
un
área
de
disputa
histórica
entre
China
y
Corea
del
Sur.
En
2001,
ambos
países
establecieron
la
conocida
como
Zona
de
Medidas
Provisionales
(PMZ)
para
administrar
el
área
de
Zonas
Económicas
Exclusivas
(ZEE)
superpuestas
y
evitar
confrontaciones,
delimitando
los
derechos
pesqueros
y
prohibiendo
nuevas
construcciones
o
la
explotación
de
recursos
hasta
alcanzar
un
acuerdo
permanente.
Bajo
el
mismo,
las
dos
naciones
tienen
prohibido
construir
infraestructuras
o
explotar
recursos
más
allá
de
la
pesca
si
el
otro
no
está
de
acuerdo.
¿Qué
ocurre?
Que
Corea
del
Sur
ha
denunciado
repetidamente
durante
años
que
China
ha
ignorado
estas
restricciones,
permitiendo
que
sus
pesqueros
operen
ilegalmente
en
la
ZEE
surcoreana.
Dicha
disputa
ha
llevado
incluso
a
enfrentamientos
violentos,
con
patrullas
marítimas
surcoreanas
disparando
contra
embarcaciones
chinas
en
más
de
una
ocasión.
De
ahí
que
la
construcción
de
estructuras
permanentes
ahora
sea
vista
como
un
nuevo
nivel
de
provocación,
pues
podría
sentar
un
precedente
que
debilite
la
capacidad
de
Corea
del
Sur
para
hacer
valer
sus
derechos
marítimos.
El
elefante
en
la
habitación:
EEUU.
El
pacto
de
defensa
mutua
entre
Corea
del
Sur
y
Estados
Unidos
hace
que
esta
disputa
no
sea
solo
una
cuestión
bilateral.
Con
28.000
soldados
estadounidenses
estacionados
en
Corea
del
Sur,
cualquier
movimiento
chino
que
altere
el
equilibrio
estratégico
en
la
región
podría
atraer
la
atención
de
Washington.
Hasta
ahora,
los
estadounidenses
han
mantenido
un
enfoque
de
contención
frente
a
la
expansión
china
en
el
Indo-Pacífico,
particularmente
en
el
Mar
de
China
Meridional
y
el
Estrecho
de
Taiwán,
pero
el
Mar
Amarillo
podría
convertirse
en
una
nueva
pieza
en
el
tablero
de
juego.
Disputa
con
raíces
históricas.
Desde
la
perspectiva
china,
el
control
del
Mar
Amarillo
tiene
un
peso
estratégico
y
simbólico.
¿La
razón?
En
los
últimos
200
años,
las
grandes
batallas
que
definieron
la
historia
de
China
se
libraron
en
esta
región,
desde
las
Guerras
del
Opio
hasta
la
Guerra
Sino-japonesa.
Bajo
esta
perspectiva,
la
narrativa
oficial
de
Pekín
considera
estas
guerras
como
una
humillación
histórica
impuesta
por
potencias
extranjeras,
y
recuperar
el
control
absoluto
sobre
sus
costas
es
visto
como
parte
de
la
restauración
de
su
“derecho
histórico”.
El
argumento
chino
para
rechazar
una
división
equitativa
de
la
ZEE
con
Corea
del
Sur
se
basa
en
que
su
población
y
su
litoral
son
significativamente
más
grandes,
por
lo
que
creen
que
la
línea
divisoria
debería
favorecerles.
En
la
otra
acera,
Corea
del
Sur
y
sus
aliados
defienden
el
principio
del
“punto
medio”,
según
el
cual
la
frontera
marítima
debería
trazarse
equidistantemente
entre
ambos
países.
¿Y
esto
a
dónde
nos
lleva?
Es
la
gran
pregunta.
Por
supuesto,
hasta
ahora
la
disputa
no
ha
alcanzado
la
gravedad
del
conflicto
en
el
Mar
de
China
Meridional
o
el
Mar
de
China
Oriental,
donde
la
nación
asiática
mantiene
enfrentamientos
con
Filipinas
y
Japón
respectivamente,
pero
la
situación
podría
intensificarse
rápidamente
si
Pekín
continúa
expandiendo
su
presencia.
En
realidad
no
haría
falta
“tanto”.
Si
Corea
del
Sur,
con
el
respaldo
de
Estados
Unidos,
decide
desafiar
directamente
estas
construcciones,
podríamos
ver
un
nuevo
frente
de
tensiones
en
el
Indo-Pacífico.
Quizás
por
ello,
a
esta
hora
la
gran
incógnita
es
saber
hasta
dónde
permitirá
Corea
del
Sur
(y
su
alianza
con
Estados
Unidos)
que
la
táctica
china
avance
antes
de
tomar
medidas
más
contundentes.
Imagen
|
GRID-Arendal,
NASA