Trituramos las galletas y mezclamos bien con la mantequilla derretida. Extendemos por la base y, opcional, un poco del lateral de un molde desmoldable de 20 centímetros. Compactamos bien y enfriamos en el congelador unos minutos.
Mientras tanto preparamos todo lo necesario para las tres capas de chocolate. Para ello dividimos la nata y la leche en tres partes iguales, obteniendo 200 ml de nata y 200 ml de leche para cada capa de chocolate.
Disolvemos un sobre de cuajada en 100 ml de leche. Calentamos la nata y el resto de la leche a calentar, añadimos el chocolate negro troceado y removemos con varillas hasta integrar. Añadimos la mezcla de leche y cuajada y llevamos a ebullición un par de minutos. Removemos sin parar para que no se pegue al fondo del cacito. Es necesario que hierva para que la cuajada solidifique cuando enfríe.
Vertemos la mezcla de chocolate negro sobre la base de galleta fría y dejamos enfriar en la nevera (o en el congelador si vamos con prisas) hasta solidificar. Repetiremos esta operación con los otros dos chocolates cuando llegue el momento de montar las capas correspondientes.
Preparamos la mezcla de chocolate con leche y la vertemos sobre la capa de chocolate negro fría. Dejamos enfriar hasta solidificar. Por último preparamos la mezcla de chocolate blanco, la vertemos sobre la capa de chocolate con leche fría y dejamos enfriar en la nevera durante un mínimo de seis horas o, mejor incluso, de un día para otro.
En el momento de servir podemos decorar con un poco de cacao el polvo. virutas de chocolate, trufa, etc.
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Con qué acompañar la tarta de tres chocolates
Esta tarta de tres chocolates es sabrosa y bastante contundente, por lo que no sentimos la necesidad de acompañarla de nada en absoluto. No lo necesita. Aunque, si la servimos como postre, puede ser buen momento para servir un café o infusión de sobremesa.