Colocamos las espinacas congeladas en un recipiente hondo y amplio, apto para microondas, y descongelamos a media potencia (350W en nuestro microondas) durante diez minutos. Las espinacas habrán soltado agua, las escurrimos bien y reservamos.
Pasamos un papel absorbente por el interior del recipiente e introducimos en él la mantequilla. Fundimos en el microondas a máxima potencia (780W en nuestro microondas) durante 40-45 segundos. Añadimos la harina, removemos bien para integrar.
A continuación añadimos la leche y salpimentamos. Removemos bien con unas varillas para que la mezcla de harina y mantequilla se integren y no queden grumos. Introducimos de nuevo en el microondas y cocemos a máxima potencia durante cinco minutos, removiendo un par de veces durante el proceso.
Por último, añadimos las espinacas bien escurridas y, si lo deseamos, picadas. Removemos para integrar. Damos un último golpe de microondas al conjunto a máxima potencia durante ocho o nueve minutos.
Repartimos las espinacas en tres cuencos, espolvoreamos con queso rallado (opcional) y gratinamos hasta que la superficie esté dorada. Servimos inmediatamente.