Uno
de
los
ejercicios
básicos
de
dorsal
que
más
suele
verse
en
los
gimnasios
es
el
pullover
en
polea,
no
obstante
mucha
gente
lo
realiza
mal
y
los
que
lo
realizan
bien
no
acostumbran
a
tener
en
cuenta
los
matices
que
puede
tener
el
hecho
de
colocar
la
polea
a
una
altura
u
otra.
En
este
artículo
te
explicamos
qué
trabaja
el
pullover
en
polea
y
las
diferencias
que
puede
haber
entre
colocar
la
polea
más
arriba
o
más
abajo.
Cómo
cambia
el
pullover
en
función
de
la
altura
de
la
polea
El
pullover
es
un
movimiento
que
consiste
en
una
extensión
de
hombro,
es
decir,
si
tenemos
los
brazos
elevados
al
frente
(flexión
de
hombro)
el
hecho
de
volverlos
a
bajar
es
una
extensión.
La
línea
de
fuerza
que
se
ejerce
al
tratarse
de
un
ejercicio
con
esta
trayectoria
casi
pendular
de
arriba
a
abajo
provoca
que
sean
las
fibras
inferiores
del
dorsal
las
que
más
predisposición
tengan
para
reclutarse,
es
decir,
las
fibras
de
la
región
pélvica.
Esto
por
supuesto
no
quiere
decir
que
no
se
activen
el
resto
de
regiones
del
dorsal
como
son
la
región
lumbar
y
la
torácica.
La
cuestión
es
que
aún
teniendo
esto
en
cuenta
se
le
pueden
sacar
más
matices
al
pullover
en
función
de
donde
tenga
lugar
la
mayor
dificultad
o
resistencia:
justo
al
inicio
o
justo
al
final.
Este
factor
podemos
manipularlo
en
función
de
cómo
ubiquemos
la
polea
o
más
bien
en
función
de
la
altura
a
la
que
fijemos
la
misma.
-
Si
colocas
la
polea
a
una
altura
media
lo
que
va
a
suceder
es
que
la
parte
más
difícil
del
movimiento
va
a
tener
lugar
en
torno
a
los
45°-30°
de
flexión
de
hombro,
es
decir,
hacia
el
final.
Esto
mismo
es
lo
que
sucede
en
el
vídeo
de
más
arriba. -
Si
en
cambio
la
colocas
más
arriba
la
parte
más
difícil
del
movimiento
va
a
tener
lugar
en
torno
a
los
90°,
es
decir,
al
principio.
Esto
es
lo
que
se
ve
en
el
vídeo
de
más
abajo.
La
pregunta
ahora
entonces
es:
¿Qué
es
mejor?
Veámoslo
atendiendo
a
dos
criterios:
la
relación
longitud-tensión
que
explica
la
capacidad
de
producir
fuerza
de
un
músculo
en
función
de
su
longitud
relativa
y
el
brazo
de
momento
interno
que
explica
la
capacidad
de
producir
fuerza
en
función
de
la
posición
de
la
articulación
y
en
función
de
la
participación
de
otros
músculos
en
el
mismo
gesto
o
movimiento.
En
términos
de
relación
longitud-tensión
incluiría
las
dos
opciones.
No
necesariamente
en
la
misma
rutina
de
entrenamiento,
no
se
trata
de
eso,
pero
sí
tendría
en
cuenta
el
matiz
para
localizar
las
máximas
demandas
cuando
las
fibras
del
dorsal
están
más
estiradas
o
más
acortadas.
No
obstante
en
términos
de
brazo
de
momento
interno,
es
decir,
en
términos
de
cuando
el
músculo
es
capaz
de
aplicar
más
fuerza
respecto
a
la
posición
de
la
articulación
y
respecto
a
la
participación
de
otros
músculos
que
realizan
el
mismo
gesto,
en
este
caso
la
extensión
del
hombro,
me
decantaría
por
colocar
la
polea
a
una
altura
media.
De
esta
manera
hacemos
que
la
máxima
resistencia
tenga
lugar
cuando
hay
unos
30-45º
de
flexión
de
hombro
que
es
cuando
las
fibras
del
dorsal
son
capaces
de
aplicar
más
fuerza.
Esto
mismo
es
lo
que
pasa
con
los
ejercicios
de
remo,
por
ejemplo
y
sabemos
que
provocan
mayor
activación
muscular
que
los
ejercicios
de
jalón.
Esto
no
quiere
decir
en
ningún
caso
que
los
ejercicios
de
jalón
no
sean
buena
opción
para
entrenar
el
dorsal,
lo
único
que
quiere
decir
es
que
cuando
el
hombro
está
en
torno
a
unos
30º
el
dorsal
es
el
músculo
que
más
fuerza
es
capaz
de
aplicar
en
comparación
con
otros
músculos
del
hombro
que
también
participan
en
ese
mismo
movimiento.
En
Vitónica
|
Las
tres
claves
que
necesitas
para
saber
si
estás
entrenando
lo
suficiente
en
el
gimnasio
para
ganar
masa
muscular
En
Vitónica
|
Lo
que
debes
saber
a
la
hora
de
cambiar
ejercicios
de
tu
rutina
de
entrenamiento
para
ganar
masa
muscular
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