En julio de 2006, una entonces emergente red social llamada Facebook se enfrentó a un dilema que definiría su futuro: una oferta de adquisición de 1.000 millones de dólares por parte de Yahoo!, que en ese momento seguía siendo uno de los gigantes de Internet (y que buscaba en las redes sociales un modo de recuperar la corona de las manos de Google).
La compañía dirigida ya entonces por Mark Zuckerberg, de 22 años, llevaba sólo dos años en el mercado… y se hallaba en una encrucijada financiera y estratégica: pese a sus 40 millones de dólares en ingresos, aún no generaba ganancias y estaba lejos de ser la potencia tecnológica que es hoy (en su catálogo de productos no contaba con Instagram ni con WhatsApp, por ejemplo).
La juventud y la audacia de su CEO chocaron con la ‘prudencia’ del resto del consejo de administración, dividido ante la posibilidad de aceptar la oferta.
«Mark (Zuckerberg) comenzó la reunión del consejo proclamando: ‘Bueno, esto no nos llevará más de 10 minutos, sólo necesitamos una rápida reunión formal de la junta para rechazar esto'».
Quien cuenta esto es Peter Thiel, el que fuera uno de los primeros inversores de la historia de Facebook, y quien ya se había convertido en multimillonario unos años antes cofundando PayPal. Si has visto la película ‘La Red Social’, lo recordarás con el rostro de Wallace Langham —sí, hombre, el técnico de laboratorio de ‘CSI: Las Vegas’—.
Sin embargo, en contra de la previsión del CEO de la compañía, se desencadenó un intenso debate de seis horas sobre los pros y contras de la venta. Zuckerberg, con una visión más allá de la inmediata retribución económica, argumentó que no necesitaban vender en ese momento, reafirmando su deseo de continuar desarrollando la plataforma que acababa de crear.
De hecho, cuando Thiel argumentó «Mark, tienes 22 años, te llevarías 250 millones de dólares… hay muchas cosas que podrías hacer con ese dinero«, el fundador de la red social por excelencia del momento fue contundente:
«No sé qué haría con 250 millones. Es decir, supongo que crearía otra red social, pero me gusta la que tengo ya… ¿por qué iba a venderla?».
La clave para que Zuckerberg convenciera al consejo de rechazar la oferta fue la convicción en los productos innovadores que Facebook estaba a punto de lanzar, no habían sido tenidos en cuenta por Yahoo! a la hora de valorar la empresa. Según Thiel, su argumento se resumía en que Yahoo!
«carece de una idea clara del futuro. No valoran adecuadamente cosas que aún no existen y, por lo tanto, están infravalorando el negocio«.
Así que el equipo que rodeaba a Zuckerberg confiaba en que, aun si se arrepentían en el futuro de no haber vendido, dicha oferta no era la última que recibirían, por lo que podían permitirse el lujo esperar a una mejor oportunidad.
No estaba del todo convencido
Thiel reconoce que salió de la reunión «un poco preocupado». Estuvo de acuerdo con Zuckerberg porque la política de su firma de inversión Founders Fund suele ser «respaldar siempre al fundador»…
…pero le afectaron mucho las críticas que en las semanas siguientes cuestionaron la decisión del consejo de administración, con gente diciendo cosas como
«¿Cómo es posible tener un CEO que no sabe que debía vender la empresa? Esto es lo que pasa cuando tienes un CEO de sólo 22 años».
Él mismo se terminó convenciendo de haber tomado la decisión correcta recurriendo a «un argumento pseudocientífico»: «que en todos los casos en que Yahoo ofreció mil millones de dólares y fue rechazado, fue para bien». Tenía en mente, por supuesto, a eBay y Google. Tumblr, en cambio, sí aceptó una compra por esa misma cantidad. Y con eso queda todo dicho.
La decisión de Zuckerberg de rechazar la oferta fue un punto de inflexión: «Lo único importante era que Mark creía en aquello en lo que estaba trabajando», afirma Thiel. Esta determinación no sólo ha marcado la historia de Facebook, sino también la del sector tecnológico global.
Vía | Inc.com
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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